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Últimas postales antes de devolverle la antorcha del kiosco al buen Hernán Iglesias Illa. Lejos del Prometeo que le robara el fuego a los dioses, la única aclaración es que estas no fueron crónicas. Sencillamente no escribo nada que pretenda obviar que la información está disponible en internet. Ni hay descripciones climáticas. Ni la información es verdadera en un gran porcentaje de los casos. Ni el tema está cerrado a los comments. Por lo tanto, no hay crónica.

Hostels. Una mezcla permanente de razas, etnias y sexos. Estas cosas no se llevan bien entre sí en el mundo en general, por lo que un único baño con tres inodoros y tres duchas empeoran las cosas. Compartir cualquier cosa con cualquier otro ser humano instala una sociedad y las sociedades se organizan alrededor de la violencia. Ante eso, las autoridades del Bowery House han tenido la idea de contratar pretty nice ladies para el front desk. Ingenioso. Aunque no compensa la velocidad con la que se construyen hedores repugnantes alrededor de las letrinas transitadas por cada uno de los miembros de las Naciones Unidas Itinerantes.

Durante dos noches consecutivas un redneck estuvo hablando sobre jugar en el casino. Casinos reales y casinos virtuales. Casinos en los Estados Unidos y casinos en Australia. Juegos de cartas. Máquinas. Caballos. Como el Bubba de Forest Gump, el redneck comenzaba la enumeración patológica de su entusiasmo para no detenerse nunca más. Color local, por supuesto. También cierta saturación. Por no mencionar el mal gusto.

Un negro joven de aproximadamente dos metros de altura y el cuerpo de un T-101 desnudo en una ducha no es algo con lo que nadie en sus cabales busque compartir su personal space. Mucho menos si la condición de ese encuentro azaroso en las duchas es intentar bañarse a las ocho de la mañana. ¿Provee una refrescante percepción sobre la rica composición etnográfica y cultural del mundo saber que latinos, anglosajones, negros y asiáticos están hermanados por una idéntica condición hedionda de sus heces, por la misma sonoridad penosa de sus ronquidos y por la misma tendencia desesperada a intentar hablar pelotudeces con sus parientes, parejas y herederos cada noche antes de dormir?

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Bars. La estética Mad Men tiene éxito entre los universitarios de mayor edad. Los jóvenes siguen prefiriendo los deli al estilo Oui Oui. Mis amables guías dijeron que los mejores tragos de NYC se servían por quince dólares en el Flo del Greenwich Village. Aunque está ubicado en plena calle, ninguna identificación señala que ahí adentro funcione un bar.

Ahí vi a dos estudiantes argentinas aburridísimas tomando tragos aburridísimos. Chicas de pelo castaño, miradas genéricas, voces chillonas, ni muy altas ni muy bajas, con cuerpos ni muy feos ni muy lindos. La definición de average person, destinada a no hacer jamás ningún movimiento fuera de cálculo. Una pena que el dinero siga premiando a sus dueños antes que a los verdaderos aristócratas del conocimiento. Estas chicas van a volver con 24 años y un MBA in laws a Buenos Aires, van a casarse con un imbécil genérico como ellas y ahí se habrá terminado todo.

Otros bares, less fancy, ofrecen la posibilidad de fumar una hukka. El problema es que dentro de una cultura donde el cuerpo funciona como epicentro elemental del individualismo, succionar el mismo tobacco del mismo plastic pipe desata comprensibles neurosis. Para esto, cada cliente es provisto de su propia boquilla. Camaradería estudiantil, compañía social y sobreactuación intelectual pero lejos de la saliva ajena.

Karaoke bar, coffee bar, wine bar, after office bar; cualquiera sea el bar, el trazo grueso de la cultura está marcado por el tipping point.

Probablemente se trate del único gesto de bondad o miseria cotidiana realmente institucionalizada. Cualquier comercio sugiere el 16%, debitable de la misma tarjeta que paga la cuenta final. Evitar la propina resulta en una condena social drástica. Otros espacios para el intercambio de mercaderías, como el Comedy Cellar, obligan a un mínimo de consumo.

(No soy un big fan del stand up y me explicaron quién era David Chapelle después de que se presentara al final de un set de comediantes negros que bromeaban sobre ser negros, un latino que bromeaba sobre ser latino y dos blancos que hacían chistes sobre las generalidades de la existencia; hasta ese entonces, David Chapelle era para mí un generic negro -y también lo es ahora, en realidad-; como fuere, tal vez sea tiempo de acabar de una vez por todas con el humor sobre las razas; hay un presidente negro, ¿no es ya suficiente con el issue de la victimización, la superación y las insalvables diferencias?).

