1. El aburrimiento termina donde empieza el malestar.
  1. En el aburrimiento no hay desesperación, hay abandono.
  1. A priori el aburrimiento tiene una connotación negativa. Pero para los hastiados, para los ansiosos, el aburrimiento es un antídoto.
  1. Es difícil explicar, definir el aburrimiento. Suele confundirse con sensaciones limítrofes. Donde el aburrimiento se diluye o se cristaliza, se transforma en malestar, en asco. El aburrimiento siempre está al borde de convertirse en otra cosa. Tristeza, ira. El aburrimiento puede encontrar su cauce, olvidarse de sí mismo. El aburrimiento es una transición. Más fácil es representarlo a través de imágenes visuales: un chico sostiene su cabeza con la mano mientras resopla. Los tics del aburrimiento. Sus coreografías. Alguien juega con una pelota, la hace picar en el piso, en la pared. La agarra en el aire, la vuelve a tirar. Alguien proyecta la luz de un espejo o de un celular sobre la pared. Alguien descubre formas en los azulejos de un baño, en una pared de madera o una medianera humedecida por el tiempo.
  1. Hay épocas para el aburrimiento. La nuestra no parece ser una especialmente propicia. Internet es perfecto para los ansiosos, para los que no saben aburrirse. Es probable que los trastornos de ansiedad, un mal de nuestra época, guarde una estrecha relación con nuestra incapacidad para aburrirnos.
  1. Los monos pueden morir de aburrimiento.
  1. El aburrimiento es una vivencia del presente, del tiempo, de su naturaleza repetitiva y monótona.
  1. En el aburrimiento no existe la autocompasión que hay en la nostalgia. En el aburrimiento se abandona, de algún modo, al yo. El aburrimiento es pura expectativa.
  1. El aburrimiento y la velocidad.
  1. El aburrimiento no es hartazgo, no es hastío, no es cansancio. El aburrimiento es la foto de una ciudad vacía. Es una postal de las que, antes, se vendían en los kioscos del centro.
  1. Corren los años 90. Un chico se levanta un sábado o un día feriado. Por alguna razón no hay nadie en la casa. Prende el televisor y pasa los canales, de a uno. Se detiene en la señal de ajuste. Juega a modificar el brillo y el color. Apaga el televisor. Sale de la habitación. En el living pasea la mirada por las láminas enmarcadas. Son reproducciones de cuadros de pintores célebres. Se detiene en un dibujo de Picasso. Una madre amamanta a su hijo. Juega a confundir el brazo del recién nacido con otra cabeza de tal forma que puede imaginar que el bebé tiene dos cabezas.
  1. Una inteligencia superior tiende a aburrirse con mayor facilidad. Hay una relación progresiva entre la inteligencia y la predisposición al aburrimiento. Se cree que solo los animales más inteligentes se aburren. Pero los estúpidos también se aburren.
  1. El aburrimiento es pasajero. Nadie sufre de aburrimiento continuo. Aunque puede ser recurrente. El aburrimiento, si crónico, es intermitente.
  1. La vida libertina como salida del aburrimiento. El sexo ofrece una puerta. La dialéctica del deseo ofrece una dinámica ilimitada y puede transformarse en una de nuestras formas sofisticadas del tedio.
  1. El aburrimiento aparece ante la ruptura de un equilibrio, de la alternancia entre la tensión y el reposo.
  1. Los animales confinados después de cierto tiempo dejan de luchar contra la monotonía y se abandonan a un estado de letargo e inmovilidad. Literalmente se entregan a un estado de ensueño y se quedan inmóviles. En otros casos, como en el de algunas cacatúas, pueden llegar a automutilarse o comerse sus propios excrementos y vomitarlos.
  1. Cada disciplina engendra una forma particular de aburrimiento.
  1. Hay una forma de aburrimiento en la lectura, en la música.
  1. Escuchar una música equivale a hacerla. Un buen oyente escucha como si estuviera escribiendo, percibiendo tanto la cadencia de las frases, los cambios y el trasfondo de la forma.
