Entrevista


Daniel Gigena: «Me da pena cuando a un buen libro le toca un reseñador sin vuelo»


¿Para qué sirve la reseña de libros y cómo impacta sobre la industria editorial, los lectores y los aludidos?

Creo que las reseñas de libros, en pocos casos yo lo llamaría crítica, sirven para comentar las novedades que según el criterio de los editores son interesantes y merecen destacarse. Hay tantos criterios como editores, pero el de la novedad es un criterio compartido. Muchos coinciden en que no es posible reseñar un libro más de medio año después de su publicación; sin embargo, a veces se puede. No sé cuán relevante es una reseña. Algunas personas me dijeron que la reseña positiva de un libro, firmada por determinados críticos o periodistas, impulsaba la venta de un libro, pero eso fue hace años e incluso en ese momento dudé de lo que escuchaba. Sin duda impacta sobre los autores de los libros; la mayoría espera una lectura publicada en un suplemento literario. Sirve para solicitar becas, publicar un segundo libro, dar un taller literario, asistir a ferias, darse a conocer, plantearse interrogantes. A las editoriales y a los agentes les sirven para intentar vender los derechos de un libro en el exterior; en ese sentido una reseña publicada en un medio gráfico todavía tiene más importancia que otra publicada en un medio digital, la firme quien la firme. Ayuda a hacer visible un libro, a un autor, sobre todo si es su primer libro. Incluso si la crítica es desfavorable, se dirá que el libro fue lo suficientemente relevante como para merecer ese espacio.

Si el crítico-escritor es un proselitista de sus propias ideas literarias, ¿en qué medida eso es compatible o no con la lógica de los medios?

Es probable que sí, si esas ideas no se convierten en ideas fijas e inmutables a lo largo del tiempo, una misma receta que se aplica a libros distintos; en parte el efecto de un libro (o de una lectura, en este sentido parece que a veces hubiera mejores lectores que libros) es modificar esas ideas, sumar otras, cuestionar las ideas propias, crear nuevas ideas. En mi experiencia personal, la lógica de los medios no se interesa por las reseñas de libros, excepto cuando desde la dirección de alguno de esos medios se imponen ciertas reseñas, firmadas por personas ajenas a la sección, de algunos libros de colaboradores o amigos del medio en cuestión. En parte ese es un favor que les hacen a los que colaboran con frecuencia: suelen ser libros horribles, saturados de opiniones y provistos de una sola dimensión. A veces hay malentendidos, como pasó con la novela de Selva Almada El viento que arrasa, “libro del año”. Otra cuestión cómica son los descubrimientos tardíos de algunos críticos, como ocurrió con los libros escritos por Roque Larraquy, Beatriz Vignoli o Francisco Bitar.

216623_219566061422290_2103492_n

Algunas personas me dijeron que la reseña positiva de un libro, firmada por determinados críticos o periodistas, impulsaba la venta de un libro, pero eso fue hace años e incluso en ese momento dudé de lo que escuchaba.

¿Cambió la circulación de la literatura y la crítica a través de redes como Facebook?

Creo que se dinamizó esa circulación. Pasó en poco tiempo, pero las revistas digitales, los blogs y las redes sociales impulsaron la difusión, la discusión y la lectura de nuevos y viejos materiales, iluminaron zonas de la producción literaria que no se tenían en cuenta, abrieron debates, vitalizaron la agenda de los medios gráficos, fijada a veces por agentes de prensa de las empresas que pueden pagarle un sueldo a un agente de prensa. En lo personal me pasó con la lectura de libros de poesía: había muchos libros pero pocas reseñas. Empecé a escribir más reseñas de libros de poesía. Tuve que intentar cambiar de enfoque, de argumentos, de biblioteca y de lenguaje. Me parece bien que todos se sientan capaces de escribir lo que sea, de ahí a que tenga un valor para mí hay una distancia… Leo a veces reseñas muy impresionistas o superficiales en redes sociales, pero eso también pasa en la prensa gráfica. Me da pena cuando a un buen libro le toca un reseñador sin vuelo. No me gustan las jerarquías pero tampoco los comentarios de libros como excusa para referirse a otros temas, supuestamente más importantes: sociológicos, políticos, religiosos. No digo que esos factores deben estar ausentes de una lectura literaria, pero me aburre si la determinan. Hay otros géneros para eso, ¿no? Por otro lado, es imposible que no se filtre la subjetividad en un formato como el de la reseña, pero tampoco hay que exagerar. Leo con interés y por distintos motivos las críticas de muchas personas: Pablo Gianera, Laura Galarza, Maximiliano Crespi, Sandro Barrella, Marina Yuszczuk, Juan Terranova, Gustavo Pablos, Flavio Lo Presti, Ivana Romero, Diego Erlan.

311069_265843556794540_898374574_n

No me gustan las jerarquías pero tampoco los comentarios de libros como excusa para referirse a otros temas, supuestamente más importantes: sociológicos, políticos, religiosos.

¿Cuáles son las limitaciones y las ventajas de la crítica en un ecosistema digital donde los lectores y los escritores conviven de cerca? 

Hay varias limitaciones. Muchos autores esperan sólo elogios de sus obras o que les digan algo que ellos ya piensan; se decepcionan si eso no ocurre y es una pena porque una lectura siempre debe agradecerse. No creo que nadie piense que las personas se enriquecen con la escritura de reseñas o que los sellos les paguen a los críticos o reseñadores, como sé que ocurre con los booktubers, a quienes las editoriales les pagan por publicitar determinados libros. A pocos críticos pero a muchos editores de suplementos las editoriales les envían, además de cajas con novedades y gacetillas de prensa, libretitas, biromes y un obsequio de fin de año. O les pagan los viáticos para ir a Barcelona a entrevistar a un novelista español. Otros autores insisten mucho por redes sociales para promocionar sus libros, pero la cantidad de libros publicados es ilimitada y el tiempo no. Un autor me dijo una vez que le gustaría que saliera una reseña de su libro en La Nación porque sus padres leían ese diario. Una reseña no es una publicidad pero tampoco un epitafio. Me toca reseñar muchos primeros libros de autores nacionales: novelas, libros de cuentos y de poesía. Es un gesto a favor de la continuidad de una tradición, de la ampliación de un panorama que, por otro lado, se achica bastante por decisión de empresas que editan libros. La principal ventaja del ecosistema digital es que existen más reseñas, más críticas, discusiones y lecturas puestas por escrito. Además es posible comunicarse más fácilmente con muchos autores por ese medio. En la web la novedad no es un valor tan importante como en los medios gráficos. Leí que a muchas personas les molesta cuando los amigos de los autores publican sus lecturas pero ¿la historia de la literatura y la de la amistad no iban juntas?

1469745_652035561508669_877697233_n

Leí que a muchas personas les molesta cuando los amigos de los autores publican sus lecturas pero ¿la historia de la literatura y la de la amistad no iban juntas?

¿Es el crítico un artista? ¿Cuál es el objeto de su creación?

Supongo que un crítico puede ser un artista, aunque no sé si premeditadamente. Si un crítico dice que lo que él hace es arte voy a pensar que es un idiota engreído. Prefiero que tanto un crítico como un artista se asuman como trabajadores o como amateurs, como simples escritores. El objeto de un crítico es la posibilidad: la de aplicar con gracia o con éxito un metalenguaje, la posibilidad de encontrar algo que los demás no habían encontrado en la lectura (poco importa si eso estaba o no: por eso hablamos de creación), la de sugerir una perspectiva o captar una temática, la posibilidad de condensar, divertir e inquietar/////////PACO