Música


Dillom y la politización del arte

EL ARTISTA

  1. Un fantasma recorre la Argentina. Dylan León Masa nació en Buenos Aires en el 2000 y cada uno de sus últimos cuatro años fue más trascendente que el anterior. El lanzamiento de Por cesárea culmina su evolución meteórica con una potencia y equilibrio excepcionales en nuestra música. ¿A qué altura se encuentra la cima de esa ambición? Al escuchar el disco por enésima vez, es inevitable desgranar los sonidos que el colectivo Bohemian Groove mezcló en los estudios Panda hace unos meses y preguntarse cómo es que sus canciones traslucen la miseria espiritual de nuestra vida política. O en otras palabras: ¿Cuán fuerte reverberan esos acordes en la penumbra de Casa Rosada?
  1. Pero empecemos por el artista. Dillom creció en los barrios del norte de CABA y padeció desde temprano los trastornos de una familia disfuncional. La policía, sin ir más lejos, se llevó presa a su madre horas antes de dar su primer show. Esa urgencia podría explicar el afán nómade de su música, influenciada tanto por los Ramones como por Beastie Boys y Kendrick Lamar. De hecho, a pesar de haber dormido en las plazas de Colegiales, su primera experiencia formativa fue en los estudios de Mhtresuno, un músico de la Villa 31. El mainstream llegó poco más tarde, en 2020, con singles RKT como Dudade y Superglue y la que fuera la sesión más dislikeada en la carrera de Bizarrap.
  1. Pero su adolescencia musical duró poco. Hace apenas un año y medio, Rolling Stone presentó a Dillom como Argentina’s new rap Agitator, epíteto que define no solo la relación con sus pares, sino también con la industria del Quinto Escalón. “El trap murió” agitaba Dillom en 2022, luego de sacar Post-Mortem, su primer disco. Y hace unas semanas, en Blender: “Vengo a declararle la guerra a Miami. La gente se hinchó las pelotas de la música de verga. Ya está, ya están todos llenos de guita, cuánta guita más quieren. Hagan algo que esté bueno y que los haga felices”.

EL DISCO

  1. Lo primero que se escucha en Por cesárea es el ostinato del bajo eléctrico sobre un acorde de Mi bemol menor. Con algo más de esmero se distingue una vibración por simpatía, de fondo, como si las señales del amplificador despertaran el entorchado de un tambor que alguien olvidó en la sala. Este detalle es crucial porque revela que los instrumentos no fueron grabados por línea. La apuesta por lo analógico –“el aburrimiento, la saturación de todo este mundo digital”– es la primera certeza del long play.
  1. En Últimamente, el track de apertura, el bajo loopea una progresión de tres acordes sobre los que se van superponiendo, como tonos de grises, las pistas y recursos que desplegará el grupo Ripgang en adelante. A la batería se suman el beat electrónico, luego el recitado y algunos arreglos corales. Nada es tan novedoso hasta que un puente súbito, a capella, lleva el tema a otro nivel de intimidad. Era viernes, dice el narrador, yo andaba en la de siempre / encerrado en mi cuarto y afuera llovía fuerte. La simbiosis de la música con la escena es impresionante: el beat tira para atrás, la ecualización satura los graves y se adivina, en el sonido, que está diluviando.
  1. “¿Qué pasaría si, en vez de tomar las buenas decisiones que elegí a lo largo de mi vida, me hubiera inclinado por las malas? ¿En qué me convertiría? ¿Adónde hubiera terminado?”. La sucesión de tracks va construyendo un thriller psicológico del que hablaré más tarde. Prioricemos ahora el contraste de movimientos: La novia de un amigo está en La mayor y arroja algo de luz sobre el túnel. La tercera canción, Cirugía, responde a la fórmula del hit ramonero, es decir acordes en bloque, tocados púa abajo, y una guitarra punzante que emula los discos de Pixies. Luego hay un ruido de casette recién puesto: es la trompeta que Jerry González grabó para El salmón hace más de veinte años y que Andrés Calamaro rescató y obsequió a Dillom para que éste sampleara a su gusto. El resultado es envidiable: hay mucho de Doo-Bop de Miles Davis en Mi Peor Enemigo, mientras que Mentiras Piadosas, el siguiente tema, se inserta de lleno en la sonoridad de The Divine Feminine de Mac Miller.
  1. La Carie devuelve el disco a un hip-hop más duro, atenuado quizás por la voz de Lali Espósito. En un registro más low-fi, Buenos tiempos dispara el metrónomo como si fuera el soundtrack de una persecución policial. Hacia la coda, eso sí, repite la estrategia del primer tema: el beat cae, la música tiende a los graves y prepara el tono de Muñecas.
  1. “Nunca me había puesto incómodo haciendo un tema” confiesa Dillom en Rolling Stone. No es para menos. Después de dos minutos, Muñecas logra un efecto de shock y parálisis, como la mordedura de una serpiente africana. No hay epílogo posible para esa canción y por eso la que sigue, (Irreversible), es una banda de escena instrumental. Por cesárea anuncia el final en Coyotes, un punk poguero, antes de recaer en el flow ansiolítico de Reiki y Yoga. Sobre el contrapunto fugado de esa canción, hay dos versos que subrayo porque condensan una estrategia personal y también política: Voy a buscar un culpable / para no sentirme culpable.