  1. Parecen haber pocas cosas más activas que la lectura. Cuando el lector pierde el hilo, cuando no logra transformar por medio de la imaginación las palabras en sonidos y en imágenes, el libro desaparece. Hoy en día nos cuesta pensar en escuchar música de esta forma.
  1. Tal vez haya un tipo de aburrimiento específico de la música. Están las eternas vocalizaciones de un cantante o de un coro. Las escalas que ascienden cromáticamente mientras el piano marca los cambios de armonía.
  1. Uno puede dejar de leer un libro que resulta poco interesante. A menos que uno se dedique a leer por encima, saltear páginas. Leer un libro requiere concentración. Se puede decir que la música también. Aunque gran parte de la música pop del siglo XX funciona como una música de ambiente o como complemento de un espectáculo visual. Sin embargo si pensamos en el auge de la música instrumental, la música sinfónica que empieza con el Romanticismo el oyente concentrado en una obra musical ocupa un período relativamente corto en la historia de la música.
  1. Hay un tipo de música sinfónica cuyo sentido se parece al de un libro. Hay un argumento que hay que seguir y que no se puede escuchar igual que cierto tipo de música. Requiere la misma concentración que la lectura. Entonces puede pasar que un oyente pague la entrada a una sala de conciertos, las luces se apaguen y de pronto se vea sometido a una música en la que no logra concentrarse. En ese caso el oyente, que sabe que no va a poder moverse en algo más de una hora, no logra fijar su atención, se pierde en sus pensamientos. Queda atrapado en su butaca. Es probable que se ponga a pensar en sus problemas, en su vida, o a recordar alguna escena del pasado mientras la música suena. La espera en un andén o en la sala del dentista son transiciones que, al menos, tienen el don de ser necesarios. Nos aburrimos en un andén para llegar al trabajo. Nos aburrimos en una sala de espera de un dentista que nos aliviará un dolor de muelas (aunque si el dolor es muy fuerte es probable que el aburrimiento no ocurra). Pero atrapados en la butaca de una sala de conciertos, ante una música que no logra captar nuestra atención, sentimos que tiramos no solo el valor de la entrada sino una buena cantidad de tiempo de nuestras vidas. Cuanto mayor frustración sienta el oyente menos posibilidades tendrá de aburrirse. La única salida, en esos casos, es la resignación.
  1. El aburrimiento es un reposo espiritual. El entretenimiento vacío es agitación espiritual.
  1. Un alumno de piano mantiene una charla con su profesora del conservatorio. No se puede decir que discuten sobre un pasaje porque no se discute con un profesor de conservatorio. Ella dice que él tiene que estudiar más. Más horas. Un intérprete nunca estudia las horas suficientes. Esa deuda no se paga nunca. «No puedo estudiar más –dice el alumno– Me aburro.»
  1. Un guitarrista, un violinista, no hay quién se salve del lado mecánico de la música. Es fácil imaginar a un instrumentista en su ritual de aburrimiento. Entra en su estudio, prende un metrónomo y se pone a tocar escalas, ejercicios. Esa gimnasia de los dedos que se mantienen preparados pero ¿para qué?
  1. Czerny, el gran burócrata.
  1. La repetición de ejercicios, de escalas hasta que los oídos se desconectan del instrumento, arrastrándose como el zumbido constante de una heladera vieja. La repetición que fija el error como rascando sobre un raspón que a medida que se rasca se transforma en herida. La herida se infecta. El goce, incluso, de esa repetición absurda.
  1. Brahms se queda dormido escuchando la sonata de Liszt.
  1. Los videos de YouTube: Darth Vader respirando durante diez horas. Peppa Pig cantando la intro del programa, dos, cuatro, ocho veces hasta miles y miles de superposiciones. La voz del personaje se vuelve una cacofonía irreconocible.////PACO