Durante 1961 la actividad de Dolphy en escenarios y estudios no disminuyó. A lo largo del año grabó con Abeey Lincoln, de nuevo con Oliver Nelson, con el quinteto de Ted Curson, con el sexteto de George Rusell, con un cuarteto y un quinteto dirigidos por Ron Carter y con el sexteto de Mal Waldron. Muchas veces se trataba de los mismos instrumentistas con uno o dos cambios. Dolphy había entrado al comprometido y altamente profesional circuito del jazz de Nueva York y de a poco se convertía en una de sus figuras ocultas. En febrero y marzo tocó con Oliver Nelson como parte de un sexteto y un cuarteto. El disco que grabó con Nelson lo incluye en la firma de tapa que dice “Oliver Nelson quartet with Eric Dolphy.” ¿Una vuelta a un jazz menos anguloso? Aunque el piano como base armónica natural y el contrabajo moviéndose en un walking algo más convencional devuelven el ambiente de club, Dolphy sigue tocando con la misma ferocidad que había desarrollado en el año anterior. Resulta llamativo el contraste con el pianista Richard Wyands que busca el swing con un toque delicado y compuesto y también con los riffs grupales que abren cierran los temas. (Por muchos motivos es el citado Mal Waldron el pianista más a fin a la manera de tocar de Dolphy.)

Ese mismo año, comenzaron los viajes a Europa. El 9 de agosto Dolphy estaba grabando en Nueva York con Max Roach para el disco Percussion Bitter Sweet y a fines de mes ya estaba en Alemania dirigiendo un quinteto con Benny Bailey en trompeta, Pepsi Auer en piano, Jamil Nasser en contrabajo y Buster Smith en batería. Según YouTube, hay registros de esas actuaciones en el Club Jazz Salon y el Funkturm Exibition Hall de Berlín bajo el nombre de Berlin Concerts

Así comienza una etapa de Dolphy tocando y grabando en Europa con cuartetos y quintetos dirigidos por él. Otra vez vuelve la misma pregunta. ¿Podemos decir que la manera de tocar de Dolphy, su repertorio o su sonido fuera más tradicional en estos viajes? Otra vez la respuesta es negativa. En el saxo alto, con la flauta, o con el clarinete bajo, la selección de temas podía variar, pero no había diferencias con su carrera americana. En algunos de los grupos que formó en ese momento, tocó con pianistas europeos o estadounidenses, en otros fue renovando el personal, eligiendo músicos que no conocía, y que rindieron bien o muy bien, y en algunos casos cumplieron con lo que tenían que hacer. Como fuere, los solos seguían siendo los solos de Dolphy. Alguna que otra balada se colaba en el repertorio pero también momentos de clarinete solo como en la excelente versión de God Bless the Child de las Stockholm Session que aparece replicada en varios discos. 

Las fechas dicen que las Stockholm Session se grabaron entre septiembre y noviembre, en la estación de televisión local, y algunas de ellas formaron parte de un especial que se emitió con el título de Eric I sta´n que se tradujo como Eric in town. Todavía se conservan esas imágenes que resultan un testimonio valioso. En la web también se consigue The Complete Uppsala Concert, al parecer grabadas en vivo en la Västmanland Dala Nation, el 4 de septiembre de 1961, con los músicos suecos Rony Johansson, Kurt Lindgren y Rune Carlsson. Además se puede citar el disco en dúo con el contrabajista Chuck Isgraels.

Los viajes de ese año dejaron discos y registros de todo tipo y anticiparon lo que vendría después en materia de giras. ¿Por qué Escandinavia muestra tanto interés por grabar, promover y recibir el jazz de Dolphy y un grupo bastante grande de músicos fundamentales para el jazz de ese período? ¿Qué escuchaban los escandinavos en esa música? ¿Entendían una sofisticación americana, las raíces de un folklore renovado? ¿Cuánto había de snobismo liberal y cuánto de interés genuino? Esta última pregunta, como de costumbre, no importa. Dolphy cada vez estaba más cerca de la música erudita europea y es posible hablar, en su caso, de un encuentro o incluso un reencuentro. 