EL ESTADISTA

  1. El mes pasado Juan Terranova publicó en esta revista un análisis de Baño María, el último LP de Ca7riel y Paco Amoroso. El artículo sugiere el potencial político de esa música y menciona el episodio de Dillom en Cosquín Rock, festival donde cantó Sr. Cobranza, actualizando la letra con el apellido del actual ministro de economía. “La discusión pública de Lali con el presidente de la Nación, algo surreal dentro de un estado general surreal, es muy conocida” escribía Terranova. “Hay bastante tela para cortar en esta serie de links.”
  1. Una apreciación teórica: a diferencia de Baño María, la sexualidad de Por cesárea expone un estado de desublimación represiva.
  1. Son muchos los artículos de Paco dedicados a Javier Milei. El texto que más me atrapó es el de Rodolfo Cifarelli, quien describía el ostracismo psicológico del presidente y lo empoderaba como personaje arltiano, sinécdoque aparente del colectivo de humillados que sobrevivió a la megadevaluación de Macri, la pandemia y la ingravidez del albertismo.
  1. “Milei aprovechó la tierra baldía e hizo del libertarismo su rosa de cobre” gatillaba Cifarelli. La actualización de Masotta sobre Roberto Arlt ilustraba cómo la pobreza intelectual de un admirador de Thatcher era solapada por una complejidad personal indómita. En esa reescritura de Los siete locos se narraba “una contrarrevolución contra un Estado socialista imaginario, algo que nunca existió objetivamente pero sí existe en las cabezas de muchos de sus votantes”.
  1. ¿De qué manera Por césarea revela el mapa subterráneo de la compleja narrativa que sobreexpone y a la vez difumina a Javier Milei?
  1. Otro identikit publicado en Paco fue el de Santiago Marini, que diagnosticó sin ambages el trastorno narcisista de personalidad que padece el estadista. Cito ese texto porque propone un desdoblamiento semántico, un fenómeno de negación y compensación cristalizado en la imagen de un Narciso “que no puede tolerar el reflejo sucio del estanque, como si la Materia fuera la contracara de la Idea”. Algo parecido hacía Signorini cuando separaba a Maradona, el personaje, del Diego, de quien era preparador físico. “Con Diego hasta el fin del mundo” decía Signorini. “Con Maradona, ni a la esquina…”. El mismo procedimiento separaría a Milei, a quien el algoritmo viene reproduciendo como el agente Smith y colando en la tapa de la revista Time, del niño al que dos “progenitores” desafectuados bautizaron Javier en octubre de 1970. “En su pelo revuelto, su falta de higiene y su propensión a apagar a los gritos la duda” escribía Marini, “Milei muestra el chico que no puede dejar de ser.”
  1. Voy de esa infancia signada por el miedo y las vejaciones –que describiré más tarde– a la última entrevista de Dillom en Rolling Stone. “A mí me pasa que el terror me empodera” dice el músico. “Una vez, tomando unos hongos, descubrí que la única forma de perder el miedo es darle miedo a otro.” Esa máxima personifica a Javier en clave gore, además de ofrecer una víctima alternativa –la Argentina– al relato de Por cesárea. “Esa situación un poco te empodera, pensar ‘Los voy a hacer concha a todos’ o ‘voy a matar a alguien’…” dice Dillom. “Obviamente después no lo hacés y lo más sano es sacarlo en forma de arte. Pero bueno, hacer el mal no deja de empoderarte…”.
  1. Claro que en el caso del músico, el distanciamiento con la máquina lovecraftiana es apriorístico. “Las cosas que pongo en los temas” cuenta en El Método Rebord, “son cosas que ya tengo resueltas terapéuticamente.”

