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Trini Moliterno está filmando un documental sobre la representación. Desde hace algunos meses, para eso, entrevista a escritores y periodistas argentinos. Va a sus casas, los interroga, los registra, los analiza en su intimidad. Desde hace algunos meses, Trini Moliterno ha comenzado a hacerse una idea de cuál es el denominador común, la miseria y  la particularidad de las subjetividades creativas.

I
El proyecto documental Taller Mecánico se inicia a  fines de 2010. Trabaja sobre tres conceptos interrelacionados: recepción- mediación- procesos de producción. Se divide en etapas. La primera fue un trabajo sobre mediaciones. Realicé entrevistas a artistas plásticos sobre la relación entre literatura y artes plásticas. La segunda etapa es el documental. Entrevisto a escritores y periodistas. Parto de la experiencia lectora de cada uno de ellos. La pregunta: ¿cómo se forma un escritor? se responde con otra: ¿cómo se forma un lector? A partir de eso, me pregunto qué lee, cómo, por qué, cómo se vincula con sus referentes, con el medio, con diferentes soportes, cómo materializa todo ese trabajo en su ocupación. El documental termina por compilar modos de acceder a la lectura, a la profesión, la experiencia doméstica de la literatura o como la llamemos. El proyecto fue y es una excusa para salir a entrevistar gente. Es una forma de canalizar una curiosidad que se activa todo el tiempo. Muchas veces desde el silencio, otras no. Espiar a los vecinos, ir a al baño de casas ajenas: no hacer pis, ver que guardan o consumen. Me excita abordar al otro y hurgar en sus cosas, casi que libero endorfinas si la entrevista es buena y  mi cita es copada. Salgo de su casa o bar, acelerada, manija, drogada. Entrevistar es una aventura, sos okupa, periodista o detective. En el documental trabajo con Pilar Benitez Vibart (fotografía), María Fridman , Santiago Núñez Bonifacino (vídeo) y María Cruz (gestión comunicativa). Dentro de poco inauguramos sitio web, tumblr e iniciamos la postproducción.

II
Tengo varias entrevistas hechas. Hoy a la tarde hago otra. Tocar el timbre, subir,  encontrarme con las mismas manías, los mismos vicios arriba de la biblioteca. A veces siento que una entrevista vale por las 14 realizadas, que son todos un solo escritor. Otras veces, no. Los escritores que visité son todos distintos o todos iguales. Me voy dando cuenta que no entrevisto escritores sino perfiles. Entrevisté a la madre de familia, al geek fóbico, a la “american dreamer”, a la suicida, al bolchevique, al cancherito, al pibe de barrio, etc. Ese perfil es lo que hace una variación en las respuestas y es lo más interesante. La condición de escritor no distingue una manera de ver la realidad, lo otro sí. Ahí es cuando uno reemplaza a cada persona y la versión ficcional que uno tiene de ellos. Por más denominadores comunes que encontremos, no existe una psíquis particular de los escritores, todos tenemos una familia imaginaria de papel y eso no es ni novedoso ni destacable, es y pasa.

III
Me resultan interesantes los entrevistados que responden  como lectores no como escritores, desde los perfiles que componen y desde un lugar productivo. En esos encontrás siempre una particularidad que no tiene nada que ver con una empatía en su modo de trabajo o gustos literarios. Me resultó interesante el entrevistado astuto, si bien no inteligente o todos los que fueron inteligentes y no intelectuales. Me pareció estúpido el escritor reconocido y mayor que habló con la pedante falsa modestia. El que repitió en cada respuesta que no sabe por qué la gente lee sus libros, que debe ser tarada, que lo que hace no tiene ningún valor y bla, bla, bla.

IV
Si tuviera toda el dinero del mundo para hacer otro documental tal vez haría este mismo  pero con escritores extranjeros. Me sacaría las ganas de estar dialogando con escritores que me gustan, por ejemplo Lorrie Moore, Michel Houellebeqc, Quignard y muchos más.  Pensándolo bien, me fascinaría desarrollar lo que estoy haciendo en paralelo. Estoy trabajando en un proyecto narrativo sobre  el fuego, la luz, el calor; juego un poco con la ambivalencia de esos conceptos y la destrucción. Me obsesiona el fuego desde chica ¿Domar leones? No, quiero ser una domadora del fuego y expresar esa investigación/mambito en diversas plataformas. Ese mismo proyecto tiene un brote documental: registrar formas de relacionarse con el fuego desde lo más vulgar o, por qué no, un documental sobre piromaníacos. Armé una alcancía transparente con botellas de gaseosa, salgo a recolectar encendedores y cajitas de fósforos por el barrio. En unos meses arranco la convocatoria por capital. No ahorro en dinero, ahorro en fuego, luz y energía. Documento ese intercambio. Los dadores de fuego tienen un motivo para darme su encendedor. Las cajas de fósforos pueden ser de cualquier  lado, compradas, de hoteles,  de telos, de alguien en particular, de donde sea ¿qué historia hay detrás de todo eso? Lo que haga con esos encendedores y cajas en un futuro es una sorpresa.