Entrevista


Ted Williams: «Hay diez normas universales del swinger»


Ted Williams usa un pseudónimo, necesita mantener su identidad reservada de su trabajo “oficial”. Se acercó al swinger hace más de dos décadas como la mayoría, por curiosidad. “Empecé a visitar los clubes en Chile que comenzaron a abrir en la segunda mitad de la primera década del 2000. Desde el año 2007 al 2009, fui anfitrión y animador durante algunos años en un club, en el que conocí a muchas parejas que recién empezaban”, cuenta Ted. Tiempo después, ya en compañía de su esposa Blanca, Williams capitalizó las redes sociales para crear los primeros grupos swinger en Facebook y, posteriormente, fundar la comunidad pionera del intercambio de parejas con sus normas universales. En un claustro sexual que honra el cuerpo a cuerpo y se mantiene escéptico a los estragos de la tecnología, que preserva un tipo de intimidad donde los hechos ocurren sin filtros ni registro, aquel fue un movimiento de piezas no menor. Ted hace radio, organiza fiestas internacionales multitudinarias tanto en Chile como Argentina, teje alianzas entre clubes nocturnos y redes sociales. “Llevo años promoviendo las normas del swinger con la satisfacción de haber ayudado a muchas parejas a ser más felices”, dice el “embajador latinoamericano del swinger”. Con la reciente publicación de su libro Los secretos del Swinger, guía para parejas sigue en su cruzada por informar y desmitificar ese estilo de vida. ¿Qué trae aparejado el intercambio de parejas? ¿Somos realmente capaces de practicarlo? ¿O sólo ablandamos nuestro discurso para adaptarnos a una sociedad que exige laxitud?

¿Cómo se descubre en la pareja la posibilidad de “swingear”?

En primer lugar, deben ser parejas estables, sexualmente activas, cómplices, amigos y amantes. Deben tener la confianza para mostrarse tal cual al otro y, en definitiva, sincerar sus sentimientos y fantasías. Generalmente las descubren al dejarse llevar en la intimidad o al compartir locuras espontáneas, pero maduradas en la relación misma. El porno, por ejemplo, es una fuente de muchas fantasías para la pareja, pues es la posibilidad de ver a otros haciendo lo que nos gustaría hacer. He ahí el punto, ¿nos atrevemos? ¿Podemos disfrutarlo como pareja? Hay personas que tratan de convencer al otro, pero en el swinger nadie hará nada que no esté en su mente, pues hacerlo por obligación sería un error inmenso, ya que no es el espíritu de nuestro estilo de vida. Muchas personas nunca se muestran tal cual a su pareja y viven en un mundo de infidelidad y deslealtad, lo cual genera un círculo de engaños y caretas. ¿Cómo plantear el tema? Primero fortaleciendo la relación y el disfrute sexual. El swinger debe ser el aditivo, no el fin en sí mismo.

Ted hace radio, organiza fiestas internacionales multitudinarias tanto en Chile como Argentina, teje alianzas entre clubes nocturnos y redes sociales.

¿Por qué se dice que “no todas las parejas pueden ser swingers”?

Ser swinger implica un acuerdo solemne de actuar siempre de a dos, como equipo, es decir, sabiendo que ambos disfrutarán del sexo grupal. Debe haber una liberación mental que nos permita disociar el sexo del amor, pues tendremos sexo con otros pero sin involucrar sentimientos. Hay algunas parejas donde una parte hegemoniza a la otra, donde por lo general uno pone las fantasías por sobre su pareja, lo cual provoca rupturas e inconvenientes. La religiosidad, la personalidad y la historia de vida muchas veces hace imposible que alguien se imagine siquiera ser swinger, lo cual por cierto también es válido. Hay distintas opciones y todas son válidas mientras se actúe con sinceridad en la pareja, ninguno haga daño al otro y sean felices.

Hay diferentes tipos de prácticas dentro del swinger,  ¿cuáles sus modos más populares?

Hay dos grandes clasificaciones. Soft, que son aquellas parejas que a veces comparten con otros tan sólo el lugar, sin tocarse excepto a su misma pareja, o que involucra caricias y sexo oral intercambiado. Full, por otro lado, son aquellas que practican el intercambio total de parejas, es decir, con penetración. Hay una gama de otras preferencias que se mueven en la comunidad swinger: parejas Blizz, donde sólo hay juego entre chicas y los hombres  miran o participan sólo con su pareja; parejas Cuckold o Cuckqueen, donde uno tiene sexo con otro mientras su pareja sólo mira; parejas Triologistas, que son aquellas que sólo buscan hacer tríos.

En clubes y fiestas hay un estándar que puedes apreciar a simple vista, que es hombre hetero-mujer hetero o bisexual.

¿Cuál es el principal motivo, de acuerdo a tu criterio, por el cual las parejas dejan de practicar swinger?

El principal motivo es no respetar las normas y los acuerdos en la pareja. Por eso es importante la sinceridad, la lealtad y la transparencia. Hay alrededor de diez normas universales del swinger que permiten a las parejas cuidarse y proyectarse. La delgada línea que separa una grata experiencia de una no tan grata, es justamente que estén alerta y las respeten. Por ejemplo, el “no” es no; no se puede cuestionar, ninguno puede presionar al otro a nada que no quiera. El uso obligatorio de preservativo, el no involucrarse sentimentalmente con alguien fuera de la pareja, son algunas de estas normas y tips basados en la experiencia de años de quienes nos antecedieron, basadas en la realidad y las vivencias de muchas personas de nuestra comunidad.

¿Por qué en la práctica swinger es eminentemente heterosexual?