TELEVISIÓN

  1. En 1993, David Foster Wallace publicó un ensayo descomunal sobre la influencia de la tele en la cultura popular norteamericana. E Unibus Pluram: Television and US Fiction era precedido por un dato estremecedor: el hogar norteamericano promedio consumía seis horas diarias de pantalla. El ensayo es importante porque antecede con insólita precisión la influencia de las redes en las narraciones políticas actuales.
  1. La televisión es la plataforma sobre la que Milei catapultó su heroísmo arltiano. En su texto, Wallace caracterizaba el discurso televisivo como violento, cargado de ironía, cinismo y autorreferencialidad, retóricas que generan una ilusión de autocrítica y autenticidad. Esa franqueza aparente “alivia la tensión dolorosa que hay entre la necesidad del individuo de trascender la multitud y su estatus ineludible como miembro anónimo de un Público”.
  1. Dos citas textuales de David Foster. 1: “La televisión trata del deseo. Y el deseo es a la narrativa lo que el azúcar es a la comida humana”. 2: “El gran atractivo de la televisión es que capta nuestra atención sin pedir nada. Uno puede descansar mientras recibe estímulos. Recibir sin dar”.
  1. Con esos mecanismos, Milei halagaba al consumidor televisivo en la medida que le permitía “ver” la hipocresía de los valores políticos convencionales. En palabras de Wallace: “esto puede inducir en el individuo una sensación de superioridad astuta que le ha enseñado que debe desear, y puede hacerle depender del consumo cónico de la tele que permite esa sensación”.

INTERNET

  1. Hace poco un amigo terminó una maestría en la tan célebre como tenebrosa Universidad Tecnológica de Eindhoven, Países Bajos. El abanico bibliográfico de su carrera rigió nuestras conversaciones desde la asunción de Bukele en 2019 hasta la de Milei en 2023. De memoria prodigiosa, mi amigo solía citar papers especializados en el perfil y consumo de los usuarios de redes, trabajos anclados en la teoría de la comparación social que desarrolló Leon Festinger en los años cincuenta y que luego expandieron Gibbons y Buunk, dos astros de la psicología que acuñaron el término Social Comparison Orientation. En efecto, las siglas (high)-SCO describen la tendencia crónica de ciertos usuarios a evaluarse a sí mismos en comparación a los demás. Si bien algunos estudios ponderaban la “envidia sana” que incentivan ciertas emisiones (lo que Foster Wallace llamaría “televisión de calidad”), había un paper de la Universidad de Newark, Ohio, que demostraba empíricamente que las personas con alta tendencia al SCO experimentan no solo cierta incertitud e inestabilidad emocional propia, sino también una hiperconectividad desmedida.
  1. Según una nota publicada en La Nación, el volumen de actividad de Milei en las redes es frenético. En los primeros dos meses de su mandato, el presidente habría dado unos 14 mil likes, además de haber reposteado 4253 publicaciones y subido otras 111.
  1. ¿Cuál sería el diagnóstico de los investigadores de la Universidad de Newark, Ohio?
  1. Se estima que la media mundial pasa casi cuatro horas diarias mirando sus celulares. Por otro lado, Argentina es el quinto país del mundo que más tiempo pasa frente a una pantalla, promediando ocho horas y cuarenta minutos al día. El promedio de este consumo se disparó un 12% entre 2019 y 2021.
  1. Hay, en las declaraciones de Milei -así como en los estribillos rapeados de Dillom- una pauta de ritmo en el discurso, un metrónomo de alocución que ordena las declaraciones punzantes en compases de 15 segundos, como si todo razonamiento fuera concebido bajo la estructura pentagramada de un reel. Esa mímesis entre el contenido promocional y el contenido de programación es ejemplificado por Wallace como el videoclip que deviene jingle publicitario. Por cesárea trabaja de forma inversa al discurso-reel de Milei: se rechaza la fragmentación desde el momento en que el disco no es adelantado con singles.
  1. “Básicamente, las redes sociales las uso en el desayuno, en el momento del almuerzo y a la noche”, decía Milei en una entrevista a LN+. “En los viajes me pongo un poco más intenso”. En su primera gira como mandatario, Milei likeó 2300 publicaciones en cuatro días, además de retwitear un centenar de veces su encuentro paternalista con Donald Trump.
  1. ¿Hasta qué punto el pathos mileísta responde a la arquitectura algorítmica? ¿Hasta qué punto el discurso legal que regirá nuestras vidas, desplegado en un texto corporativo que un asesor billikenista no dudó en titular “Pacto de Mayo”, es distorsionado por el plug-in narrativo de Javier Milei? ¿Hasta qué punto esa máquina proyecta nuestro destino?

