Andrés Ciro sabe de himnos, esos que llenan estadios y convocan masas. Al frente de Los Piojos les puso letra y ahora intenta el género en su carrera solista. En 27, su segundo disco, “Héroes de Malvinas” ocupa ese lugar. Un himno más en la discografía del popular cantante. Canción que seguramente se transformará en cortina en cada aniversario, banda de sonido de una de las páginas más tristes de la Argentina.

En principio, el objeto no es novedoso. “Héroes de Malvinas” tematiza la Guerra de 1982 como lo hicieron varias canciones del llamado rock nacional: “No bombardeen Buenos Aires” de Charly García o “Reina Madre”, de Raúl Porchetto. Ciro habla de los soldados y describe el recorrido desde el momento en que fueron reclutados hasta el olvido en que fueron sumidos. Y lo hace a lo Ciro. Una letra que revisita la historia, toma posición y proclama a los ex combatientes como héroes. Diferente en tratamiento a las formas trabajadas por otras bandas nacionales. A las ya citadas, podemos agregar “Amor Suicida”, de 2 minutos donde se hace foco en la historia particular de un ex combatiente. O las variantes más poéticas, como “Vencedores Vencidos”, de Los Redonditos de Ricota.

Sin embargo, y más allá de las loables y buenas intenciones, “Héroes de Malvinas” presenta una melodía gris y apagada, inspirada en la tundra malvinense. La ausencia de una melodía nítida, de peso, se vuelve evidente en “Héroes de Malvinas”. Incluso, ese problema parece conducir a los arreglos, que se vuelven previsibles y obvios. Nada en los cuatro minutos y medio suena fluido. Ciro parece ejecutando un ejercicio abúlico, más preocupado en el homenaje que en crear una canción que se sostenga por sus propios méritos.

Seguramente “Héroes de Malvinas” será repetida incansablemente por las radios ante cada aniversario. No se sostendrá por su calidad, como lo han hecho a lo largo del tiempo otros ejemplos. Si lo hace es por la efectividad pura de un compositor de estadios con alcance popular garantizado. A decir verdad, Ciro suena auténtico y le creemos. El problema es otro. El gesto es lo que sostiene la canción y no hay mucho más que eso. Un homenaje aburrido.///PACO