Hábitat 
2013 / 40 min / color
Dirección: Ignacio Masllorens
Montaje: Sofía Di Paola
Diseño sonoro: Rodrigo Sánchez Mariño, Diego Lezcano, Milton Rodríguez
Imagen: Ignacio Masllorens
Producción: El Rayo Verde

¿Qué pasaría si algo cayera sobre el planeta tierra, o si aspiráramos algo en masa y se desintegrara instantáneamente la raza humana? ¿Qué sería de las máquinas que encendemos y apagamos, de lo que acopiamos, de lo que producimos, de lo que necesita la mano del hombre para existir? ¿Podrían las máquinas adaptarse a una realidad sin la existencia del hombre? ¿Seguirían filmando las cámaras una actividad que ya no es? ¿Hasta cuándo? ¿Para quién?

Hábitat, el mediometraje de Ignacio Masllorens presentado este año en el Bafici, narra en 36 minutos y dieciséis segundos la total destitución del hombre. En plena era de la híper conectividad, Masllorens nos propone dejar de vernos. Hábitat apaga al hombre y vela su centralidad. Pero, al mismo tiempo, narra por sustracción su importancia radical. ¿Qué sería del mundo sin el hombre? ¿Qué sentido tendrían sus templos y catedrales, sus nichos de saber, sus ámbitos laborales, sus máquinas, sus conquistas, sus luchas de otros tiempos? ¿Qué sería de sus sistemas de control, de sus miedos, sus paranoias y de su inevitable fragilidad? La sucesión de imágenes y su acumulación abre un silencio al interior de la pantalla grande y empuja al espectador en la búsqueda del sentido. La belleza de las imágenes colabora en esa búsqueda. Elegidos con excesivo cuidado, los encuadres declinan en una excusa para mostrar la seductora arquitectura porteña. La mirada, sin ser exótica, propone puntos de vista desde los que, habitualmente, no observamos la realidad y que, sin embargo, hemos visto cientos de veces.

Un semáforo que se recorta sobre un edificio circular, dos perros vagando en una esquina, un ventilador encendido en una fábrica, cuatro bicicletas atadas a las columnas interiores del edificio de una facultad, una paloma atravesando la extensión completa de una inmensa terraza, autos que no pasan, colectivos y trenes que nadie espera, móviles que no se mueven, una bolsa atascada en un alambre,avenidas vacías, aulas vacías, un quirófano vacío, túneles, escaleras mecánicas que funcionan para nadie, fachadas que se repiten, puntos que se reconocen. ¿Serán lugares en los que alguna vez algo marcó la vida de alguien? Hábitat se abre de este modo en un sin fin de preguntas y especulaciones. El sentido empuja, busca otras imágenes para encontrar relaciones, se pierde en causas e ilaciones infructuosas y, mientras tanto, la mente no descansa en la vía de interpretar.

¿Qué pasaría si otra forma de vida llegara a este “planeta” deshabitado y activo?

El silencio da lugar a palabras nuevas. La ausencia del hombre nos permite pensar en la presencia de las máquinas, los animales, el producto del trabajo humano y sus desechos. Un objeto es desplazado y entonces, en su lugar, aparecen miles.En un mundo sobrecargado de imágenes que enarbolan la figura del individuo, Masllorens pone de relieve el entorno. Interiores y exteriores protagonizan la acción por fuera del yo. El protagonista será el espacio, ese plano sobre el que el hombre se desarrolla. El ojo estará puesto en el marco que da forma, en el contorno que señala una ausencia. ¿Qué pasaría si otra forma de vida llegara a este “planeta” deshabitado y activo? ¿Qué narran los escenarios de nuestra civilización, los cadáveres de nuestra cultura? El mundo que presenta Masllorens no ha sido arrasado, ni destruido. Su mirada no es apocalíptica. No hay muertos, ni rastros de algún desastre natural. No hay conflicto como consecuencia de la falta. Sencillamente: el hombre no está. Los animales y las máquinas funcionan perfectamente. La naturaleza se muestra intacta, incluso revalorizada desde el sonido.

No hay nadie si vos no estás. Hay, sí, el vacío de los otros, un vacío repentino y posiblemente pasajero. Porque hasta recién el hombre estaba. La ropa todavía cuelga de la soga, un diario es arrastrado por el viento y las luces continúan encendidas. En cada plano algo aparece latente, encendido, enchufado. Algo funciona o se mueve. Una luz titila. La expectativa es alta. Algo tiene que pasar, algo va a irrumpir con inminencia. Sin embargo, tal vez, sólo se trate de una ciudad que duerme, del albor de un día que no termina de comenzar, del letargo del hombre en su máxima expresión. Donde había naturaleza, nos queda la cultura. Civilización, tecnología, quietud y ausencia/////PACO