Cultura


Por qué la astrología está de moda


I.

Ya no importa si la astrología es ciencia o superstición. Lo mismo da si es un lenguaje, un arte, legado oracular, magia blanca o simple videncia. Lo que importa es que está de moda. “Vivir el presente” es el nuevo antídoto contra el paso del tiempo. Borrar, de la mejor manera posible, las marcas del pasado para renacer a cada instante y, de este modo, ser eternamente nuevos. El presente como bastión de la felicidad,  el poder del aquí y ahora, en un raleo que abarca desde lo mejor de Krishnamurti hasta Paulo Coelho o Eckhart Tolle, la creciente eclosión del yoga exacerbada por el millonario emporio hindú en occidente que considera que el arte de vivir puede alcanzarse a través de la hiper ventilación pulmonar. La astrología no escapa de esto. Por el contrario, transcurre su devenir en el mismo estante de las librerías cuya categoría reza el título: autoayuda.

Astrologia Renaixament

Mientras la astrología ofrece un ciclo de desarrollo, los estados de las redes sociales, a través del mundo de las imágenes o su discurso de infinitivos y gerundios, se enfoca en la latencia.

La astrología, como lenguaje que codifica el movimiento celeste, define su marco de lectura en función de las ideas de su propio tiempo. La creencia vigente de la realidad como una estructura concreta y efímera al mismo tiempo, la ayuda a posicionarse dentro de sus propias reglas: los planetas se mueven. La diferencia es que, mientras la astrología ofrece un ciclo de desarrollo, los estados de las redes sociales, a través del mundo de las imágenes o del uso de su propio discurso emitido a través de infinitivos y gerundios (el present continuous inglés): ¿qué está pasando? ¿quieres decir algo?, lo que enfoca es la latencia. Porque, al parecer, la latencia es the new eternity.  Y la astrología, en este contexto, solo aparece como una herramienta.

II.
Del mismo modo, la inmortalidad ha sido reemplazada por la trascendencia. En Volver al futuro (película de psicoanálisis I en la que el hijo debe garantizar el pasado sin otra opción que su natural desencadenamiento), sino que las nuevas mitologías cinematográficas presentan este viaje como aliado del porvenir. Un ejemplo de esto es Interestellar. La búsqueda es, en este caso, de una hija.  Su deseo la catapulta hacia el espacio infinito con la intención de atravesar el tiempo y, poder así, salvar a su padre. Pero el resultado de esto no es ni una gran película, ni el encuentro entre ambos, sino la conquista de un planeta que puede albergar vida. El pasado continúa sin poder modificarse, pero lo que se obtiene, en este caso, es el futuro. Esto resulta viable porque el tiempo es leído como equivalente del espacio, y se le atribuyen las mismas categorías de éste. Es así como la vida se transforma en un viaje, las etapas serán mojones y el destino consistirá en llegar a otro lugar distinto al que uno se encuentra.

CO

En reemplazo del anhelo de inmortalidad disponemos del triunfo mundano del goce. Y el arte de predecir el futuro debe acondicionarse para continuar sus cinco mil años de legado.

El futuro es conquistado, no ya desde la humildad del pequeño paso del hombre del que habló Neil Armstrong, sino desde un motor tan subjetivo y egoísta como los afectos. Lo particular de esta película, no son ni los paisajes estelares, ni la hazaña fílmica con la que fue realizada, sino la propia visión de Nolan, que esgrime la salvación del mundo mediante un sentimiento tan básico y perimido como lo es el amor. El amor que conduce. Ya no hablamos de Sísifo ni de Prometeo. El héroe encadenado al tiempo como consecuencia de su insurrección ante los dioses parece haber quedado, definitivamente, atrás. En reemplazo del anhelo de inmortalidad del hombre antiguo disponemos del triunfo mundano del goce. Es así como el arte de predecir el futuro, tanto como la incorporación de un lenguaje cosmogónico, debe acondicionarse si tiene interés en continuar el legado de sus mas de cinco mil años de historia.

III.
Algo de esta adaptación puede leerse en la propuesta de la miamiesca Mia Astral, abogada y astróloga venezolana que lleva adelante una empresa de servicios astrológicos con mas de veinte empleados. Su presencia en redes sociales, tanto como los horóscopos, videos y grabaciones que regala o vende todas las semanas a sus seguidores, la posicionan como la nueva voz de la astrología aplicada. El coaching, la cabala de manual y el pensamiento positivo, aportan el condimento necesario para que la astrología se nos presente como un asunto fácil y de utilidad práctica.

astrology

El cielo, tal vez por su condición inmensa, parece poder conectar el arte, la psicología y la búsqueda de sentido, dentro de un gran marco.

