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Por Sugar Bonetto y el Bomba Massarotto 

El rock mantiene con las demás manifestaciones populares una relación conformada por vaivenes. Por momentos su tópica lo invita a alejarse y en otros el camino es de apego y simpatía. El caso del futbol -el deporte más popular del mundo- no se postula como excepción. La manifestación del hincha puede servir como termómetro del momento que vive el rock en torno a las masas. En contra de la opinión de muchos, es saludable constatar que el rock dejó y sigue dejando su marca en las tribunas. Hoy cualquier hinchada cuenta con un arsenal de canciones basadas en melodías de rock, conviviendo con otras de diversos géneros. Sin ser demasiado exhaustivos trataremos de dar cuenta y aproximarnos a ese recorrido.

1- El comienzo

Los cánticos futboleros en nuestro país no son nuevos. Nacieron a comienzos del siglo veinte y en su mayoría provenían de las coplas murgueras rioplatenses. Sus líricas eran inocentes e infantiles: “Tenemos un arquero que es una maravilla , ataja los penales sentado en una silla” o “la gente ya no come por ver a Walter Gomez, la gente ya no fuma por ver a Ángel Labruna” en los momentos gloriosos de La Máquina de River Plate.

Pasaron muchos años hasta que las canciones de artistas populares comenzaran a sonar en los estadios de futbol. La llamada “Nueva Ola” no solo invadió la industria cultural con los bailes y melodías gancheras de Palito Ortega, Chico Novarro y Francis Smith, sino que logró irrumpir en los estadios de fútbol. Muchas de esas canciones son clásicas y siguen repicando en las tribunas. “Estoy hecho un demonio” es uno de los ejemplos más importantes de las canciones de cancha que resisten el tiempo Movete bicho movete, movete deja de joder, que esta hinchada está loca, hoy no podemos perder. Canta, con esperanza, Argentinos Juniors.

2­-Rock vs futbol

El nacimiento del rock nacional coincidió con el Club del Clan y la Nueva Ola. Sin embargo ambas expresiones caminaron por registros distintos. Los segundos se fundieron con velocidad e intención en el gusto y la preferencia masiva mientras que el rock optó más por una oposición a esa industria cultural que entendía por frívola y complaciente. En este paquete los pioneros del rock argento incluyeron, por inercia, al popular deporte y, si bien existieron canciones fácilmente adaptables al cántico futbolero -La Balsa por ejemplo-, la cultura rock nacional no encajó, no quiso o no logró en principio sortear el molinete de entrada a la cancha. Poco más que el melancólico “banderín de River Plate” utilizado por Spinetta en “Capitán Beto” puede rastrearse en el reducido mainstream rocker de entonces en relación con la “pasión de multitudes” y nada desde el lado del tablón.

Otra cosa distinta sucedió con los jingles de televisión. Ahí está “Contagiate mi alegría” que inspiró al famoso canto entonado en ocasión del Mundial de 1978

Vamos, vamos Argentina /Vamos, vamos a ganar /

Que esta hinchada bushanguera ( quilombera) /

No te deja, no te deja de alentar”

Para la misma época, La Máquina de Hacer Pájaros y Crucis se alejaban y hundían en la pomposidad de Películas y Los Delirios Del Mariscal (ambos de 1977), obras difíciles de volcar en la necesaria -para contagiar rápido, antes de la goleada en contra- simplicidad del canto popular. El Club del Clan, los jingles y hasta la canción que entonó Juan Carlos Calabró con su personaje Johnny Tolengo fueron, como dijimos, las preferencias en las tribunas. Incluso esta última sigue teniendo su lugar en las canchas. “Tocala de primera que estás en ganador, de la mano del Tigre, vamo a salir campeón. Que alegría, que alegría, ole, ole, ola, vamo Velez todavía, que estás para ganar”, gritan los fanáticos del exitoso club de Liniers.

Pero esta situación, repetimos, lejos de alarmar y preocupar al rock nacional, lo confirmaba como movimiento de ruptura y diferencia. Su distancia de la simplicidad y su pragmatismo generaron un alejamiento de los gustos masivos.

3- Los ochentas

La apertura democrática pinta una variación. Inicia con dos temas de Víctor Heredia (Todavía Cantamos y Sobreviviendo) convertidos en himnos y una nueva poética llega a los estadios con dos nuevos elementos que suman a la cultura futbolera: el alcohol y la droga. “Si no tenemos coca fumamos chala, vamos todos a la cancha con damajuanas…” se cantaba con la melodía de Sobreviviendo.

La ausencia del rock, sin embargo, fue pertinente hasta la aparición de un tema en inglés cantado originalmente por una mujer. Se trataba de “It’s a heartache» de Bonnie Tyler de 1977, reinventado hace poco en una canción amenazante al equipo que está perdiendo el partido y necesita imperioso el triunfo : “Jugadores, la concha de su madre, a ver si ponen huevos, que no juegan con nadie”.

Por otro lado, la década también sumó algunas adaptaciones. Los ignotos Men Without Hats pusieron en las radios un one hit wonder y rápidamente llegaron a los estadios.

