Dios fue una banda que transitó el menemismo y grabó un disco sin que nadie lo notara. También, sin que nadie lo notara, se disolvió. Formada por Tomás Notcheff (hoy en Mueran Humanos), Pedro Amodio (hoy en Muso Fantasma) y Javier Aldana (hoy en Drogadictos) es probablemente una de las claves de los ´90, una banda que narró y le puso música a una década con una lucidez que aún hoy asombra.

Hoy Mariano Báez es el director detrás del documental “Escuchar a Dios”. Báez nació en Santa Fe y vino a Buenos Aires hace un tiempo largo a estudiar Diseño de imagen y sonido. Después de un breve paso por el varieté en el under, comenzó a colaborar a través de videos y proyecciones con otras bandas: Hacia dos Veranos, Los Álamos, Tildaflipers, por nombrar algunos.

El documental, como el mismo Báez afirma, “tiene esa tradición desde el inicio que se va cerrando muy de a poco, siempre falta alguna cosita más”. Comenzó a filmarse en el 2010 y obligó a Báez a trasladarse a Berlín y Mallorca para coincidir con dos terceras partes de la banda. El director hoy se encuentra ultimando detalles de postproducción. Bajo el ruido de la pizzería Santa María en Chacarita y el tránsito del barrio, elementos que se acoplan cómodos a Dios y su poética, nos juntamos para conversar sobre el mito.

¿Qué es Dios para vos?

Dios para mí representa algo muy acabado. Una idea muy cerrada y completa. Responde a un montón de requisitos que tengo en cuenta a la hora de lo que espero de una obra o de una expresión artística. Eso pasa por esa conjunción de ellos tres. Para mí, Tomás Nochteff como artista es increíble. Los procesos y recorridos que hizo; musicalmente también. Las letras de Pedro, Javier en la batería. Era una banda que tenía corazón, mente, inteligencia, belleza. Como un todo muy completo.

¿Cuándo llegaste a Dios?

En el 2003 o en el 2002 debo haber llegado. No sé si por el caudal de internet o amigos que te van pasando discos. No sé si fue una amiga mía, creo que por ahí debo haberle pedido el disco a ella. Recuerdo que de algún modo casi que me perturbó. De escuchar algo tan claro y tan concreto sobre lo que yo estaba viviendo. Yo me había venido a vivir a Buenos Aires hacía tres años, de Santa Fe, en ese entonces vivía en Constitución. Y cuando escuché a Dios, encontré una claridad de todo lo que yo estaba viendo y lo que yo esperaba de eso. No sé si me gustaba tanto cuando lo escuché por primera vez, pero lo tenía que escuchar. Como me pegaba era muy duro. Después ya no paré de escucharlo. Y era muy lejano para mí de algún modo, no los había visto nunca en vivo.

¿Cuándo cobró forma la idea de hacer un documental?

Cuando lo conocí a Tomás. Yo venía siguiendo un poco a Dios y escuchando los discos que había sacado después Tomás, alguna cosa de Pedro que escuché por internet, y en un momento, cuando empezó el proyecto de Mueran Humanos, me acerqué. Yo estaba yendo para Europa y le dije que daba para encontrarnos y hacer cosas. A mí me gustaba mucho lo que hacían y le dije si daba para hacer algo y él se copó. Y le dije que me parecía que una banda que necesitaba un documental era Dios. Porque también está esa cosa que pasó muy desapercibida. Para mucha gente es una banda fundamental pero al mismo tiempo un montón de gente que tiene un acercamiento, escucha música, no sabe ni quién es. Para mí Dios es un patrimonio cultural increíble, como la figura de Discépolo. A ese nivel está. Hablando de eso, nunca me imaginaba haciendo un documental de Dios porque no tenía nada de relación con ellos, ni yo había estado ahí. Me sentía muy lejano al mismo tiempo de la banda. Tomás me dijo que lo haga. A él le habían gustado cosas que había hecho, vio cosas donde se sintió identificado.

Imagino un trabajo algo arqueológico.

En principio Tomás me pasó unos VHS de distintas personas que habían estado filmando. Él se las iba pidiendo y las iba guardando. Un día fui a la casa de la mamá de Tomás y los rescaté. Todo bastante hecho mierda. Después fue ir encontrando las entrevistas, rastreando gente, acercándome a uno o a otro, ir a Mallorca. También la hice de forma muy amateur, algo que estoy sintiendo al momento de hacer la post producción. Filmar unas entrevistas con una cámara, otras con otra, diferentes micrófonos, sonido de mierda, tratando de encontrar el mejor momento para encontrarte con uno. Por ahí pasaban seis meses, uno podía, el otro no. Después otro chico que había filmado cosas, Andrés Cáceres, me había pasado cosas. Pero al mismo tiempo estaba buenísimo porque yo tenía la curiosidad que por ahí no tenía con otras bandas de amigos que hice un montón de cosas. Curiosidad de saber y rastrear. Tener un VHS es tener de nuevo la sensación de la década pasada, y fue raro tener esa sensación que ya no existía.

¿Qué fue lo que más te sorprendió?

Recitales bastante buenos y shows que sonaban bien, bastante serios. Casi todo lo que encontré filmado es de la última época de ellos. Yo tenía como una idea, más mítica, de ver a la banda haciendo cualquiera.  Algo más caótico. Y no, estaban bien, sonaban súper bien los recitales. Había una seriedad. Tenía una idea de Pedro de una persona, por ahí, más agresiva, si se quiere, con solo escuchar el disco, una personalidad diferente en vivo. Resulta que era un tipo súper tranquilo, me esperaba algo más salvaje en escena. Eso me sorprendió bastante.

¿Cuál fue el criterio de selección de los entrevistados?

