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Pacto de sororidad para matar

Con Golpéate el corazón (Anagrama), título que suena más a telenovela latina que a literatura, la escritora belga Amélie Nothomb parece haber afianzado una fórmula que le asegura éxito editorial al mismo tiempo que un espacio al margen de las controversias que suscitan algunas de las temáticas que elige narrar, lo cual no suele ocurrirle a otros escritores de su misma talla. Un motivo de esta ventaja radica en el formato de esta última novela, que se repite al menos en anteriores como El riquete del copete (2018), El crimen del conde Neville (2015) o Barba Azul (2012). En tono de fábula, Golpéate el corazón es sobre el destrato, la humillación o las múltiples formas que adopta la violencia en los vínculos entre mujeres, especialmente entre madres e hijas, pero también fuera del ámbito familiar, una zona que el feminismo reinante suele evitar o que apenas sintetiza según sus paradigmas.

Marie es una mujer hermosa, joven y pueblerina cuya única ambición consiste en ser el centro de atención de la mirada masculina o la envidia femenina. Al poco tiempo queda embarazada y se casa con Oliver, aunque ambas acciones parecen haber torcido sus planes originales. Cuando nace Diane, su primera hija, el vínculo oscila entre los celos y la indiferencia absoluta. A partir de ahí, la novela hace foco en los efectos del maltrato sobre la protagonista, quien desde muy pequeña se esfuerza por comprender a su madre y, a pesar de los intentos, no encuentra ningún consuelo. Luego, ya grande, Diane decide dedicarse con exclusividad al estudio de la medicina, por lo cual se aleja de su familia. En la facultad conoce a una profesora brillante, por momentos casi una madre sustituta, con la que desarrolla el único vínculo importante de amistad. Pero la relación se desmorona cuando Diane descubre que su maestra y amiga era con su hija aún más cruel de lo que había sido su madre con ella.

En ese punto, el fantasma de la tragedia personal regresa y la novela entra en un juego de espejos que desemboca en la complicidad de un asesinato. A lo largo de Golpéate el corazón, uno podría suponer que Nothomb intenta dejar en claro que las simplificaciones en las que suele caer el feminismo dominante no resuelven de forma definitiva los conflictos de Marie o de Diane, sin embargo, la economía que utiliza para describir los sentimientos, pensamientos y contradicciones de sus personajes, sumado a un abuso de exclamaciones, clichés y frases rimbombantes –paradójicamente– le restan verosimilitud y la acercan a una película de Disney.

Marie, por ejemplo, padece un narcisismo enfermizo por el que “en las fiestas le gustaba que los chicos estuvieran exclusivamente pendientes de ella”, y en esa línea pondera una vida libre de las ataduras que supone la monogamia y la maternidad: “El verano anterior, su hermana mayor se había casado con un buen chico, y ya había sido madre. Marie la había felicitado pensando: ¡Se acabó la diversión, querida!”. No obstante, al enterarse de su embarazo, no ofrece ninguna resistencia y acepta casarse sin objetar más que un llanto breve y algo de desencanto: “Pero me habría gustado que las cosas fueran distintas”. Por su parte, Diane se esmera por comprender el desamor maternal de Marie. Sin padecer la falta más allá de una producción continua de teorías, la compensa primero con el amor de su padre y sus abuelos y luego con el estudio: “Hasta entonces la vida de Diane tenía dos partes intensas: la mañana y la noche. Coincidían con los momentos en que su padre se acercaba para sacarla de la cuna, cubrirla de besos, cambiarle el pañal y darle el biberón, todo regado con palabras de amor”.

¿Qué motiva a Nothomb para elegir un formato que endulza la tragedia en novelas destinadas a un público adulto? ¿Infantilizar ciertos tabúes de nuestro tiempo es una forma eficiente de ironizar acerca del reduccionismo que los rodea o más bien se presta a la confusión que permite darle el mismo sentido? Quizás esta característica no desentone con su afán por mostrar una apariencia casi caricaturesca. Pero este estilo, descripto en más de una oportunidad como “eficaz, atrapante, conciso o de una sequedad que no permite puntos de fuga en la lectura”, se asemeja más a una estrategia didáctica presente en la hegemonía actual de las series, cuyo fin es garantizar cierto volumen de espectadores y consumo, pero que no necesariamente se traduce en buena literatura. Por eso tampoco deberían llamar la atención las interpretaciones que despertó esta novela al calor de cierto clima de moda alrededor de la discusión sobre el aborto. De nuevo, se repite la pregunta ¿es certero suponer que el aborto habría sido una solución integral para el egocentrismo patológico de Marie o es, en realidad, una solución a otro problema que ella misma no se plantea?

Si uno continúa con una interpretación netamente feminista de la obra, se podría suponer que la “sororidad” de Diane hacia su madre la ayuda a sobrellevar de la mejor manera posible su historia personal, pero ¿qué pasa cuando esa misma capacidad “sorora” de Diane la lleva a ser cómplice de un femicidio? Si el término sororidad se refiere a la hermandad entre mujeres y su capacidad para generar cosas buenas, Nothomb marcar un límite contundente sobre el final de Golpéate el corazón, por lo cual queda claro que la sororidad no salva al mundo de la maldad, ni siquiera de la maldad de las mujeres.////PACO