Manuel Fernández Arroyo es director y realizador cinematográfico. Dirigió y produjo documentales como Los sueños del gobernador Campos y El destino de Elena. También administra el sitio Elrompehielos.com.ar

¿Cuál fue la primera película que hiciste?

Lo primero que hice fue un corto. Estaba en un grupo y sacábamos un disco conceptual que se llamaba El circo del hombre. El disco se trataba de las emociones humanas. Así que decidimos hacer un corto también. Sin presupuesto, obviamente. Así que nos fuimos al campo de una amiga, enfrente del Tres Picos en Sierra de la Ventana, y filmamos. Después de eso hice un corto documental en Salta. También sin presupuesto. Contacté a la red de turismo campesino y lo hicimos juntos. Hice entrevistas, recorrimos juntos su cooperativa. Fue una experiencia excelente. 

¿Y tu primer largo?

Lo hice durante una expedición al pie por la Península Mitre, que queda en el extremo sureste de Tierra del Fuego. Esa ya es una película con mucha más composición, con más trabajo. La hicimos sin plata y después para terminarla la provincia nos ayudó. Pero la hicimos con amigos expedicionarios, de acá, de Buenos Aires. Ellos recorrieron y conocen muy bien la Patagonia. Tienen un sitio que se llama Estudiospatagonicos.com.ar y ahí van subiendo lo que hacen. Algunos de ellos habían hecho la vuelta a la Península Mitre el año anterior. Tardaron treinta días en recorrerla y después volvieron a la península y se quedaron sesenta días más. Y al año siguiente fui con ellos y filmé la película. No fue fácil. Es un lugar hostil, bello pero hostil. Uno de los peores suelos de la Argentina para caminar y transitar. La peli se llama Finibusterre: Latitud 55 sur y la quiero mucho. Tiene mucha composición, mucha música, poesía… Colaboró con la peli el equipo de Hasta Trilce, que tienen un teatro acá en Buenos Aires, y una compañía estable, La Lija. La hicimos en el 2013 la película y la estrenamos en el 2016. Dos semanas antes del estreno habían aparecido en Península Mitre restos de vajilla, que después se supo que era del siglo XIX. Y se organizó una campaña de rescate arqueológico, la dirigió Dolores Elkin, una arqueóloga del INAPL (Instituto Nacional de Arqueología y pensamiento latinoamericano), con algunos arqueólogos locales, y de esa expedición salió Rescate en playa Donata. Viajé con Abel Sberna e hicimos esa película. 

¿Cómo llegas a la figura del gobernador Campos?

Tengo un amigo, Ezequiel Murray, en ese momento cercano al gobierno de la provincia, que había estado en Rusia, haciendo una capacitación sobre temas de seguridad, y volvió con la idea de que había que tener un hombre, un prócer, para Tierra del Fuego, una persona a seguir. Y se hizo la pregunta: ¿en Tierra del Fuego no tenemos esa persona? ¿Quién es el hombre a seguir? Pensó en el gobernador Campos y se lo propuso a la gobernadora de ese momento, y le gustó. Entonces me preguntaron: ¿te gustaría hacer una película biográfica? Y yo le pregunté a mis viejos, que es lo que hago siempre cuando se habla de Tierra del Fuego. Mi viejo fue marino, oficial de la armada, llegó a la isla destinado en los 70, y mi vieja es maestra. Los conoce todo el mundo en Rio Grande. A mi vieja, todo el mundo. Si hablo con alguien enseguida me preguntan: ¿vos sos el hijo de Omar y Marita? Y ellos me dijeron que sí. Y la familia Campos fue muy pero muy generosa para compartir sus historias conmigo. Y con ese proyecto tuvimos un par de sorpresas muy lindas. Por ejemplo, lo que pasó en Malvinas. Si íbamos a hablar de Campos, no podíamos dejar de hablar de Malvinas y de todos sus proyectos e ideas de integrar las islas al territorio de la república. Así que viajamos por Punta Arenas y estuvimos filmando allá. 

¿Y qué encontraron en Malvinas?

Bueno, creo que tuvimos suerte. Entrevistamos al director del Penguin News, John Fowler, y encontramos al isleño Patrick Minto. Lo de Patrick fue muy inesperado. Sabíamos que le gustaba la cerveza, así que lo llamamos, le preguntábamos si podíamos ir a verlo, llevamos unos packs de cervezas, y nos pusimos a charlar. Él habla de una forma muy inglesa el español, pero no habla mal. Hablamos de la Argentina, de cómo él recibe a veteranos de la guerra y tenía recuerdos de haber estudiado en Argentina, antes de la guerra… Yo estaba con la cámara. Y en un momento le mostramos, sin saber, la foto de Campos y le preguntamos si lo conocía. Tuvimos que parar de filmar porque se quebró. Se largó a llorar. Nos dijo: “fue como mi segundo padre” entre lágrimas. Esa toma la tuvimos que volver a hacer. Lloraba sin consuelo.

¿Por qué tus películas duran cuarenta minutos, una hora? ¿Cómo hacés para meter todo en ese tiempo?

Con Campos, teníamos que contar una historia y que fuera atractiva. Desde el vamos, las condiciones las ponía yo. Eso quedó claro. Y gané libertad. Si bien la película fue financiada por la provincia, la hice en total libertad. Y todos queríamos que fuera interesante, entretenida. La película podía durar 180 minutos, claro… Pero cuando nos juntamos con Kike Colombo, que es mi jefe de posproducción, y mi editor, él editó todo lo que filmé desde el primer corto, cuando nos juntamos la idea era hacer una película que de ninguna manera podía ser aburrida. Tenía que ir al taco. Para mí, más corto, más condensado, mejor. Si no lo podés contar en tres minutos, ¿para qué vas a hacer algo de sesenta? Y tampoco hay que contar todo. Lo que sí tiene que pasar es que la película te tiene que emocionar.

¿Y cómo surge la película El destino de Elena?

Para El destino de Elena, que es el documental que cuenta lo que hizo doña Elena Rubio de Mingorance, ya teníamos el formato de Los sueños del gobernador Campos. Y replicamos esa forma, que nos había servido. Pero la financiación nos la daban si la peli la estrenábamos en determinada fecha. La de Campos la habíamos hecho en nueve meses y para esta teníamos menos de seis. Así que sumamos más gente al equipo. La música, como en todas mis películas, la hizo Sebastián Bradley, de Hasta Trilce, y también me gusta mucho trabajar con Fede Rodriguez, que tiene mucho talento para escribir y pensar la estructura de lo que vamos a filmar. 

¿Y ahora qué viene?

Ahora estamos terminando La hermandad, que es una película que cuenta una carrera de autos, un rally de velocidad, que se hace desde el año 74 entre Argentina y Chile a frontera abierta. Es la única carrera en el mundo que se corre así. Y se corrió incluso en 1978, cuando la Argentina y Chile casi entran en guerra. Hay un trailer ya. Es una historia poco conocida pero muy, muy emocionante.////PACO

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