peluca

Por María Bernardello / @mariaBB

El vestido negro con cierre adelante fue lo peor del show de Junín. Fui a probármelo personalmente a Van Dier Verruckt, a la fábrica que estaba justo donde nace la calle Warnes. Jamás había estado en ese barrio. Había olor a cuero en el showrroon y en toda la casona. Franckie nos mostró unos pantalones de cuero rojo que estaba haciendo a medida para Carolina Peleritti, tenemos el culo exacto, dijo, esto calza a la perfección. Me dieron unos tacos y un vestidito con cierre en el frente. Salí del probador que quiero verte, me dijo Cheque y subí con el vestido hasta la oficina de Franckie. Al pie de la escalera había una pecera con un escorpión. Walter le tiró algo para comer y lo molestó con un palito para que pudiéramos verle el aguijón. Subí tanteando cada escalón porque el vestido era muy corto y los tacos me quedaban grandes. Una señora nos trajo agua y café. Se escuchó un timbre fuerte y Franckie salió corriendo. Son los hijos de puta, dijo y voló. Cheque fue detrás de él y me encerró con llave. Desde una ventana blindada y redonda vi a un pibe muy parecido a Franckie enroscarse en el puño un cinturón con tachas. Cheque estaba parado al lado de él, un escalón más arriba, cerca del escorpión. Franckie le trajo unos anillos de acero a Cheque. Vi cómo se acomodaba los dedos en ese coso y se me aceleró el corazón con los gritos que venían del patio interno. Subí y bajé el cierre todo el tiempo. El pibe flaco saltó del escalón sobre un tipo que se cubría con los brazos y le dio como veinte piñas con el cinturón.

Todo habrá ocurrido en diez minutos o menos. Cheque sacó la traba de la oficina y me abrazó. Me dijo salgamos rápido. Se armó bardo con unos estafadores. Sacate los tacos y vámonos de acá. En el piso del patio había manchas de sangre y desde el showroom escuché llorar a un chabón.

Dos días después nos fuimos a Junín. Yo me enojé porque tuve que ir en la van, con las bailarinas, el plomo y todos los bártulos. El boliche se llamaba Nexo y estaba tan lleno de gente que no se podía entrar. La bailarinas se cambiaron en la van. Por suerte cuando vino Fernanda a saludar a las chicas pude bajarme. Llevé las perchas de Fernanda al camarín y lo primero que hice fue pedir una cortina para el vestidor. Nunca la trajeron. Pensé que iba a poder manejarlo pero desde un principio el show de Junín de a poco me superó. Puse mi mejor voluntad para ese show.

Era la cambiada final y Fernanda estaba en pelotas cuando Cheque apareció y dijo arranca la cortina, cierre, saleee, vamoooo. María Fernanda le hizo un gesto con los dedos, como un beso con golpecito en el pecho y lo único que pude verle fue el pezón que se le escapaba del escote. El corazón me latió en la panza. Traté de ayudarle con el cierre pero quedó y así como estaba salió. Fui hasta la cabina de sonido donde estaba Cheque. Ella caminaba por el escenario de una punta a la otra y cantaba sobre una pista: desde la cabina apenas la escuchamos cuando cantó. La monada estaba como loca, gritaban y pedían otra canción. En ese momento cuando todos levantaban los brazos ella jugueteó con el cierre, lo subió y lo bajó y no pudimos escuchar lo que dijo. Cheque se reía con el de seguridad y Nano, esto es un «écxito» muchachos, dijo cuando ella dio la espalda al público y una mano en cada muslo subió apenas el vestidito de cuero, y subió y subió, se agachó un poco, tipo volcando las tetas hacia adelante y por dos segundos se le vio la vida. Dos segundos para enfermar así. Ella se dio vuelta sacudió el pelo, saltiqueó. La gente abajo aplaudía. Cheque se reía, aplaudía y se reía. Tuve ganas de pegarle, de darle patadas. Lo miré seria y le dije: Está clarísimo que te lo hizo a vos.///PACO