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Por Karina Wainschenker

 El pasado sábado a la tarde me enteré, por un retweet de una periodista rusa a la que sigo para entrenar mi lectura de cirílico, que había muerto Boris Berezovsky. Me alarmé, Boris Berezovsky es uno de los pianistas que más busco en YouTube por sus ardorosas interpretaciones de las ya intensas piezas de Serguéi Rachmaninoff, una de las cuales recomiendo a continuación para acompañar la lectura del artículo.

Entré al artículo linkeado en el retweet de la periodista rusa y suspiré aliviada. Quien había fallecido no era Boris el pianista sino Boris el magnate, y había ocasionado una catarata de noticias en la web, tal es así, que mientras leía los titulares de los resultados la búsqueda, aparecían nuevos posteos cada vez que la página se actualizaba automáticamente.

Algo había escuchado y/o leído sobre este multimillonario ruso, pero nunca había relacionado que era tocayo del pianista que me acompaña tantas mañanas. Lo primero que se me ocurre pensar, entonces, es si verdaderamente existe algo que vincule a las personas a las que se las llama exactamente con la misma cadena de fonemas durante toda la vida. No es una inquietud muy original. Existe un documental, The Sweetest Sound (Adrian Berliner, 2010), en el que el director va en busca de todos sus tocayos, quizás teniendo en cuenta el proverbio nomen est omen (el nombre es el destino), cuestión que pasaremos a revisar.

Russian oligarch Boris Berezovsky speaks to members of the media after losing his court battle against Roman Abramovich at a division of the High Court in London

Las vidas de Boris el magnate y Boris el pianista están no sólo cruzadas por una misma gracia, sino también por un mismo origen y por la siempre atractiva historia de Rusia. Los dos Boris nacieron en Moscú con una diferencia de 23 años, en 1946 y 1969 respectivamente. Ambos crecieron y se formaron en Universidades Estatales Soviéticas sostenidas por el régimen socialista, habían hecho sus primeros pasos profesionales también allí y este sábado a la tarde se encontraban viviendo fuera de la actual Rusia, en Londres el magnate y en Bruselas el pianista. Los dos Boris son reconocidos mundialmente y hay que desambiguar cuando se entra a consultar en Wikipedia la información que sobre ellos allí figura. Ahora bien, ¿quién es Boris el pianista y quién es Boris el magnate?

Boris el pianista se formó en el Conservatorio de Moscú y su talento fue primero reconocido por el diario londinense The Times y legitimado luego con una Medalla de Oro en el Concurso Internacional Tchaikovski. Trabaja regularmente y es invitado con periodicidad en Orquestas y filarmónicas de todo el mundo: Alemania, Francia, Estados Unidos, Japón. Es considerado uno de los más virtuosos pianistas del mundo en la actualidad por su “fuerza y sensibilidad”, tal como lo describen cada vez que ofrecerá sus ejecuciones en algún teatro del mundo. Pero no sólo interpreta composiciones de grandes nombres, sino que habitualmente se presenta también en bares y clubes nocturnos a tocar jazz con su trío musical.

En sus comienzos, Berezovsky se doctoró en matemáticas aplicadas e integro la Academia Rusa de las Ciencias. A partir de 1989, en el marco económico y político de la
perestroika (privatizaciones, hiperinflación, corrupción y asesinatos por encargo), no perdió la oportunidad de hacer una gran fortuna y llegó a ser parte del círculo íntimo de Yeltsin. Se lo ha llegado a llamar El padrino del Kremlin por un periodista que fuera luego asesinado, y fue clave para el ascenso de Vladimir Putin al poder. Pero luego, Boris el magnate fue acusado de fraude al gobierno, perdió la protección y terminó, en el 2000, solicitando asilo político en Gran Bretaña, en donde pasó a integrar “el Círculo Londinense”, de exiliados rusos. Lo cierto es que si bien se le calculaba una fortuna multimillonaria, al salir de Rusia, no habría podido sacar más de un millón de dólares. De todas maneras, si hay miseria que no se note, y Boris el magnate seguía paseándose en costosísimos autos y alojándose en lujosísimos hoteles. Pero así como poseía mansiones en Inglaterra, Francia y el Caribe, también tenía en su contra cargos por malversación de fondos, estafas por millones de dólares a compañías como Aeroflot y AvtoVaz, fraudes, incumplimientos de contrato, demandas de divorcio; estaba inmerso en todo un abanico de litigios.

Como nos ha enseñado Orson Welles, la muerte de un magnate siempre da lugar a polémicas y controversias respecto a su interpretación. Con todo lo dicho, la idea de que su muerte haya sido un suicidio por “presión financiera” no resulta descabellada. Incluso, según los tabloides del día, los primeros resultados de su autopsia no revelarían signos de violencia y se trataría una muerte por asfixia; la policía, por su parte, no habría encontrado nada en la escena que sugiriera la presencia de un asesino. Sin embargo, el hecho de que se lo haya intentado asesinar unas cuantas veces nos hace pensar inmediatamente que esta vez pudiera haber sido la vencida. Su ex mujer y sus allegados suponen un asesinato, quizás considerando que era uno de los principales testigos en la causa de envenenamiento por plutonio de Alexander Litvinenko. Un consejero de Putin incluso sugirió que Boris el Magnate habría sido asesinado por el servicio secreto británico por este motivo.

Lo cierto es que fue encontrado muerto en el baño (un clásico ya por estos días) con una #bufanda a su lado. Si fue asesinado, alguien lo sorprendió en un momento de intimidad, lo que significaría que la seguridad que lo acompañaba no era tan eficiente o bien lo ha traicionado. Si se suicidó en el baño frente al espejo, pues quién lo sorprendió en ese momento de intimidad, fue él mismo, su consciencia, su impotencia, o como lo querramos llamar.

Más allá de las características de hard boiled de la vida de Boris Berezovsky, su fallecimiento me despierta un montón de interrogantes: ¿habrá tenido su última palabra, su Rosebud?, ¿qué situaciones son lo suficientemente extremas como para impulsar a un hombre al exilio?, ¿qué de nuestro nombre hay en nuestro destino?, ¿quiénes a nuestro alrededor nos quieren vivos y quiénes nos quieren muertos?, ¿cuáles son nuestras riquezas y cuáles nuestras miserias?, entre aquellas que consideramos riquezas, ¿cuáles llevan detrás una enorme deuda que somos incapaces de pagar aún muertos?, ¿cuáles de estas riquezas/miserias podrían arrastrarnos a una muerte física o espiritual?, ¿tenemos motivos para que se nos despierte temor al sumergirnos en la intimidad del baño?, ¿por qué no mejor largo todo y estudio piano? ////PACO