La misma pregunta me la efectuó hace un tiempo otro medio y con esto me das la oportunidad de aclarar algo que en su momento generó mucha polémica, por lo cual decidí incluir en mi libro un capítulo dedicado a las parejas donde ambos son bisexuales. Nada está prohibido en el swinger mientras haya acuerdo. En clubes y fiestas hay un estándar que puedes apreciar a simple vista, que es hombre hetero-mujer hetero o bisexual. Esto no quiere decir que no hayan otros gustos particulares que se manifiestan de manera privada, como por ejemplo el juego entre parejas en que ambos miembros son bisexuales. Lo que sucede es que se produce una autocensura de los gustos más particulares y no tan  practicados por todos, pero no quiere decir que esté prohibido, creo que son gustos de menos exposición.

¿Esta forma de sexualidad esconde un costado machista?

Discrepo totalmente con esta apreciación y te explico por qué. Los hombres, desde los albores de la humanidad, hemos tenido la posibilidad de disfrutar de otras mujeres distintas a nuestras parejas. El mundo está hecho así, lo puedes apreciar en la publicidad, en la exacerbación del sexo en los medios, en los cabarets, en la facilidad para acceder a la prostitución o, sin ir más lejos, en las famosas despedidas de soltero. La sociedad hasta no hace mucho lo justificaba como casi una cuestión normal. Las mujeres por otro lado son cuestionadas si deciden vivir su sexualidad de manera libre y descalificadas si llegan a hacerlo. Nuestro estilo de vida, por el contrario, les da a las mujeres un lugar primordial, pues en un 95% la decisión de interactuar sexualmente recae en ellas, excepto cuando es el hombre el menos decidido. Todo gira en torno a ellas, el respeto, la forma de tratarlas, la libertad con que pueden disfrutar de sus fantasías, la admiración que producen. No tiene que ver con morbo ni sexismo, sino que son nuestras esposas y compañeras y junto a ellas estamos disfrutando de nuestras fantasías. El swinger es una invitación de los hombres a las mujeres a disfrutar de un mundo al que nosotros siempre tuvimos acceso, una invitación a nuestra pareja para vivir juntos todo lo que haya que vivir. La mujer marca el ritmo y los tiempos del estilo de vida swinger en una pareja, ella decide cuándo sí y cuando no. Es un estilo de vida muy lejos del machismo, ya que somos todos personas que nos permitimos a disfrutar del sexo sin enjuiciar al otro por su liberalidad. Por último, creo que un hombre machista jamás permitiría a su mujer participar del swinger.

Es un estilo de vida muy lejos del machismo, ya que somos todos personas que nos permitimos a disfrutar del sexo sin enjuiciar al otro.

Estamos atravesados por una crisis libidinal cuyos síntomas son fácilmente observables en los hábitos de las personas, las parejas, los matrimonios, en el desarrollo de la tecnología y el consumo. ¿Cómo encaja el universo swinger en este contexto?

Es la gran razón por las que las comunidades swinger crecen más cada día. Esta crisis se produce, según mi punto de vista, por cuestiones que tienen que ver con la percepción de que debemos vivir de acuerdo a la sociedad dicta como “lo correcto”, que no siempre va en la línea de lo que somos como especie. Los seres humanos deseamos a otros distintos de nuestra pareja, pero somos sentimentalmente monógamos, lo que nos crea un conflicto permanente al tener que reprimir ciertos deseos naturales (dentro de lo normal). Salimos cada día a la calle llenos de estímulos: todos miramos pero todos callamos. El no poder compartir tu esencia con tu pareja va provocando distancias, lo que finalmente genera la deserotización de la relación, celos, inseguridades y muchas veces la separación. Las relaciones basadas en los secretos con la pareja los aleja y los deserotiza y esa es la verdadera crisis, la de la complicidad, que muchas veces es saldada fuera del hogar. Nuestro estilo de vida es una alternativa que algunos hemos tomado para mantenernos unidos y cómplices como pareja, de una manera que nos permite disfrutar y proyectarnos transparente y lealmente.

Sabemos que la infidelidad siempre existió y siempre va a existir, pero hay una tendencia actual hacia la permisividad, la apertura de las relaciones, una “monogamia” más distendida. ¿Cómo ves el futuro de las relaciones?

Las veo más basadas en el “ser feliz” que en el “hacer feliz”. Las épocas de los matrimonios por conveniencia y arreglados en la infancia están ya muy lejanas. Creo que la infidelidad hoy es mal vista, no así en décadas recién pasadas, donde la infidelidad masculina estaba socialmente asumida. La igualdad sexual, que cada vez es más promovida, nos permite transparentar cada vez más nuestros gustos privados en el contexto adecuado y eso finalmente debe provocar que cada uno sea feliz con la orientación que haya elegido desde su interior. El respeto  hacia la diversidad es una bandera de lucha que cada vez suma más adeptos y el acceso a la información globaliza la búsqueda de quienes quieren lo mismo que nosotros. Personas que disfrutan de gustos compartidos, respetuosos por los de otros: eso permitirá parejas más cómplices y abiertas a experimentar.

¿Cómo describirías un mundo donde la gente ya no tiene sexo?

Sólo ya con una semana donde nadie tenga sexo bastaría para generar una tristeza inimaginable en la humanidad, además del hecho de que nos extinguiríamos, no se podría expresar el amor o el deseo natural en su máxima expresión. El sexo es la energía positiva que mueve el mundo, gratuita, biodegradable e inagotable, es aquello que tantos cuestionan pero que todos quieren disfrutar libremente. La sexualidad tiene que ver con compartir la intimidad más profunda de cada uno, tiene que ver con los deseos, con sentirse joven, deseado y vigente. ¿Un mundo donde la gente ya no tiene sexo? Los humanos estamos felizmente hechos para tener sexo, así que mientras existamos, disfrutemos/////PACO

Ilustraciones gentileza de Blas Gallego http://www.blasgallego.com/art/