EL PADRE

  1. La bibliografía que mi amigo estudió en la Universidad de Eindhoven memora episodios álgidos e ilustradores. Durante el Brexit, la consultora Cambridge Analytica recopiló de forma ilegal los datos de 87 millones de usuarios a fin de crear perfiles psicológicos y direccionar una campaña política personalizada. El microtargeting de Facebook también fue fundamental para que Trump ganara las elecciones de 2016 y para que en 2019, escoltado por un ejército de trolls y fake news, Rodrigo Duterte se hiciera con la presidencia de Filipinas. “Aumentar el número de opciones con una tecnología mejor” decía Foster Wallace “no remediará absolutamente nada mientras en la cultura americana no se consideren con seriedad los mecanismos de información acerca del valor comparativo”. Según el escritor, el ultraliberalismo se extenderá como consumo cegado “mientras no se disponga de una guía que oriente sobre cómo y por qué elegir entre ciertas experiencias, creencias y predilecciones”.
  1. ¿Cuál es el costo de oportunidad del superávit fiscal?
  1. “Yo soy producto de las redes y me comunico directo con la gente” decía orgulloso Milei en Radio Mitre. “Lo tengo todo de primera mano. Eso me permite estar rápido de reflejos, ver dónde están los problemas y trabajar para solucionarlos”. Su gestión pareciera regirse por la farándula y priorizar la coyuntura global y el trending topic. Para Foster Wallace, el dispositivo tecnológico se vuelve árbitro último del valor humano. En el presente, el celular es el oráculo que consultamos todo el tiempo: “semejante esfuerzo que requiere la tecnología” decía Wallace “hace que la relación del espectador con el dispositivo sea al mismo tiempo alienada y anaclítica”.
  1. Del diccionario médico de la Universidad de Navarra: “La Depresión Anaclítica es un término acuñado por René Spitz para designar un cuadro depresivo que se origina en los primeros meses de vida del niño por la separación prolongada de la madre y la consiguiente privación de cuidados emocionales y físicos que ello conlleva. (…) El cuadro clínico se caracteriza por severos trastornos psicofisiológicos que van desde una fase inicial de llanto continuo, agitación y desesperanza, hasta una fase posterior de interrupción del llanto, permanencia con los ojos inexpresivos e indiferencia por el entorno. (…) Por analogía, es un tipo de depresión en el que el paciente está fundamentalmente preocupado por las relaciones interpersonales y muestra una excesiva dependencia emocional de los demás”.
  1. Hay capítulos de El Loco (2023) de Juan Luis González que sondean profundidades muy similares al psicodrama de Por cesárea. Basta con revisitar las entrevistas hechas al padre del actual presidente. “Beto, decime la verdad. ¿Tu hijo está loco? ¿O se hace?” preguntaba el periodista una tarde de 2018. “Sí, siempre fue así. Salvaje, vehemente, muy rebelde… Por eso lo tenía que fajar.” El remate es espeluznante porque no está exento de automatismo y jactancia. En una entrevista para Canal América, Javier era más específico: “De chico había maltrato físico y estamos hablando de una persona de 1 metro 90: no eran palizas normales. Después, cuando estudiaba, siempre fue muy despectivo para mi carrera, siempre me dijo que era una basura, que me iba a morir de hambre y que iba a ser un inútil toda la vida”.
  1. Intestaste pegarme y te caíste y empezaste a arrastrarte, canta Dillom en Últimamente. Y luego, recriminatorio: se supone que vos sos quien debería cuidarme / pude ver en tu mirada que detrás no había nadie. Y al final: ahora por culpa de esa mierda tengo PTSD / la paranoia no la calma ni el más puro CBD / las pastillas son lo único que heredé.
  1. ¿Palizas normales?
  1. El fenómeno barrial con el que Milei titula sus posteos más recientes no deja de compensar el trauma de una infancia transcurrida en las fauces del bienestar económico. Le prometí a mi papá que iba a ser el mejor / pero ya no quiero ser mejor, quiero ser el peor sigue cantando Dillom. Entendí que hacer el mal era la única opción… Beto parece haber ascendido de chofer de colectivos a capitán en circunstancias igual de sombrías. En pocos años amasó una fortuna revendiendo autos y “trabajando” el ingreso en diversas actividades financieras (Francisco de Viedma SA). También pasó de manejar la línea 21 a comprarla, junto a los bondis 108, 31 y 146 (Teniente General Roca y Rocaraza SA). Luego diversificó su actividad en los repuestos (Neumáticos Acassuso SRL), en la actividad ganadera y en la inmobiliaria (Campo La Ponderosa SA). Pero lo más curioso es el detalle del nombre con que bautizó las offshore que ostentaba su familia en Miami: Alkanor Investments LLC, es decir el acrónimo de Alicia, Karina y Norberto.
  1. ¿Puede una auditoría financiera revelar un caso de abandono parental?
  1. Última cita de Foster Wallace: “El fenómeno de la fama desintegra la frontera entre hechos y ficción: la disipa o la vuelve confusa”.