Las editoriales, por su parte, destinan una alto porcentaje de sus publicaciones a esta disciplina, y una de ellas afirma que el autor mas vendido de toda su historia es Horangel. Porque la astrología siempre tuvo éxito. La adivinación, ahora como siempre, continúa a la orden del día. Algo, sin embargo, cambió, y entre sus nuevos fans ya no encontramos solo amas de casa desesperadas o novias llenas de despecho. ¿Pero fue la astrología la que modificó su forma para captar nuevos adeptos o fueron estos quienes, con su intervención, modernizaron sus viejos ropajes? La escuela de Casa XI, en lo que va de su existencia, cuenta con más de mil egresados, en su mayoría artistas, psicólogos, y los autodenominados buscadores. Su fundador, Eugenio Carutti, es astrólogo y antropólogo y, por esto, ofrece una interpretación humanística de la astrología, en la misma linea de la inglesa Liz Greene y Howard Sasportas. Y es que el cielo, tal vez por su condición inmensa, parece poder conectar el arte, la psicología y la búsqueda de sentido, dentro de un gran marco. El marco humanista vincular, surgido hacia mediados del siglo XX, hace hincapié en el entramado energético y realiza una nueva lectura de autores clásicos como Ptolomeo, Manilio, incluso del excéntrico Alan Leo.

IV.
Por esto, el mundillo astrológico se asemeja a una gran torre de Babel. De hecho, el origen de esta cosmovisión se remonta a Babilonia. El astrólogo y astrónomo Sergio Barreiro afirma que durante la época caldea, bajo el reinado de Nabucodonosor II, alrededor del siglo VI antes de Cristo, los astrónomos caldeos formalizaron el concepto de Eclíptica y dividieron el círculo de 360 grados, en 12 (doce) sectores de 30 (treinta) grados cada uno y los nombraron según 12 (doce) de las 18 (dieciocho) constelaciones que formaban parte del camino de Sin (la Luna) para hacerlo coincidir con los 12 (doce) meses lunares. La finalidad de tal división era poder medir con precisión los ciclos de tiempo, obteniendo un calendario astronómicamente fundamentado que sirviera desde el punto de vista civil, político y religioso.

ENTREVISTA CON HORACIO HORANGEL EN EL ESTUDIO DEL DIARIO

“Los astros inclinan pero no obligan”.

Al parecer, el afán de orden fue lo que determinó las primeras estructuras zodiacales. Mientras que a partir del cristianismo, este ordenamiento fue utilizado para jerarquizar el poder. Santo Tomás de Aquino enuncia que «los cuerpos celestes son la causa de todo lo que se produce en este mundo sublunar, ellos actúan indirectamente sobre las acciones humanas, aunque todos los efectos que producen no son inevitables”. Afirmación de la misma índole de la tradicional frase “los astros inclinan pero no obligan”.

V.
La idea que emerge de este lineamiento es el libre albedrío. Ya en el siglo XVI, el astrónomo danés, Tycho-Brahe aclara que «El hombre encierra en sí una influencia mucho más grande que la de los astros. Superará estas influencias si vive según la justicia, pero si sigue sus ciegos instintos, si desciende al nivel de los animales viviendo como ellos, el rey de la Naturaleza ya no dirige más, sino que es dirigido por la Naturaleza”. Es a partir de esto que la astrología se manifiesta como una gran apología del ego. Su misma estructura se funda en una mirada geocéntrica. André Barbault, en su Tratado de la astrología, dice que “desde la revolución copernicana se ha creído que sus fundamentos eran falsos porque reposaban sobre una concepción astronómica errónea que sitúa a la Tierra en el centro del mundo”. Pero esto, lejos de haber sido un impedimento para su desarrollo, es el eje sobre el que se estableció su éxito.

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El auge de la astrología actual se debe, al igual que cualquier discurso demagógico, a la necesidad de satisfacción egoica de quienes la consultan.

El auge de la astrología actual se debe, al igual que cualquier discurso demagógico, a la necesidad de satisfacción egoica de quienes la consultan. Acercar el cielo al consultante y no el consultante al cielo, en una operación netamente agustiniana, sin el sentimiento de culpa que le supuso a San Agustín. Esta operación es posible ya que, los planetas, alejados de cualquier connotación determinista o maleficio, aparecen ahora como nuestros aliados. El cielo al servicio de la tierra. La latencia del aquí y ahora, en el que nada sucede al tiempo que todo pasa, es lo que despierta el deseo de dominar esa gran estructura velada que es la astrología. El mensaje subyacente es que el control nos hará libres. Si podemos controlar, lo que sea que necesite controlarse: instintos, hábitos, respiración, karma, deseo, o el cielo mismo, seremos inmortales. Mientras que las modas, al igual que los planetas, seguirán su derrotero////////PACO