A principios de este año Canal Trece estrenó Otra noche familiar con Guido Kaczka. El programa, pensado como un sucedáneo de La tribuna de Guido, está mucho más relacionado con otro programa que condujera Guido en el 2014 : Los ocho escalones. El formato es bien conocido: se trata de un programa de concursos, que mezcla un juego de preguntas y respuestas con otro donde una serie de perros se arrojan a la aventura de superar obstáculos. Como siempre hay un premio y un castigo, si la respuesta es correcta, hay dinero, si es incorrecta, el frío del agua envolverá a la pareja del participante.

Este tipo de producto cultural despuntó hacia la década del ‘30, en lengua inglesa, por radio y televisión. Casi un siglo después, Kaczka lo hace funcionar magistralmente: las mediciones confirman que es de lo más visto en las pantallas nuestro país. Es un game show que, en algún sentido, superó la erudición fashionista del jet set: Kuarzo Entertainment (un desglose de Endemol) no convocó esta vez a Pineda. Dejó sólo a Kaczka, quien, por cierto, viene abrochando importantes puntos de rating desde febrero, cuando superó la ficción de Calu Rivero (Campanas en la noche). Otra noche familiar captura a sus televidentes, los convoca, los hace gritar respuestas y los incita a condenar la estolidez de quienes no las saben. Pero, ¿de qué manera funciona esto?

Cuando un género sedimenta sus reglas, alguien suele aburrirse y deja de tomarlo en serio. Por ejemplo, cuando las novelas de caballerías estaban en el apogeo de su popularidad, Cervantes las dinamitó a través de la sátira. Y, tal vez, lo que esté haciendo Kaczka sea, justamente, torcer las reglas del género a través de la sátira. Vimos a Iannucci hacer lo mismo, con inteligencia y elegancia, en Knowing me, Knowing you en relación al talk show; hoy vemos hacerlo a Kaczka con, bueno, un desconcertante dispositivo educativo que es, a un mismo tiempo, una doble lección: por un lado, nos dice que los programas de concursos que legitiman el saber pueden estar aburriendo a las audiencias, que quienes lo miran lo hacen para reír, para probarse, o, más interesante aún, para responder con contenido digital; por el otro, afirma con sorna que el saber como repetición —una larga tradición educativa que sigue funcionando en las aulas de nuestro país— ha llegado a su límite.

Si uno compara Una noche familiar con Los 8 escalones nota que algo de la solemnidad del saber se ha perdido, que ahora el saber es tan importante como un perro eludiendo obstáculos, que el que “sabe” viaja a Uruguay pero que el perro que corre más rápido gana 1 millón de pesos. O sea: que el saber no tiene importancia alguna. Las 5000 preguntas kaczkianas están disponibles en internet, y no son sino una puesta en escena de uno de los puntos débiles de una concepción repetitiva del saber: ¿a quién le importa una pregunta que puede responderse directamente con internet? Evidentemente, hay un largo trecho desde Pulsaciones hasta Kaczka: en el primero, ignorar aceleraba el ritmo cardíaco, comprometía al participante; en el segundo, se hace de la ignorancia un chiste: una simpática caída a un pantano.

Y por eso, antes que entronizar el saber, la operación kaczkiana es la de exhibir su propia humanidad y empatizar con los participantes. De eso se trata la ironía, que Kaczka ejecuta admirablemente: de no tomar en serio al saber, de usarlo como excusa y como chiste —de desplazarlo del centro, que es donde estaba ubicado en alguna de las vertientes del género.

Mientras que el modelo del saber como repetición fracasa en las aulas, la figura kaczkiana la ridiculiza en televisión, y de lo que no quedan dudas es de que Kaczka es una especie de Cervantes del game show: ha sabido recodificar el género para darle nuevas funciones —por ejemplo, la de disparar conversaciones con contenido digital. Basta recordar el meme de la papita en lo cumpleañito (que se viralizó en Reddit, apareció en Twitter, en YouTube —Maycol le hizo un remix— y hasta en un post en Taringa) para dar fe de que, en la televisión argentina, conversar es más importante que saber. ///PACO