Egotastic! es uno de los mejores sitios online del mundo.

Casi todos sus contenidos llegan días más tarde a los sitios argentinos (que no citan la fuente) y semanas más tarde a las revistas de papel (que todavía pagan derechos para imprimir fotos sobre papel satinado y vender publicidad junto a rótulos como información internacional). Esto quiere decir que, como los cuerpos de hackers de elite entrenados por el gobierno chino para sabotear a los Estados Unidos, los drones europeos que vuelan sobre territorio civil para sabotear intimidades y la última convención privada en Davos, donde los veinte bancos más grandes del mundo concertaron no mejorar la seguridad informática de los cajeros automáticos y responsabilizar a los clientes ante cualquier robo, Egostastic!, como la fe de los primeros cristianos en su momento y como las leyes de la termodinámica desde siempre, lleva adelante una existencia intransigente y subterránea para la mayor parte de los idiotas que viven, consumen y mueren sin saber nunca por qué.

El valor de Egotastic! está estimado en 1.7 millones de dólares, Google la rankea entre los seis sitios más vistos del Universo y produce ingresos por 2.700 dólares en publicidad cada veinticuatro horas. Unas 750.000 personas visitan Egostatisc! cada día y visualizar cualquiera de las imágenes gratuitas a disposición de los usuarios demora un promedio de 2 segundos, «39% menos que cualquier otro sitio de su categoría».

¿Pero qué es Egotastic!? Egotastic! es el futuro de la televisión -aunque, si se me permite especular entre mis propias palabras, añadiría que la televisión terminará también ofreciendo aquello que Nabokov llamaba con tanta cautela nymphets-, Egostastic! es también la simiente viva de un presente digital global y Egotastic! es un modelo de negocios rancio -y por eso incandescente- para quienes todavía proyectan en Sudamérica la posibilidad de monetizar con éxito fotos en tonos sepias de chicas de clase alta paseando el líneas de colectivo interurbanas.

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El lema de Egotastic! es The Sexy Side Of Celebrity Gossip, leyenda que abrevia la trayectoria literaria de dos o tres grandes novelistas anglosajones del siglo XX pero también el clima cultural de una época y el horizonte de expectativas de toda una generación de nativos y nativas digitales.

Egotastic!
 es el gran museo de cera digital del deseo contemporáneo, claro, pero Egotastic! es también el rock´n roll de la era internet. Cuerpos femeninos bellos, famosos, desnudos y en clave sit-com. Algo que todos pueden disfrutar, solo algunos saben cómo mirar y que casi nadie alcanzará a tocar como corresponde durante su vida.

Integrado a la compañía Buzz Media, cuyo valor aproximado es de 15 millones de dólares y funciona como plataforma para algunos de los blogs de pop culture más relevantes de nuestra era, la interface de Egostastic! no va más allá del downroll, ni aspira a más que a ofrecer todos los días durante todo el día imágenes. Algunos analistas comerciales estiman que el verdadero valor del Egotastic! es de unos 80 millones de dólares, aunque la cautela gira alrededor de sus inconvenientes legales. Si bien las campañas gráficas de cualquier producto siguen necesitando de la belleza transhistórica de las mujeres para alcanzar la atención de los cada vez más diversos polos consumidores -y Egotastic! es, entre otras virtudes, un catalizador feroz de una nueva era de márketing online-, las celebrities han comenzado, por su lado, a tratar la renovada relevancia jurídica de sus cuerpos en la web con la seriedad pertinente. Motivo por el cual Egotastic! funciona de hecho como laboratorio móvil y beta tester ante el poder de nuevas arquitecturas legales ligadas a la imagen.

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Como un silencioso crash test dummy de la web, absorbiendo la materalidad descarnada de distintos impactos legales, Egotastic! sufrió su golpe más duro con la publicación de las fotos de flamante princesa Kate Middleton desnuda. ¿Quién querría comprar por 80 millones de dólares un sitio que podría ser legalmente demandado por el doble o el triple o el cuádrupe? Egotastic!, sin embargo, prevaleció. Y es en la naturaleza de esa prevalencia donde se sella el valioso antecedente legal de una victoria verdaderamente épica.

Pero no todas las aspiraciones de Egotastic! son miserablemente económicas. Egotastic! es también una herramienta estética y como tal propone su propia poética. El sitio suele trabajar con algunos de los géneros visuales más exitosos de la web y, entre ellos, el candid -la fotografía amateur de celebrities– es uno de los más rapaces sencillamente porque su estética es permeable a la falsedad e incluso a la infatuación (y como la basura que hacía Marcel Duchamp para los museos del siglo XX, buena parte de la basura que hace Terry Richardson para el narcisismo del siglo XXI es prueba suficiente del valor ambiguo de las aspiraciones artísticas de esas falencias).

La imagen de Scarlett Johansson atravesada por la celulitis es una de las pocas miserias que Egostastic! se permite no tanto para legitimar un  inocuo modelo de heterogeneidad física -ese otro sueño de las gorditas mórbidas que habitan la web fagocitadas por su propia autoconmiseración- como para demostrar que incluso la belleza mejor valorada por Hollywood puede ser vulnerada. Detrás de ese ánimo de hacking, por lo tanto, no hay sevicia -será la próxima, gorditas resentidas- sino un llamado a la precaución. El otro lado, con sus fortunas analógicas, con sus abogados de rapiña, con sus urgencias por colonizar el sentido de todo lo publicable en internet es siempre, y a pesar de cualquier apariencia, más vulnerable. Los crash test dummies del siglo XXI pueden devolver el golpe.

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Si la celulitis humaniza, si los parámetros de belleza pueden entonces desligarse de las necesarias anegaciones de lo ideal para caer y arrastrarse sobre el barro cruel e inefable de lo real, o si los buenos sabuesos de alguna productora operaron a sus paparazzis para socavar el cachet de una próxima película vienen a ser -como alguna vez dijera Julia Kristeva- preguntas demasiado complejas y que exigen respuestas demasiado inútiles. Egotastic! lo sabe. Because Men Think Differently, como dice el resto del lema.////PACO