Libros


No se puede vivir del amor


¿Quién mató a Magallanes?
es el segundo libro de cuentos de Melanie Vincelette, la autora canadiense ganadora del premio Anne-Hébert en 2007 por Crímenes hortícolas. Con pulso seguro y conocimiento del oficio, la canadiense confecciona una enciclopedia de desamores que, de a momentos, parece escrita bajo el efecto de algún anestésico, con lo dulce y lo aletargante que tienen sus sustancias. Los once relatos que forman parte del libro (primera traducción al castellano), evidencian el desmembramiento del amor como acto humano. Personajes perseguidos por la imposibilidad de perdurar juntos. Personajes que existen por el desencuentro con ellos mismos, que sufren por la pérdida impredecible. Hombres y mujeres que creen que el amor es un estadio inmune de la humanidad.

Un hombre errante condenado a plantar jardines de orquídeas mientras su pareja escapa con un médico, una mujer que atiende un restaurant de pescado fresco mientras su jefe le acaricia el muslo por debajo de la pollera, o una peluquera fallecida, perfectamente maquillada en el ataúd más lujoso de la funeraria. Deformaciones de historias cotidianas dónde los que sufren no son los que lloran, sino los que hacen equilibrio sobre sogas invisibles en ciudades desoladas. En el ferry entre las islas Tabla y Manila, escondías algo detrás tuyo. Apretado en el hueco de tu mano. Me hubiera gustado pensar en un anillo de compromiso. Un anillo eterno de oro chino. Pero no era más que un simple mango verde sobre un trozo de bambú.

Por momentos fetichistas, los cuentos, minados de sensaciones que postulan a Melanie Vincelette como autora impresionista, se transforman en narraciones delicadas que producen ternura y hastío a la misma vez. Cuentos con una prosa detallada, minimalista, a veces divertida. La autora somete al lector a pensar en formas imaginarias que trasciendan al amor fracturado, a corazones derrotados que de manera irremediable deberán buscar consuelo en el estado absoluto de la soledad. Sé que el amor es el castigo al cual estamos condenados por no haber podido permanecer solos. Melanie Vincelette sorprende con sus visiones sobre la naturaleza y con particulares formas de superación de la realidad. Mi hermano nació en un frasco de condimento para carne. Pero en sus cuentos queda en evidencia la imposibilidad de narrar historias desapegadas a desencuentros amorosos. Los cuentos de ¿Quién mató a Magallanes? están tímidamente lejos de parecer cursis, pero una solemne y gruesa capa de histriónicos pasajes de novela rosa opacan sus impecables frases de angustia silenciosa.

Pike River, uno de los últimos cuentos, habla sobre un campo de amapolas donde las flores se multiplican por sí solas. Como si las palabras encadenadas de forma casi perfecta de Melanie Vincelette estuviesen almacenadas en un invernadero a la espera de reproducirse en otras leyendas. Según el pensamiento griego, Eros es una deidad que encarna la fuerza del amor erótico y el impulso creativo de la naturaleza, la luz responsable de la creación y el orden en el cosmos. Eros como una fuerza inquieta e insatisfecha. En los cuentos de Melanie Vincelette, en cambio, el amor actúa sin preámbulos, como límite de la felicidad////PACO