La marihuana está legalizándose en WashingtonUruguay. Hace años que estos países coquetean con la idea, sobre todo en EEUU, donde el movimiento legalizador tiene su vidriera y su principal resistencia. Norteamérica es como la paritaria docente: el piso y el techo de todos los demás países del continente. Sobran artículos y comentarios que relacionan la idea de la legalización con un gran negocio de las tabacaleras. En cada cena familiar se pude escuchar exageraciones y datos de dudosa fuente y escaso chequeo acerca de los movimientos comerciales generado por inminente permisividad del sistema legal hacia nuestra planta favorita.

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¿Cuánto hay de real y cuánto de leyenda urbana en todo esto? Un libro que puede ayudarnos a conocer la respuesta es Acapulco Gold, de Edwin Corley, un publicista de la Avenida Madison que dejó su carrera para convertirse en un escritor de best-sellers de mediana repercusión. Su mayor éxito fue la novela que dio origen a la película Air Force One, protagonizada por el eterno Harrison Ford, de cuya existencia nos anoticiamos investigando a este curioso personaje.

Publicada en 1972 en EEUU y 1975 en Argentina a través de editorial Alfa, Acapulco Gold expone la historia de un publicista cuya agencia trabaja casi exclusivamente para una tabacalera que les encarga un proyecto secreto. Por supuesto, resulta ser la producción masiva de cigarrillos de cannabis sativa jamaiquina de la mejor calidad. Un gordo y caricaturesco gerente lo lleva en un viaje hasta las plantaciones donde, junto a una bella pasante universitaria que toma nota de todo, le explica que la prohibición de la marihuana luego de la ley seca fue una especie de error de cálculo de los legisladores norteamericanos que luego se salió de control. El empresario asegura que el nuevo gobierno de John Kennedy terminará con la marihuana ilegal, dato que le habría proporcionado el propio vicepresidente, y es por eso que buscó a su mejor publicista para encargarle el trabajo de marketing: desde la presentación, el costo y los usos hasta el nombre.

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El publicista, un cuarentón borracho clásico de novela negra, se pasa todo el tiempo tomando toda clase de licores, teniendo ideas geniales, lidiando con jefes y compañeros de trabajo en la cruda avenida Madison, perdiendo la compostura por sus propias miserias y enamorando a la pasante. Pero, más importante, se libera de sus prejuicios que hacían considerar al faso como una hierba para hippies y decidió probar a fondo el nuevo producto que debe vender a la sociedad. No deja de opinar, por supuesto, que es una hierba para hippies. Pero así, fumado y asombrado, traza una estrategia comercial donde la marihuana se vende en paquete de 4 porros que se llaman “Acapulco Gold”, nombre de una de las variedades más valoradas por los usuarios frecuentes.

Como una especie de Don Draper mezclado con Roger Sterling y una historia que podría ser una temporada completa de Mad Men, Acapulco Gold cuenta sin prejuicios y en una época difícil eso que de lo que muchos sólo hablaban de oídas, y su rescate demuestra que la legalización es una idea tan vieja como la droga misma. Lo que hace preguntarnos: si la legalización es tan buen negocio, y las tabacaleras son tan poderosas ¿cómo es que todavía no se legalizó? Sin dudas, en el tema juegan fuerzas más sutiles que el ejercicio del poder respaldado por el dinero.

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Con una etiqueta que podríamos llamar “ficción basada en hechos reales”, la novela pasea por New York, Jamaica, Florida, California y Washington, mostrando todos los costados de un proceso imaginario pero posible, un verosímil poderoso tal vez apuntalado por la condición de ex vicepresidente de una poderosa agencia publicitaria con la que cuenta Edwin Corley. Acapulco Gold tiene la fluidez narrativa que sólo un best-seller autobiográfico puede tener, generando inmediata empatía aún con los personajes más acartonados o con los tramos más cursis de una historia que suele bordear lo paródico.

Un objeto raro que puede encontrarse en Mercado Libre por 30 pesos, o en cualquier batea urbana de libros usados por mucho menos que eso. Un libro único, extraño y valiente, que es importante recordar en tiempos donde la ola de la moda y las publicaciones marihuaneras hicieron de cada fumón una especie de militante suave por una causa obvia. O disfrutarlo prendiéndose uno y dejándose llevar por una fantasía setentosa que en poco tiempo podremos comparar con la realidad. ///PACO