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News & Magazines. Quienes no saben que su teléfono es perfectamente capaz de ingresar a los mismos contenidos online, leen material impreso en papel. Esto reduce las tiradas a un par de miles de ejemplares y los contenidos a cosas intelectualmente aptas para un par de decenas de neuronas. El caso del corredor sudafricano sin piernas que mató a su novia funcionó bastante por un tiempo en los subtes. Al nivel del mar, vi más ejemplares del Wall Street Journal tirados sin tocar en la puerta de algunos edificios que en las manos de los business men.

Una curiosidad. Hay un diario para gays que se reparte gratis. Es igual de irrelevante que cualquier otro, pero tratándose de un país donde recién comienza a discutirse el gay marriage, escribir para nadie en diarios de papel gratuitos parece una actividad más sofisticada que la de los homosexuales porteños, que ya abandonados a la abulia moral de las leyes que los amparan intentan explorarse mutuamente los duodenos frente a the kids at any McDonald´s. El precio de la integración es el precio de la creación de nuevos horizontes, caballeros.

Otra curiosidad. Hay una obra de arte de metal sobre una de las puertas del Rockefeller Center. Se llama News y la hizo un tal Isamo Noguchi. Google it, boy. Simboliza las tareas del periodismo y adornaba el edificio de la Associated Press. Durante el siglo XX eso implicaba presenciar un evento, fotografiarlo, escribirlo, publicarlo. Now anyone can do all that with his cell phone, dijo el guía del tour con una sonrisa. Case closed.

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Security. La ciudad es pasmosamente tranquila. Los únicos agentes de seguridad que se ven son de tránsito. Las únicas armas que se ven son las de los policías negros y latinos mientras están sentados eating donuts. Vi a un grupo de soldados con apellidos mexicanos on duty en Grand Central Station. Sólo llevaban pistolas y la gente les preguntaba si podían sacarse fotos. La carrera humillante hacia la green card. Las únicas sirenas en funcionamiento son las de los bomberos. E incluso el callejón más lúgubre a la hora más abstrusa de la madrugada it´s a pretty safe place.

El año pasado creció un 40% el robo de iPhones y otros chiches de Apple, pero nadie parece demasiado interesado en quitarle su property a nadie en la calle. No hay rastros, perfumes ni llamados to violence en ningún lado. Las local news son decepcionantes. Una mujer se robó un perro de 800 dollars de una guardería. Un alumno de secundaria en Staten Island fue suspendido por twittear algo ofensivo contra su teacher. La NYPD está por asociarse con Apple para recuperar más rápido los iPhones robados. En la puerta del hotel, un chino fue detenido por un bombero latino mientras apuñalaba con un cuchillo de carnicero a una china. Seis camionetas de local news transmitiendo live.

No son eventos estimulantes. En este momento, los cheques pueden depositarse a través de una foto enviada por mail desde el celular. Ese es el punto del confort.

Y el WTC está siendo remodelado para volver a ser un excelente negocio inmobiliario.

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Newyorkers. Hay un actor con tres movies in theaters en simultáneo. Un patovica que hace películas homoeróticas y usa el pseudónimo The Rock. El caso es que lleva por nombre verdadero Dwayne Johnson y es complicado determinar su etnia más allá de the anabolics. La piel es color mate. Los rasgos óseos son de un negro. Las facciones son de un asiático. A la distancia correcta podría pasar por blanco. Teóricamente proviene de Indonesia. El fenotipo del newyorker tiende a esa mezcla. Pero aunque los estudios de Hollywood puedan resolver en un solo cuerpo las expectativas demográficas de la east and west coast a la vez, dudo que en términos políticos el híbrido euro-afro-asiático resuelva la cuestión de la raza pero no importa.

La cuestión judía, por otro lado, combinada con las gook girls, promete sintetizar en una misma guerra del siglo XXI lo que en el siglo XX hubiera involucrado dos guerras distintas.

Todos los newyorkers son amables. Y por amables quiero decir que su valentía no debería tenerse jamás en cuenta. Para vivir en una state-of-the-urbanity-city, las cosas parecen estar llegando al punto donde habrán de enfriarse inevitablemente. Uno se retira con la impresión de que todas las ciudades avanzadas en la periferia del mundo desean parecerse a NYC. Eso deja a NYC sin nada a lo cual aspirar. La tendencia a no olvidar es que it can be broken.

Los inversionistas interesados en Paco, mientras tanto, continuarán las operaciones en Buenos Aires.

Escribo esto mientras el mismo redneck hijo de puta sigue hablando sobre las variantes del póker in America. Es tan borderline que habla y habla y habla sin parpadear. Creo que en algún momento dijo que se dedica a jugar para vivir. A juzgar por su indumentaria y por el estado gaseoso de su cerebro, la vida del professional player es una vida de mierda. ////PACO