Pasó porque prohibiste la Coca-Cola gigante. Y fumar en los parques. Y las ideas ofensivas en los campus. Porque encasillaste a la gente que se oponía al matrimonio gay como “homofóbica” y a los que dudaban sobre inmigración como “racistas”. Porque vos pensaste que tener un arma y nunca haber comido quinoa son sinónimos de fascismo. Porque vos pensaste que la corrección política era más importante que generar trabajos. Porque cambiaste “hombre blanco” de una descripción a un insulto. Porque vos acusaste de “negadores” y “peligrosos” a todos los que no compartían tus preocupaciones ecológicas. Porque acusaste al disenso de odio y a las críticas a Obama de extremismo.

Porque trataste a la gente como mierda. Y a la gente no le gusta que la traten como mierda.

Porque hablaste más de baños unisex que de acceso a la vivienda. Porque santificaste a Caitlyn Jenner. Porque vigilanteaste cómo habla la gente, avergonzaste lo que habían aprendido de sus padres e insultaste sus creencias. Porque lloraste cuando alguien ofendía el Corán pero te reíste cuando alguien ofendía La Biblia. Porque vos dijiste que criticar al Islam era islamofobia. Porque no dejaste de decirle a la gente: “No podés pensar eso, no podés decir eso, no podés hacer eso.” Porque transformaste la política de algo hecho por y para la gente en algo que se le hacía a la gente, por su propio bien. Porque trataste a la gente como mierda. Y a la gente no le gusta que la traten como mierda. Trump pasó por culpa tuya.

*Publicado originalmente el 20 de enero en su perfil de Facebook.