Un poquito tarada, de Dani Umpi
Planeta / novela / 280 páginas

Misticismo, tarot, Fotolog, casinos, Las Vegas, Villa Ballester. Todo eso y más forman el universo que Dani Umpi (Tacuarembó, 1974) crea en su última novela. Publicada originalmente en 2012 en su Uruguay natal, Un poquito tarada llegó a la Argentina en febrero de este año bajo el sello Planeta. Por un lado tenemos a un líder espiritual que huye cuando sus seguidores descubren una estafa. Por otro, a una joven mujer (ni edad ni verdadero nombre son revelados) que emprende una búsqueda que la lleva por destinos tan dispares como San Pablo, Punta del Este y Bolivia. Ella al mismo tiempo que lo busca, escapa de su vida pasada.

El monologo de la protagonista parece pura verborrea. No obstante, la manera en la que se cuentan los hechos, se ordenan y tejen recuerdan un poco a una novela de detectives. Pequeñas piezas, pistas, se dejan a la vista, otras se ocultan y se muestran en el momento preciso, para sorpresa del lector desprevenido. Lo que se quiere hacer pasar por un diario íntimo sin filtro o una confesión grabada es un relato que funciona como una máquina sincronizada.

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Pero lo que más llama la atención del universo Umpi es la mezcla entre una especie de realismo mágico pop y personajes patéticos, ambiguos sexualmente y de dudosa moral. El más allá, el juego de la copa, las apariciones fantasmales conviven con un retrato realista de la vida de una adolescente del conurbano (el pez grande en un estanque demasiado chico) y las luces de neón y el glamour de cotillón de Las Vegas.

Sería simplista categorizar esta novela como queer. Efectivamente hay putos, hay tortas, amistades con límites poco claros y hay un código en común, un guiño a los habitués de las Fiestas Plop. Sin embargo, todo esto está en un segundo plano. Lo que se narra al fin y al cabo es la búsqueda de afecto, de un personaje que busca a su padre como puede, de la manera más trashera posible.

La protagonista habla en su propio idioma del siglo XXI, de Fotolog, cámaras digitales, Instagram y cuquis. Atrae el público cautivo de Dani Umpi y/o a todo aquel que comparte este lenguaje. Es inevitable la identificación. Sin embargo, es un escollo que puede perder o directamente alejar a los que no están familiarizados con la jerga mostra.
Un poquito tarada es una novela a pura fantasía. No del tipo Tolkien, sino del tipo de bijou que se puede comprar en Once, berreta en el mejor de los sentidos. Quizás le sobra un capítulo o dos de divague fantasioso, de verborrea de esta protagonista (Mica o Luzmilla, lo mismo da su nombre) o incluso, podría concluir en el episodio del Gran Cañón de Colorado, un final cinematográfico digno de esta heroína en busca de justicia. Así y todo es una novela fresca, divertida y delirante. Es puro Dani Umpi.///PACO