Sucias de caucho es una antología de cuentos sobre fútbol escritos por mujeres. Publicada este año por Milena Caserola, incluye relatos de Florencia Canosa, Carolina Carrillo, Julia Narcy, Jimena Ruth Rodriguez, Julieta Halac, Leticia Martin, Mercedes Dellatorre, Ingrid Sarchman y Natalia Gauna.

¿Cómo surgió la idea de hacer este libro?

Carolina Carrillo: Un grupo se conoció haciendo una diplomatura en Flacso. Después, cada vez que faltaba alguna, se buscaba completar el grupo con amigas, y amigas de amigas, y así. Y así como nos largamos a jugar en la cancha, nos largamos a jugar en el papel.

Leticia Martin: Jugando, riéndonos de las pelotudeces que somos capaces de hacer antes y después del partido, quizá bebiendo cerveza post goleada, quizá en el gesto de tomarnos livianamente las historias de nuestra madres y abuelas, reivindicándolas en el uso de las libertades que podemos permitirnos y los espacios que podemos ocupar y, por qué no decirlo, comentando las preguntas bobas que algunos maridos hacían por whatsapp, al estilo: «¿Sabés dónde está el talco? ¿Dejaste algo para cenar?»

Es difícil no leer Sucias de caucho en el contexto de permanentes reivindicaciones feministas. ¿Cómo ven esa lectura? ¿Piensan que la cuestión del género está relacionada con la antología?

Leticia: Las cuestiones del género, al igual que las cuestiones del juego, atraviesan muchos de los cuentos de este libro, por no decir todos. Y, no es porque hayamos querido que el género sea el tema principal de la antología, sino porque el género y la realidad nos atraviesan aunque no queramos. Así es que, sí, usamos el género, la inteligencia, la bronca acumulada, la coyuntura, el odio, el deseo de ir a contramano del individualismo cada vez más exacerbado en nuestra época y esa atrofiada capacidad de leer el país y el mundo que tenemos, para meternos de lleno a narrar estos temas.

Carolina: Es difícil tener dominio o injerencia sobre cómo se lee una obra. Cualquiera sea ésta y cualquiera sea el contexto. Que cada uno lo lea como quiera.

Mercedes: Creo que esa lectura es inevitable, en ese sentido no difiere de las antologías de “autores sub treinta” o “autores argentinos”. Es un recorte que sirve para delimitar un territorio y, al mismo tiempo, la frontera que permite que los textos dialoguen entre sí, mostrando que hay distintas formas de mirar un mismo asunto.

En el libro hay reflexiones sobre las redes sociales y la cultura digital, la astrología, problemáticas de género, las tensiones de la amistad, el cuerpo. Un cuento sobre fútbol puede tratar todos los temas, ¿O hay alguno que no puede tratar?

Carolina: Un cuento puede tratarse de lo que se quiera. Sea de fútbol o de moléculas. Los cuentos no tienen tabúes.

Leticia: La pregunta puede ser capciosa porque si bien algunos cuentos tocan alguno temas, no es verdad que haya uno que los abarque todos. El cuento es un género en el que la economía del lenguaje es mayor –a diferencia de la novela– y del que se esperan determinadas cosas y no otras. Por ejemplo, un tipo de final que resignifique o sorprenda al lector; como en el cuento clásico, por ejemplo. Esta antología no debería leerse en esos términos, o tal vez sí. Lo cierto es que en su construcción primó, sobre todo, la búsqueda de trabajar en equipo.

Mercedes: No nos propusimos escribir sobre el fútbol en sí, sino sobre personas que juegan al fútbol. En ese sentido, es medio inevitable que surjan todo tipo de temas, en especial los que nos convocan de modo particular.

¿Cómo vivieron el mundial?

Leticia y Natalia: Algunas en Rusia, otras en Buenos Aires, jugando al fútbol y haciéndonos preguntas. ¿Por qué hay pocas relatoras? ¿Hay que compartir sexo y género con los boxeadores para comentar una pelea de box? Algunas, la mayoría, colgadas del cable y sin esperanzas. Nadie quería que terminara tan rápido todo. Quizá en 2019 podamos vivir el mundial de fútbol femenino en Francia. Estamos ahorrando para viajar juntas.

Mercedes: El chat ardió mientras la selección estaba jugando. Mucho meme sobre medidas antropométricas y otros asuntos menores. Después aflojamos.///PACO