El año de 1961 se consolidó la importante colaboración entre Dolphy y el trompetista Little Booker. A fines de 1960, más exactamente el 21 de diciembre, habían pasado por un estudio para registrar un álbum firmado por ambos de título Far Cry que se transformó con el tiempo en un clásico y que se editó recién en 1962. Abría el disco Ode to Charlie Parker, que delimita una pertenencia, y el grupo se completaba con Jaki Byard en piano, y los ya asiduos Ron Carter en bajo y Roy Haynes en batería. En Far Cry la situación sí se vuelve un poco más tradicional volviendo al swing. No nos vamos tan lejos esta vez. Sin embargo, Booker tocaba de forma muy empática a lo que hacía Dolphy, esto es virtuoso, con altas dosis de velocidad y disonancia. Sin embargo, ambos eran capaces de amigar la flauta con la trompeta cuando tocaban una balada. En todo caso, el registro más intenso de esa colaboración es Five Spot Café, editado en dos volúmenes, grabado en vivo el 16 de julio con Mal Waldron al piano, el bajista Richard Davis y un impresionante Ed Blackwell en batería. El disco es relevante por muchos motivos. Por un lado, está la leyenda de Booker, al que le gustaba decir “no existen para mí lo que se llama notas malas” y su muy prematura muerte, poco tiempo después, a los veintitrés años víctima de una insuficiencia renal. (Recién termino de leer un artículo de Sebastián Napolitano titulado Sobre los errores donde le adjudica la idea a Miles Davis. Mi fuente es una entrevista que le hizo Robert Levin para Metronome fecha justamente en 1961 donde se lee: “I can’t think in terms of wrong notes.” Voy a volver sobre el párrafo de Little y también sobre el excelente artículo de Napolitano.) Por otra parte, la grabación en vivo nunca termina de expandir ese sonido a la vez potente y desprejuiciado. Se trata de dos músicos jóvenes, pero ya en pleno dominio creativo de sus pasiones. ¿Qué seguía después de estos registros? En Five Spot Café también se da la primera colaboración importante de Dolphy con Richard Davis, el contrabajista que luego tendrá una rol protagónico en Out to Lunch

Como si esto fuera poco, en ese año también se da la relación de Dolphy con John Coltrane, relación que gana una relevancia tal que opaca los otros sucesos de la biografía artística de Dolphy hasta hacerlos parecer de una realidad paralela o de otra vida. Y al mismo tiempo, tomando un poco de distancia, esa colaboración se ve solapada por la relación, intensa, cospicua, de Dolphy con Mingus. 

Dolphy tocó primero en la John Coltrane Orchestra donde también estaban Freddie Hubbard, Booker Little y McCoy Tyner. En mayo, grabaron en el ya habitual Van Gelder Studio. Pero la relación se extendió a muchos otros grupos. YouTube provee el registro pirata de una tocada en Copenhague fechada el 20 de noviembre de 1961. Dos días después también se presentaban en Helsinki. La breve presentación de Norman Granz en Copenhague nos da un par de pistas sobre qué estaba pasando y por qué estaba pasando ahí. No importa tanto lo que dice, aunque habla con mucha conciencia sobre el valor de lo que iba a escucharse ahí esa noche. Lo que nos debe interesar es su presencia en ese concierto. Granz fue un empresario hábil, comprometido y llamativamente informado. Despreciaba a los críticos snobs, fomentaba la lucha contra la discriminación con bandas y audiencias mixtas, y promovió todo tipo de conciertos y grabaciones. En 1944 fundó la discográfica Clef y en 1961 vendió su catálogo entero, según Wikipedia, por dos millones y medio de dólares y se mudó a Suiza. Esa noche en Copenhague tocaba el grupo de Coltrane y después el de Gillespie y Granz avisa que, dado el éxito de público, ambos grupos volverían a tocar el sábado “con un nuevo repertorio.” Después de presentar a McCoy Tyner, Reggie Workman en contrabajo y Elvin Jones en batería, Granz presenta a Dolphy “en saxo alto, flauta y otros instrumentos” y creo entender que los aplausos son un poco más efusivos. El sonido no es ideal pero es lo suficientemente bueno como para apreciar la cohesión del grupo, con un McCoy Tyner tocando inspirado y con mucho peso en las manos. La versión de My favourite things, que tiene un falso arranque, está grabada de forma que los graves de Workman quedan casi en primer plano y el piano por atrás. El saxo soprano de Coltrane es menos brillante y a la melodía, muy conocida, Dolphy elige intervenirla con la flauta, lo cual no parece a priori la mejor opción, aunque luego se las arregla para tocar e improvisar. Nos quedamos con las ganas de escucharlo con el alto o el clarinete en una canción que ya es emblemática.   

A primera escucha es evidente que Dolphy rendía más tocando con Booker Little que con Coltrane. El primer volumen de At the five spot es un vinilo con tres temas, Fire Waltz y Bee Vamp del lado A y The Prophet ocupando todo el lado B. Con Coltrane, Dolphy suena más reconcentrado, se mide más, mientras que con el trompetista puede expresarse con completa libertad creativa. No se trata de medir represiones, pero con Coltrane, Dolphy era un invitado, mientras At the five spot está en su casa y habla y dice lo que quiere, cuando quiere. 

Más allá de esto, hay una síntesis en el año de 1961. Europa del norte, la Europa sajona, protestante, pero, al menos esta vez, cálida y receptiva al talento; Little Booker que no llegó a su madurez y quedó en su plena potencialidad; y Coltrane que ya se revelaba como uno de los músicos más importantes del jazz, estos tres puntos dibujan un triángulo en la vida de Dolphy que no deja de asombrar y generar desafíos crítico, pero también anticipan mucho de un futuro próximo. Falta poco para 1964, año en que salieron A love supreme de Coltrane y Out to lunch de Dolphy. Ninguno de los dos tendría mucho más tiempo para seguir explorando y desplegando su sonido////PACO