María Bernardello es escritora. Su primer libro de cuentos se llama Camino de cintura. Vive en Adrogué. Tiene un blog, semecaelababa.blogspot.com

El primer cuento que escribí se llamaba El vestido era rojo y lindo y empezaba igual, con esa frase. Después lo cambié a Si es así yo puedo consolarte, que es el título de una canción de Sergé Gainsbourg traducido al castellano. El relato describe o narra un momento del día de una chica que, camino a su trabajo y desconforme con su vida en general, entra a una feria americana. En el lugar suena una música hermosa, mientras ella elige algo de ropa conversa con el vendedor sobre esa música y él le ofrece los discos a cambio de que ella se pruebe un traje de baño. Me acuerdo la polémica que generó cuando lo leí por primera vez en un taller. Griterío, planteos morales, fue muy divertido.

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Todos mis cuentos surgen a partir de alguna experiencia personal o algún episodio real. También puedo partir de algo que me contaron, que le pasó a alguna amiga o amigo mechado con algo mío y fantasía.

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Me excita escribir, sufro como una especie de convulsión: transpiro, lloro un montón, me pongo nerviosa, me río, soy espantosa. Detesto que me interrumpan, necesito absoluta intimidad. Soy catártica en un primer borrador, vomito todo desordenado y después emprolijo. Bajo todo el cuento, desde el principio hasta el final. Puedo agregar o quitar detalles pero sé desde el vamos hacia dónde quiero llegar. Me he masturbado al escribir y después pero prefiero coger, me gusta más coger. Aunque me de cierto pudor decirlo me excitan mis historias (las que son calenturientas, claro) y las que no lo son me angustian o me desgarran. No sé si queda bien decir que me gusta lo que escribo. Soy muy vanidosa, si a mí no me gusta automáticamente descarto la idea del cuento o de lo que sea.

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Tengo un montón de historias me quisiera contar. Algunas no puedo bajarlas porque no las procesé emocionalmente todavía. Así de una ya tengo dos. La primera: una nena, una tarde, en la casa de los tíos. Leche, primos, vecinos ingleses-escoceses. Verano. Él toca la gaita todas las tardes y ella nada largos en pileta larga semiolímpica, viejos sin nietos. Vieja elegante, los invita a nadar a los pendejos que espían por la medianera, entran por primera vez a la casa (misteriosa, siempre intrigante), ven dónde él toca la gaita, les toca.Van a la cocina, ella les da galletitas con dulce de ciruela ácido casero, pileta, ella en bata rosa, pelo blanco traje de baño celeste, se meten al agua, ella les enseña a flotar.

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El segundo que tengo ahí, a punto de estallar, es un relato sobre la amistad entre dos mujeres extranjeras en el conurbano. Bah, es más que nada la historia de René. Una tarde, un día, en la casa de René. Una francesa, contrabandista de lentejuelas, whisky, tabaco y chocolate en los cabarets durante la Segunda Guerra. Se enamora de un músico español que pierde la oreja al explotar una bomba en uno de los cabarets. Huyen y se instalan en Banfield. Ella es hermosa y alcohólica. siguen contrabandeando algodones (toallas y sábanas) y whisky pero desde Brasil. Se hace muy amiga de su vecina, Chiquita (así la apoda Renné), hija de alemanes, rubia preciosa, no católica, que vive con la familia de su marido tano y mujeriego. Las tipas más deseadas del barrio, mentalidad europea. Regalos de verduleros, panaderos. Problemas con el alcohol. También quisiera contar el día que fui a parir a mi segunda hija. Y tengo una saga de cuentos faranduleros en preparación. Me faltarían tres o cuatro cuentos sobre el mundo del espectáculo. (Rock, shows pedorros en boliches del conurbano, figuras de la tv, bailarinas en los vips, esa onda).///PACO