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Para una borboleta


Imagino que a pesar de su elegante discreción británica, McCartney ha conocido mujeres a lo largo de su vida. Después de los cincuenta se casó con una amputada y tuvo una hija con esa amputada. Imagino que a pesar de la edad, McCartney no es un hombre al que le hayan faltado mujeres. Por lo tanto ahí debe haber habido algo del orden de la sabiduría en juego. Una amputada que también fue estrella porno. Después del divorcio -ella lo acusó de violento y drogadicto-, los
yellow dogs de la prensa británica la devoraron cruda. Algunos huesos menos con los cuales atragantarse hubo.

Una vez, en un programa de radio en Nueva York conducido por Howard Stern, una especie de imbécil que en Argentina se disputaría la tapa de Rolling Stone todas las semanas con Andy Kusnetzoff u alguna otra pieza del catálogo de momias de los años noventa que ahí se reproducen, le preguntaron a McCartney si había estado con chicas negras. Hubo una sonrisa y el gesto que decía no voy a contestar una pregunta imbécil hecha por un imbécil.

¿Cómo retrataron los más grandes músicos del siglo XX su relación con los estrógenos?

Entre ritmos y letras memorables, lo hicieron con algo de su experiencia. Las letras son una excusa formal para la rima y el sedimento de una larga vida de roces, caricias, penetraciones y amor. Michel Houellebecq ha agradecido la existencia de aquellas mujeres que depositan el horizonte de sus expectativas amorosas en el prestigio imaginario de un trabajo ajeno. Sin pedir nada a cambio, las groupies ofrecen su cuerpo a esa -la palabra es atroz y podría usarla cualquiera de esos otros imbéciles que tipean crónicas gracias a los contribuyentes- quimera.

There was a lead guitarist
Who lived in Epping Forest
And all he ever wanted was to blow
When the girls were with him
He never lost his rhythm
And nobody knows what the famous groupies know
Nobody goes where the famous groupies go

Algo debe aprenderse sobre groupies siendo uno de los protagonistas de la beatlemanía. Por eso las historias sobre estas magnificent examples of female pulchritude and luminosity pueden no ser estrictamente imaginarias.

En el extremo opuesto de las mujeres que se entregan sin motivo, están las mujeres que se van sin dar explicaciones. Martin Heidegger escribió que al otro lado de la palabra que sostenía lo Humano estaba la caída a través del vacío de la charlatanería. La locura que se produce no por la explicación -que suele ser en todos los casos elementales y cíclicas- sino por la ausencia del lenguaje que la articule.

Ooh, baby
You couldn’t have done a worse thing to me
If you’d had taken an arrow and runned right through me

El lamento, el patetismo, la epifanía trágica de la anagnórisis alrededor del desamor. La tórrida fantasía de muerte. Hombres, mujeres y todas las bestias en el medio. Ninguna es inmune a esa fuerza que traspasa a los géneros. La herida por excelencia. El dolor en la cabecera aristocrática de todas las mesas ofrecidas a la penuria. Los sintetizadores, la línea dura del bajo, la luz y las tomas en estilo disco son anecdóticas. La canción retrata a un hombre herido por amor. Los motivos son banales. Lo que lacera es el duelo por la palabra ausente.

Antes de casarse por última vez, McCartney forjó una de las relaciones más fructíferas y amorosas de la  historia del rock n´ roll. Linda Eastman, americana, fotógrafa, hija de un millonario. Fue amante de Jim Morrison. Conoció a McCartney en una fiesta. ¿Qué eran el activismo feminista y el goce en aquella época? Lo siguiente es un buen ejemplo. Una de las primeras frases que Linda Eastman pronunció ante quien sería su esposo, compañero y padre de nuevos hijos fue que no estaba demasiado familiarizada con la música de los Beatles.

Hay muchas composiciones de McCartney sobre el amor. Maybe I´m Amazed es sobre la forma en que una mujer puede empujar a un hombre fuera del tiempo y colocarlo en una dimensión que no puede entender. Sobre la forma en que una mujer puede hacer que un hombre sienta miedo por la forma en que la necesita y sobre la forma en que una mujer puede corregirlo cuando está mal. Sumada a su propia banda, la forma en Linda Eastman lo ayudaría a cantar su canción resultaría la más literal. El mito es que jamás pasaron una noche separados, excepto cuando McCartney estuvo preso veinticuatro horas en Japón -de esto no se puede culpar a los japoneses sino a los norteamericanos, que los radiaron con átomos letales dos veces en una misma guerra- y aún así ella fue a visitarlo.

Por otro lado, John Winston. Su relación con los estrógenos no debe haber sido más intensa ni voraz que la de su compañero. Apenas un poco menos prolija. Una primera mujer, noviecita de la adolescencia, en Liverpool. Un hijo al que vería en serio después de los Beatles. En el medio, citas arregladas con una lista de mujeres que incluye a Brigitte Bardot. Entonces llegó Yoko Ono.

Woman -dijo Lennon- es todo lo que Lennon podía sentir por Yoko Ono y por todas las mujeres. El significado del éxito, el pequeño chico dentro del hombre. El estadio superior de Girl. Después de todo, la cosmogonía del amor que está escrita en las estrellas. El amor ahora y para siempre, dedicado a esa otra mitad del cielo. Woman fue también uno de los primeros temas populares de Lennon después de su muerte. No sólo el poder de la vida sino el de la supervivencia es parte del patrimonio de las mujeres.

El tiempo que Lennon pasó lejos de Yoko Ono -bajo la guardia de una amante dispuesta por ella misma- fue más que una noche. Hay canciones de amor que se resuelven en la mera norma de la declaración. Más interesantes son las canciones sobre los intersticios de ese tejido de aguas aparentemente calmas que promete la armonía amorosa.

Jealous Guy es una canción -la mejor canción- sobre un hombre que -con las variables de uso necesarias del posesivo– pide disculpas a una mujer. No quise lastimarte, lamento haberte hecho llorar, solamente soy un tipo celoso tragándose su dolor. Un catecismo al que el ejercicio de la masculinidad obliga tarde o temprano a conocer. A menos que uno elija la letra de I´m Losing You.

Para terminar, William Joel.

En la liga inmediatamente inferior, región de la creatividad que aún así a la mayoría de los mortales les ha sido vedada. Su relación con el estrógeno ha sido musicalmente fructuosa. Eso no resuelve la cuestión de que también haya sido personalmente devastadora. Ese puede ser -o no- un precio justo para She´s Always A Woman.

She is frequently kind
And she’s suddenly cruel
She can do as she pleases
She’s nobody’s fool
And she can’t be convicted
She’s earned her degree
And the most she will do
Is throw shadows at you
But she’s always a woman to me

Al final y al cabo, estamos persuadidos de que un hilo recorre todas las cosas; un hilo que enhebra, como cuentas, todos los mundos. Los hombres y los hechos y la vida sólo nos llegan en virtud de ese hilo. Con certeza, ese hilo es una mujer. ////PACO