CIUDAD DE LA PAZ

  1. El tema más groovero es el que cierra el discoy podría escucharse, según Dillom, como “un bonus track para el que quiera un final feliz”. Amanecí solo en un blanco vacío / Tras un final, todo vuelve a comenzar. Después de tanto ruido, después de tanta oscuridad… la redención.
  1. En el análisis de Por cesárea que Camila Fabbri publicó en La Agenda hace unas semanas, hay varias metáforas que recrean el universo-Dillom con ingenio y serenidad. En un momento compara los colores de sus canciones con las pinturas negras de Goya. Cuando refiere al cambiante y creciente físico del músico, dice que a juzgar por su piel blanca, sus ojos azules y su pelo amarillo, Dillom se parece a la bandera argentina. Enhorabuena. Por otro lado, es inevitable pensar que Milei también tiene los ojos azules, la piel blanca y un pelo enmarañado, tirando a caoba. Yo diría que se parece a la bandera argentina arrojada al suelo. O peor: que se parece a nuestra bandera flameando en la atmósfera vernácula que exhibe la sala más inquietante del Prado. El sol de mayo eclipsado por un lienzo pegajoso… Mientras se contempla Saturno devorando a su hijo, es inevitable samplear las palabras del padre del presidente: Es así… Lo tenía que fajar.
  1. La humanidad, decía Walter Benjamin, hace rato se convirtió en espectáculo de sí misma. “La autoalienación alcanzó un grado que le permite vivir su propia destrucción como un goce estético de primer orden”. Hace unas semanas, el presidente de una Argentina con 60% de pobres se presentó en el Luna Park con un sobretodo de cuero negro, vanaglorió su gestión y volvió a apropiarse de Panic Show con un grupo de músicos acompañándolo en vivo. Fiat ars, pereat mundus. “La batalla cultural hay que darla” vociferó Milei “tanto en las aulas como en cualquier lado, porque si no las defendemos, nos llevan puestos los zurdos”. Dillom le responderá, en ese mismo escenario, el próximo 19 de junio.////PACO