No hubo mucho criterio la verdad. El criterio fue tengo que entrevistar a Pedro, Tomás y Javier  sí o sí. Si Pedro no estaba se caía. Al principio le escribí a Pedro y se mostró medio reacio. Obviamente, si no estaba Pedro no iba a hacer el documental. En segundo lugar fue Gonzalo Córdoba, que era como la persona que había cristalizado esa obra de algún modo, que había tenido los huevos de grabar ese disco. Después, con Martín Carmona, me contacté porque él había filmado shows de Dios. Sabía que era muy fanático. Un día lo conocí a Nicolás Bedini y me empezó a hablar de Dios, y fui a la casa y le hice la entrevista. Por otro lado, la única nota que había leído de Dios era de Santiago Rial y lo contacté. Después estaba una nota de José Bellas que lo contacté y me respondió y estuve casi como 6 meses, entre idas y vueltas, y nunca nos vimos.

¿Cuáles fueron las principales dificultades?

Pedro en  el primer mail me contestó que él no tenía ganas de «seguir chupándole la sangre a un muerto». O algo así. Yo le expliqué las razones porque las que para mí era importantísimo y me fui a Mallorca. Después, yo estuve viviendo un año en Berlín y ahí lo entrevisté a Tomás. Y cuando me estaba por volver a Argentina, viajé a Mallorca y me entrevisté con Pedro. La dificultad grande fue no poder dedicarle el tiempo suficiente. Tener que hacerlo en los tiempos libres. También reducir la cantidad de material de entrevistas, casi veinte horas. Eran conversaciones y ahí hay mucho material. Hay cosas que están buenísimas y no las podía incluir. Podría haber sido un documental de dos horas.

¿Cuál es el recital de mayor valor que encontraste?

Es difícil. Hay tres recitales que están buenísimos. Uno es en el Podestá, creo que es la presentación del disco. Está muy bueno, bien filmado. No sé quién lo filmó, porque nadie se acuerda de nada. Hay cosas que estaban compiladas. Después hay otro que filmó Carmona que está muy bueno, en el Centro de Escritores. Suena muy bien.  Tal vez los más efusivos son esos. En el Podestá hay dos y se ve al público agitando, hay una especie de feedback.

¿Qué buscás transmitir en el documental?

Esto es como un rescate para mí. Me lo tomo así. Quiero transmitir el espíritu de la banda lo más que se pueda y de estos personajes que la componían. Algo que nota la gente que lo estuvo viendo son los contrastes entre las tres personas que conformaban Dios. Las tres personalidades. También, como consecuencia, de lo que habla el documental es de la indiferencia, del oído sordo. De cómo hay muchas cosas que quedan por fuera y lo difícil que es para esas cosas hacerse un lugar cuando son genuinas.

¿Algún testimonio te sorprendió?

Todas las entrevistas iban por algún lado y se iban hablando cosas que yo estaba esperando escuchar. Entonces, por ahí, me sorprendían algunas anécdotas personales, algunas experiencias. El testimonio de Nicolás Bedini, por ejemplo, un romántico de las cosas, de la idea de solemnidad de haber estado ahí. Hay muchas cosas de él que no quedaron en las entrevistas: por ejemplo, el hecho de ir a ver una banda, y él no escuchaba nada, o sea, solo escuchaba la voz de Pedro y todo lo demás le entraba por la barriga. Así, literal lo que me dijo. Escuchar, prestar mucha atención, y después volverse a San Miguel.

Algo que dice Carmona, cuando hablan de los lugares, de ir a ver un recital de Dios, me hablaba de que eran pocos los que iban a verlos. Y me cuenta de un punk, que le dice a él que era como uno de la vieja escuela. Y en aquella época, ellos salían a caminar la ciudad para encontrar a gente igual a ellos, como vos. Ese testimonio a mí me parecía genial. La idea de una ciudad enorme donde vos salís y la recorrés. Es una de las cosas que funcionan. Un montón de gente me decía: yo me conocí con tal de ir a los recitales de Dios, y agradezco. Me parecía muy interesante entrevistar a estas personas que fueron como el espejo de Dios.

¿Qué circulación pretendés darle?

A mí me gustaría mandarlo a festivales, hacerlo circular todo lo que se pueda. Tiene un montón de imágenes de archivo y de televisión que sé que no lo podría estrenar si no hago trámites burocráticos, Igual, tampoco creo que le den mucha cabida más allá del circuito independiente. Por eso quiero mandarlo a algún festival de afuera, porque si lo dan en algún festival de afuera quizás le den un poco de bola más acá. Pero lo quiero estrenar igual, en salas de cine, donde vaya alguien, se siente, y escuche fuerte el volumen, y lo vea desde el principio hasta el final. Más que nada me preocupa que suceda eso. Que se proyecte acá en Buenos Aires o en salas de cine. No me gustaría subirlo a internet y que la gente lo empiece a ver, que no se escuche, que lo vea por la mitad y se vaya a tomar un café. Busco darle ese valor de película.

¿Por qué le pusiste Escuchar a Dios?

Yo nunca pude escuchar Dios de fondo, me pasa con muy pocas bandas. Vos ponés y estás escuchando a Dios. Nunca los escuché como, pongo música, uno de los Stones, y lo dejás y hago cualquier cosa. No puedo estar haciendo algo, tengo que prestarle atención. Siempre que lo escucho tengo que estar escuchándolo, o cantándolo, o pensándolo. El nombre fueron varias razones. Sí, está el doble sentido. Pero también lo que comentaba antes. Un poco eso, esa cuestión de pedirle a la gente que lo escuche. Concentráte, escuchálo y fíjáte que está bueno. Darle como un sentido de decir y explicar lo que significa escuchar a Dios. Un poco eso.///PACO