A nivel local, el rock festivo de Virus, Soda Stereo y Los Twits no subió a las gradas domingueras. Solo merecen destacarse dos hechos. Por un lado la última formación de Los Abuelos de la Nada que si logró desembarcar en los estadios con “Cosas Mías”: Yo soy así, yo soy Bostero… Por otro y hacia el fin de la década, apareció una canción que entabló una relación entre rock y futbol pero de manera inversa. Es el caso de “Sola en la cancha” donde un cántico de la hinchada de Boca pasó a ser el estribillo de la composición de los Attaque 77. Dale bo dale bo dale, ponga huevos que acá no ha pasado nada. Una retroalimentación profecía o atisbo de lo que vendría.

4- De los noventa al siglo XXI: época de oro.

Llegó el menemismo y el futbol comenzó a instaurarse con más fuerza en la cultura rock. En los recitales no solo se entonaban algunos cánticos sino que empezaban a colmarse de banderas y bengalas. Desde el escenario las bandas propusieron estéticas que giraban en torno a buzos, camisetas y shorts de equipos de futbol y la retroalimentación que anticipó A77aque sumó otros ejemplares, por caso “Maradó” de Los Piojos y “Por la forma de pararla” de Bersuit que si bien no recoge materia del hincha, se sumerge en la temática futbolera.

Las hinchadas por fin pusieron el ojo en el rock. La mayoría de los grupos que alcanzaron fama y trascendencia en esa década tuvieron alguna canción versionada por la inventiva popular que incluso revisitó algunos discos viejos. Van como ejemplos Los Redonditos de Ricota (La Bestia pop), Los Piojos (Verano del 92, Te Diría), La Renga (El final es en donde partí), Los Caballeros de la Quema (Avanti morocha), Fito Páez (Dale alegría a mi corazón, Mariposa technicolor), Bersuit (Murguita del sur), Los Rodríguez (Para no olvidar, Mi enfermedad) o Los Fabulosos Cadillacs (Matador).

De todo este torbellino, Los Auténticos Decadentes se posicionaron como el grupo que más incluyó canciones en la cancha. La gran mayoría fusiones de cumbias, ritmos latinos, candombes. Todas melodías muy cómodas para tararear. “Entrega el marrón”, “Vení Raquel”, “Loco, tu forma de ser” y “La guitarra”, destacan entre otras.

De ahí en adelante el rock en las hinchadas pasó a competir con la cumbia y a perder algo del terreno ganado en los noventa. Quedan algunos aportes interesantes que resaltar en el siglo XXI. Es el caso de “Como Alí” de Los Piojos”

“Para siempre” de Ratones Paranoicos o “Imposible” de Callejeros, interpretado de manera magistral por la gente de Floresta.

En el presente más próximo la rítmica banda Tan Biónica sumó con su canción “Loca” otro aporte para que las hinchadas den luz verde a su inventiva. Uououououououououououooo LOCO vos no sabes nada del amor, si no sentís como siento yo; RIVER es pura pasión del corazón, puro pecho frio es todo lo que sooos, interpreta el tablón millonario con confuso y ambiguo mensaje.

5- Globalización

Existen dos casos ejemplares de hermenéutica y revisionismo popular. El primero en la siempre creativa hinchada de San Lorenzo que metió mano y oreja en la melodía de Creedence Clearwater Revival “Bad Moon Rising” y arrojó uno de los últimos aportes del rock a las hinchadas.

El segundo lo constituye Turf con “Pasos al costado”, canción que primero llegó a La Bombonera de la mano de Rafa Di Zeo y sus séquitos, después se mudó a casi todos los estadios argentinos y terminó aterrizando en la liga nipona. Es claro que los hinchas del Yokohama FC no sabían nada de Joaquín Levingston y compañía, pero la melodía que la globalización encargó de difundir encajó perfecto para alentar a su equipo de manera prolija, con disciplina y coordinación asiática.

6. ¿Final del juego?

A todo el playlist cosechado a través de su historia la actualidad de los cánticos futboleros suma algunos temas de cumbia y reggaeton que desplazan y tironean por momentos con el rock. Mientras tanto este espera la oportunidad para volver a mezclarse con los bombos y las banderas, aguarda ansioso que las melodías fáciles y los estribillos gancheros le ganen a la complejidad compositiva. Desde acá extendemos un par de sugerencias o apuestas para que el hincha coloque su oreja. En ese sentido, “Hacer un puente” de La Franela o cualquier canción de Tan Biónica marcan rumbo pero algunas melodías de Babasónicos o Airbag también podrían andar. Para cerrar queremos rescatar una canción –con un par de años encima- que escapó al ejercicio interpretativo tribunero y que podría tener rimas del tipo “Vengo cantando de Casanova, llevo los trapos y la falopa, vamo a ganar, vamo Fragata. Che Gallo puto vos te querés matar, te corremos en todos los tiros, La Matanza manda y toma vinooo…” y con el riff “huevos Aaalmirante, que hoy queeee ganar, vamo Almirante, te vengo a alentar”. Dejamos entonces la sugerencia y el video original sobre la mesa e invitamos a disentir o completar con la letra que más represente la pasión por los colores del club de sus amores.