Entrevista


Miguel Braun: «No importa el color del gato, importa que cace ratones»


Por Miguel Braun (*)

I
La Fundación Pensar es el centro de políticas públicas del PRO, y su tarea principal es preparar los planes y equipos de gobierno para que el partido esté en condiciones de gobernar el país en 2015. Tenemos 30 equipos que están trabajando en planes sectoriales, por ejemplo, energía e infraestructura, y un equipo coordinador que articula el trabajo de los sectores para darle consistencia. Cada grupo trabaja en identificar las prioridades de trabajo en su sector, si es necesario proponer reformas legales, cuánta gente es necesaria para llevar adelante las propuestas y qué perfiles deben tener, cuál es el presupuesto necesario, cuáles son los actores relevantes del sector, etc. Ese trabajo se discute con especialistas, ex-funcionarios, empresarios, sindicalistas y otros actores relevantes, y con el grupo coordinador. Es un trabajo práctico y de planificación, con la mira puesta en tener claras las medidas en cada sector del gobierno en los primeros 100 días de gobierno. Las propuestas se discuten con Mauricio Macri y el resto de los principales referentes del partido, y sirven también como base para el trabajo de asesoramiento al bloque de diputados nacionales del PRO.

II
El kirchnerismo, o al menos sus líderes, parecen haber resuelto bastante bien sus problemas económicos personales, ¿no? Más bien sus políticas generan problemas económicos para el resto de los argentinos. La economía está estancada desde fines de 2011: cae la inversión, los salarios reales y el empleo privado no crecen, la inflación no para y cada vez hay más trabas que desalientan más la inversión. Llegamos a esta situación porque la inflación se comió la competitividad de nuestras exportaciones (fijate que el kirchnerismo perdió votos en provincias como La Rioja y Mendoza, con economías regionales muy afectadas por la apreciación del tipo de cambio oficial), porque el populismo energético nos hizo perder el autoabastecimiento y ahora importamos más de 10,000 millones de dólares por año de hidrocarburos, y porque las intervenciones brutales y arbitrarias de Moreno, además de fracasar en sus objetivos manifiestos (la carne está más cara que nunca, cayó la producción de trigo, el congelamiento de precios se derritió, etc), mandan el mensaje a los empresarios de que no les conviene invertir acá. En definitiva, somos caros, importamos energía y nadie invierte, y sin inversión no hay crecimiento posible. Para que todos podamos vivir mejor hace falta que cada uno de nosotros produzca más con la misma hora de trabajo, y eso sólo es posible con más capital y más tecnología. Pudimos zafar un tiempo con el impulso del precio de la soja y el crecimiento de nuestros socios comerciales, pero la soja está cayendo (los precios futuros a un año andan hoy por U$430) y Brasil devaluó y está complicado. La última década fue la mejor del último siglo en términos de precios de commodities, crecimiento mundial y tasas de interés para toda América Latina, y crecimos todos a un ritmo parecido. Algunos países como Chile, Uruguay y Perú optaron por enfatizar la inversión, mientras que Argentina y Venezuela priorizaron el consumo y la distribución del ingreso. El éxito político del kirchnerismo fue lograr que el estado se apropie de estos beneficios y los reparta masivamente, mejorando la situación económica de la mayoría de los argentinos, al menos hasta 2011. El problema es que, agotado el viento de cola, nos dejan al borde del colapso. Es la década en la que nos sacamos la lotería y en vez de invertirla, la gastamos.

III
No hay una escuela económica norteamericana, el conocimiento hoy es global, y aunque las principales universidades están en EEUU, sus profesores son en un gran porcentaje extranjeros, y hay también centros de excelencia académica en Europa, Asia y América Latina. Queda un prejuicio contra los que estudiamos afuera por una lectura antigua de unos pocos académicos locales que hoy están cerca del poder. Digo antigua porque la “economía neoclásica” que ellos critican es básicamente lo que se escribió entre 1945 y 1965. En los últimos 50 años los economistas han profundizado y diversificado sus investigaciones de manera espectacular. Basta googlear a Amartya Sen, leer los trabajos del Poverty Action Lab, ver el libro “Why Nations Fail” de Acemoglu y Robinson o “Thinking, Fast and Slow” de Daniel Kahnemann para ver que la economía hoy no se trata de cómo maximiza sus beneficios un agente racional. Pasando al plano político, se asocia al que estudió afuera con el neoliberalismo que culminó con la crisis de 2001-2002. El problema es que ese mismo “neoliberalismo” viene funcionando muy bien en Chile, México, Perú, Brasil, Uruguay, Colombia… ni hablar de Corea del Sur o Australia. El discurso político kirchnerista busca una simplificación dicotómica entre buenos y malos, pero la realidad es más compleja. Fernando Henrique Cardoso aplicó un plan de estabilización ortodoxo que bajó la inflación en Brasil, pero por suerte no ató al real de manera fija al dólar, como sí hizo Cavallo acá. Brasil evitó la crisis en parte porque pudo devaluar cuando vino la crisis asiática en 1997-98 y en parte porque recibió un salvataje de EEUU que nosotros no recibimos. Lula, a quien nadie puede acusar de neoliberal, mantuvo las mismas políticas macroeconómicas de Cardoso. En Chile, los socialistas Lagos y Bachelet continuaron con políticas macro neoliberales heredadas de los Chicago Boys de Pinochet. Haríamos bien en hacerle caso a Deng Xiaoping, arquitecto del éxito económico de China: no importa el color del gato, importa que cace ratones.

IV
Twitter es fantástico para leer rápido opiniones de distintas personas que de otra manera costaría más encontrar, sobre todo las reacciones a las novedades del día. Sirve también para ver la reacción a ciertas ideas y propuestas, y practicar la chicana. No sirve para discutir en profundidad porque se pierde rápido el hilo de la discusión (sobre todo si se discute de a muchos) y porque no todas las ideas se pueden expresar bien en 140 caracteres. A mi me sirvió para conocer, online y en la vida real, a gente interesante y diversa. En definitiva, twitter informa, agudiza el ingenio y te saca de tu zona de confort en términos de conversación. La web es muy útil para la discusión política si se la usa bien. Si vas a buscar profundidad y debate respetuoso a twitter te vas a frustrar, pero por ejemplo si armás una wiki donde militantes y voluntarios de tu partido pueden colaborar en la generación de propuestas, podés mejorar la calidad de las mismas, sobre todo en un país grande y federal como Argentina, con realidades locales muy distintas ////PACO


(*) 
Soy economista, estudié la licenciatura en la Universidad de San Andrés y después hice la maestría y el doctorado en Harvard. Volví a la Argentina en junio de 2001 y fundé CIPPEC, un centro de estudios, con un grupo de colegas. Trabajé ahí diez años y en 2010 me sumé al PRO como director ejecutivo de la Fundación Pensar, el centro de políticas públicas del partido. Mi trabajo es preparar planes y equipos de gobierno nacionales para el 2015. Doy clases de finanzas públicas en la UBA y en la Di Tella.