Entrevista


8 preguntas a Jimena Arnolfi

todo hace ruido - radio

Por Nicolás Mavrakis

En varios de los poemas de Todo hace ruido hay una estructura que se repite: la imagen primero y una pregunta o una comparación después, que se vuelca sobre el sentido de lo primero. Un método bastante racional sobre lo que se va a decir. ¿Cómo trabajás la estructura y la composición de tus poemas?

Me gusta el momento del hacha. Hay una idea que dice que escribir es parecido a hacer una escultura: vas sacando cosas para hacer visible “la obra”. Lo que vas eliminando sigue estando aunque no se ve. Me interesa el momento de la corrección, me gusta escribir adentro de lo ya escrito. En general, no me gustan los poemas verborrágicos o muy enamorados de sí mismos. Quise trabajar contra todo eso. Y me quedaron así, poemas bonsai. En cuanto a la estructura que mencionás: parece que me sucede así. Si vos decís que se trata de un método racional, puede ser.

Se repiten las escenas o referencias a la Naturaleza. ¿Qué relación tenés vos con la naturaleza y qué relación tenés con la ciudad?

Disfruto mucho cada vez que me voy de la ciudad. Desde muy chica voy bastante para el litoral y todavía me dura el enamoramiento. Siempre me sentí más a gusto allá, quizás porque ese lugar funciona en mí como una especie de refugio. ¿Y por qué aparecen escenas o referencias a la naturaleza en mis poemas? La naturaleza se mueve, me conmueve, y cambia todo el tiempo. Entonces estoy ahí anotando alguna cosa, tratando de registrar eso que va a mutar o no va a estar más. Creo que hay algo de la poesía que me ayuda a conectar lo que pasa afuera con lo que pasa adentro mío, algo así.

El amor, la sensualidad, el cuerpo, son otros asuntos que se repiten en el poemario como si hubiera una continuidad entre una y otra cosa. ¿Cómo entendés esa continuidad? ¿Qué sentidos o recursos te parece que funcionan al momento de escribir poesía sobre el amor?

A veces buscás la continuidad y aparecen los quiebres. No sé muy bien qué decirte sobre eso. En cuanto a “recursos que funcionan o no”, me parece que la poesía es una cosa bastante rara y entonces no se la puede delimitar. No sabemos muy bien qué es pero la podemos reconocer. No sabemos muy bien qué va a funcionar.

Hay poemas que parecerían marcar distintas pautas. Se lo puede leer por momentos como «todo puede ser pensable», pero también como «todo puede ser escrito» y por momentos también como «todo el ruido se acabará». ¿Cómo definirías vos el ánimo general de Todo hace ruido?

El libro empieza con un fragmento de una canción de Flopa Lestani que dice: “¿Qué querés que haga si alumbro y hago sombra al mismo tiempo?”. Creo que el ánimo es un poco ese. El libro está dividido en dos partes: “Todo hace ruido” y “No se sabe qué sentir”. Hay una especie de hilo conductor entre poema y poema, pertenecen a un mismo universo aunque fueron escritos en distinto tiempo. Creo que representa muy bien mi estado mental: cambiante.

Jimena1

Escribís que «escribir es terminar con la belleza de uno». ¿Cómo funciona esa frase y esa idea dentro de tu idea de la poesía?

Durante mucho tiempo, escribí bajo el seudónimo de “Quimera”. Mi blog se sigue llamando así. A decir verdad, nunca estudié mitología griega pero sí me gusta la idea de una bestia que tiene tres cabezas y escupe fuego por una de ellas. Siempre sospeché que escribir es mostrar zonas no muy lindas de uno mismo. Y cuando escribí ese poema, venía pensando en eso. Era una época en la que yo estaba tratando de sentirme un poco bien y no podía parar de hacer poemas horribles sobre mi misma, como si estuviera encabezando una campaña en mi contra.

También escribís (una cita) que «todo lo que viene de la mirada está envenenado». Tratándose de poesía y de un lenguaje que inevitablemente apela a la sensualidad, ¿qué significa para vos la relación entre imagen y poesía?

A veces pienso que la relevancia ya no es tanto del que mira. Por lo general, cuando sos joven, todos te parecen estúpidos salvo unos pocos y uno mismo. Después, por suerte, pasa al revés, y todos y todo resultan más interesantes que vos mismo. Y ahí se da la horizontalidad en la mirada. Cuando miro un pájaro, un yuyo, la persona que está trabajando, alguien que amo, todos son sujetos de la mirada. Y ahí viene la poesía.

Hablás en un momento sobre abandonar el periodismo, poco después de mencionar los oficios en extinción. Como periodista, ¿cuál es tu relación pensada desde el lenguaje con el periodismo? ¿Cuál es esa relación con el trabajo de periodista desde la poesía?

Yo no mezclaría todo. Sí creo que la adquisición del oficio es algo importante en la escritura en general. A nadie se le ocurre que si quiere ser pintor o músico, no tiene que aprender un oficio. La poesía implica un trabajoso oficio y creo que se te va toda la vida adquiriéndolo.

¿Cómo llegaste a la poesía? ¿Qué autores contemporáneos te interesan? ¿Qué tiene que saber o producir alguien hoy para ser denominado «poeta» o «poetisa»?

Cuando era chica jugaba a escribir, creo que era mi manera de estar sola. Tenía unos diez años cuando mandé un cuento a un concurso. La convocatoria era del suplemento de tecnología de un diario. Quedé seleccionada junto a otros chicos y nos llamaron para hacer unas fotos en la redacción. Me acuerdo que en la foto salí horrible, con un enterito de jean y unas trenzas larguísimas. Fue todo un experimento. Después empecé a escribir poesía alentada por un tío abuelo poeta, él me mandaba sus poemarios por carta desde Diamante, Entre Ríos. Recopilando historias familiares, recuerdos y demás caigo en la cuenta que mi juego favorito cuando era chica era escribir. Ahora creo que es lo que más me importa en el mundo, aunque esté bastante consciente de lo difícil que es todo, todo el tiempo. Me gustan las historias de Sergio Bizzio, que es novelista, pero también es poeta. Su manera de contar me engancha desde la primera frase y siempre que leo sus novelas, todo me resulta muy estimulante. No adelantaría ninguna de sus páginas con control remoto. Me parece que hay cosas que se pueden enseñar. Hacer taller, compartir con otros te da muchas herramientas. De todos modos, siempre que se discute eso, me acuerdo eso que militaba Hemingway, la importancia del “detector de mierda incorporado y a prueba de shocks” ////PACO