Antes de escribir la serie True Detective (2014), Nic Pizzolatto (EE.UU., 1975) fue el autor de libros como Entre aquí y el Mar Amarillo (2006) y de la novela originalmente publicada en 2010, Galveston (Salamandra, 2014). Como True Detective, Galveston también construye sus cimientos sobre el género policial y, como True Detective, Galveston también experimenta con los márgenes de maleabilidad de lo policíaco, y con sus puntos de fusión, sublimación (y vaporización) con géneros como el romance, la aventura e incluso el gore.

Si el lenguaje es la casa del ser, todos los muebles de Galveston están hechos de madera de pino y ningún borde es suave.

Está claro que a Nic Pizzolatto le gustan los materiales narrativos nobles —los más confiables y populares— y que, más allá de la traducción, a veces las imágenes y los diálogos pagan en rusticidad ese gusto (casi todas sus frases, en realidad, se declaran amigas de un género y enemigas del estilo). “Se volvió en su taburete y me tendió la mano. Tenía cara de alma en pena y de haber estado empinando el codo, así que la estreché con mucho cuidado de no arquear la muñeca”, presenta Roy a su compañero de la mafia de Nueva Orleans antes de hacer un último trabajo juntos. Pero así, insiste Pizzolatto, es como los hombres se conocen y se tratan desde siempre en el universo noir. Más adelante, cuando conoce a Raquel, “a la que todo el mundo llamaba Rocky”, Pizzolatto muestra cómo los héroes del noir han mirado siempre a sus compañeras: “Se pellizcó el labio y contempló la noche por la ventanilla con la cara temblorosa, a punto de desmoronarse, como una hoja sacudida por un viento huracanado”.

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Roy sobrevive una traición de sus jefes y se escapa de Nueva Orleans con Rocky. Entonces aparece el primer punto de fusión: Roy padece un cáncer terminal y siente que la vida —la suya y la ajena— merece revisiones. Pero esto tampoco le hace ningún bien al estilo de Pizzolatto: “Eres uno de esos tipos de mediana edad empapados de nostalgia”, le dice a Roy una vieja novia. “Preferiría que siguieras siendo aquel tipo duro y taciturno. Prefiero recordarte así”. Si el lenguaje es la casa del ser, todos los muebles de Galveston están hechos de madera de pino y ningún borde es suave.

Galveston es la prueba de que Pizzolatto necesitaba la imagen, el sonido y los actores de primer nivel de la televisión.

En adelante, Roy y Rocky quedan abandonados a la fuerza del género policial aunque, a diferencia de True Detective, Galveston no explora los pliegues interesantes del mal sino los más previsibles del bien. Como novela en sí misma, Galveston es la prueba de que Pizzolatto necesitaba la imagen, el sonido y los actores de primer nivel de la televisión. Va a ser inevitable que Galveston (la película, ya en producción) resulte mejor y más verosímil que Galveston (el libro)/////PACO