‘The happiest times in my life were when my relationships were going well — when I was in love with someone, and someone was loving me. But in my whole life, I haven’t met the person I can sustain a relationship with yet. So I’m discontented about that. I’m angry with myself. I have regrets».

Con  agradecimiento a Javier Alcácer, lector de Chuck Klosterman


I

Hay una biografía que me gustaría escribir incluso si no me pagaran por hacerlo. Escribir una biografía no es un asunto menor si uno se lo toma en serio. El rol del biógrafo es el de retratar los brillos a veces azarosos y a veces imperceptibles de una figura estelar. Un buen biógrafo es mucho mejor que cualquier autobiografía, a menos que se trate de la autobiografía de un escritor. De un escritor, mi querido pelotudo, que no es lo mismo que un periodista que sueña con escribir ficción verdadera.

El forajido que interpreta Clint Eastwood en The Unforgiven lleva un biógrafo a su lado. Samuel Johnson tuvo a uno de los más destacados biógrafos del mundo a su lado. Evaristo Carriego tuvo como biógrafo al mismísimo Jorge Luis Borges. No es un chiste escribir la biografía de alguien. Porque hacerlo implica trasladar mediante una composición del lenguaje la vida y la obra de un hombre importante cuya importancia debe lucirse también a través de la composición misma del idioma que lo retrata. En tal caso, yo asumiría ese riesgo escribiendo la biografía de un gran artista del siglo XX: William Martin Joel.

II
Durante más de cuatro décadas Billy Joel compuso y ejecutó canciones que lo convirtieron en uno de los pocos músicos solistas estadounidenses por los que Sir Paul McCartney es capaz de cruzar el océano para acompañarlo en un solo tema en un concierto.

En términos religiosos, la situación sería equivalente a la de un Santo que pudiera llamar por teléfono a Jesucristo y que el Señor dijera a su secretaria: «Está bien, Clarice, yo voy a tomar esta llamada. Puedes subirte la falda y salir de aquí».

III
Durante más de cuatro décadas Billy Joel perdió el pelo, engordó y por obra de algún pacto mefistofélico se retiró de la música y dejó de componer. Hizo varias giras de despedida, hizo algunos temas olvidables que prefirió tocar esporádicamente en vivo, pero básicamente se retiró después de más de 40 hits. Probó con la música clásica y para ejecutar sus nuevas composiciones llamó a un pianista japonés. Billy Joel dijo que no tenía ya ni los dedos ni la agilidad para ejecutar sus propias piezas clásicas. Para un judío que nació en el Bronx y que se crió entre amigos católicos, no estaba nada mal.

De joven, Billy Joel también boxeaba. De grande, compró una compañía de navegación deportiva. En el medio, salió y se casó con supermodelos como Elle Macpherson y Christie Brinkley. También fue alcohólico y quiso suicidarse.  Dejó una carta que decía: «I drank furniture polish. It looked tastier than bleach».

En lo peor de una de sus crisis, hizo una gira con Sir Elton John. Como buen sodomita, Elton John lo denunció por presentarse en escena alcoholizado y perjudicar los conciertos. Si uno revisa las grabaciones de aquellos conciertos, es evidente que un Billy Joel alcoholizado sostiene un repertorio mucho más vivaz, entretenido y exitoso que el más sobrio y civilizado Elton John.

IV
Billy Joel es, además de un genio, un tipo venal. Aún durante el pico de su mayor fama le recriminaba al público -es decir, a un vasto estadio lleno de gente en cualquier parte del mundo- no haber comprado sus primeros discos, donde se escondían algunas perlas memorables. También se divertía corrigiendo cualquier exabrupto en público porque para demandas de abogados ya estaban sus ex mujeres. Tuvo una hija a la que le dedicó una canción: Alexa.

V
Estos son algunos episodios que valdría la pena investigar. Billy Joel fue uno de los primeros músicos norteamericanos en tocar en Rusia durante la Guerra Fría. También debe ser el único que incluyó a Juan Domingo Perón en la letra de un hit del pop del siglo XX. Billy Joel comulgaba en la iglesia católica del Bronx porque sus amigos católicos lo hacían. Billy Joel firmó un contrato millonario para narrar su propia vida en una biografía y después se echó atrás. Prefería no dañar a nadie. Ni le interesaba la tarea retrospectiva de pensarse a sí mismo.

Hace unos años se casó con alguien de la edad de su hija pero no duró. Durante la última crisis económica de los Estados Unidos le vendió su mansión en East Hampton a Jerry Seinfeld. Pero vive en otra más pequeña, lo suelen acompañar mujeres más jóvenes y le gusta pasear en motos italianas y comer. Quienes han tocado con él y lo conocen dicen que sus mejores canciones surgen de sus peores crisis. Y que esas crisis suelen ser amorosas. Detrás del silencio musical de todos estos años es posible imaginar una larga temporada de felicidad. ¿Pero para qué sirve la felicidad si no produce más música? Cuando Billy Joel era un desconocido con ganas de convertirse en músico, alguien le dijo que tenía dedos demasiado cortos y gordos para tocar el piano.///PACO