Desde su aparición en los escenarios de Buenos Aires a mediados de los años noventa con la banda Grand Prix, hasta el día de hoy con su banda Rubin y los Subtitulados, pasando por la experiencia de “Alvy, Nacho y Rubin interpretan a Los Campos Magnéticos”, la música de Sebastián Rubin (@ProfesorPop en Twitter) evolucionó hacia un power pop de raíces inglesas, con letras muy elaboradas y melodías pegadizas y perfectas. Pero además existe al menos otra faceta de Sebastián Rubin, economista de profesión, que desde el año 2014 ejerce el cargo de Director Nacional de Lealtad Comercial bajo la gestión de Augusto Costa, el sucesor de Guillermo Moreno, en la Secretaría de Comercio. Conversamos con él acerca de estos y otros temas a pocos días de su presentación con Rubin y los Subtitulados el jueves 3/9 a las 21 hs. en Sheldon (Honduras 4969. CABA) con entrada libre y gratuita.
¿Cómo era la escena musical en los 90, cuando debuta Grand Prix? ¿En qué se parece y en qué se diferencia de la escena musical actual? ¿Quién era Sebastián Rubin entonces y quién es ahora?
Empecemos por el final: era mucho más joven y ese no es un dato menor. Muchos relacionan a los 90s con la depresión adolescente y las dificultades para desarrollarse sensiblemente en un entorno superficial y menemista. Algo de cierto hay en eso, pero para mí también fue una época de increíble apertura personal y musical. La explosión del “brit-pop”, por llamar de alguna manera a esa música con referencias a los 60s actualizada con distorsión, me hizo dar cuenta de que podía hacer la música que me gustaba sin sonar demodé. Había algo de clasicismo que me sentaba bien, y Grand Prix fue el proyecto en el que logré finalmente canalizar y plasmar las pocas o muchas ideas que venía acumulando desde chico, perfeccionarlas, probar y equivocarme en una escena en la que todavía había lugares y medios para hacerlo. Había mucha inconciencia en lo que hacíamos, hoy supongo que pensaría mucho más algunas cosa que hicimos entonces. De todos modos, siempre me resulta llamativo que se relacione a GP con los 90s cuando en realidad editamos nuestros dos discos a comienzos de los 00s. Hoy el consumo del rock se atomizó, se personalizó, y la lógica de crecimiento de las bandas es muy diferente. Es mucho más fácil hacer un disco que antes, pero al mismo tiempo, es también mucho más fácil que se pierda en la maraña infinita de música que fluye por la red.
En tus canciones se percibe un trabajo muy minucioso no sólo en la composición musical y en los arreglos, sino también en las letras. El disco “Desayuno de campeones”, de Rubin y los Subtitulados, está dedicado a Kurt Vonnegut. ¿Qué otros escritores y músicos te resultan inspiradores?
La muerte de Vonnegut fue el disparador de “Desayuno” aunque la temática que lo atraviese sea el insomnio y el dormir y no dormir.
Es interesante que mencionen ese trabajo en las letras. Yo lo llamo “esfuerzo extenuante”. Es un trabajo minucioso, ciertamente, porque no soy de los que se sientan y escriben de un tirón, más bien todo lo contrario. No es que no quiera hacerlo, en los casos en que logré escribir las letras antes que las músicas, las canciones terminaron sonando con una naturalidad distinta que el resto (Suplemento Juvenil y No me olvides, Margarita, por ejemplo). Pero al mismo tiempo, el hecho de tener que sentarme a ponerle letras a músicas todas juntas al final del proceso compositivo les da una coherencia o cohesión que también funciona bien. Me cuesta decir “concepto”, pero salvo en el primer disco de GP que es más un “greatest hits” (entre muchas comillas) de los primeros 5 años de la banda, gracias a esto en los demás apareció un hilo conductor determinado e inconsciente. La muerte de Vonnegut fue el disparador de “Desayuno” aunque la temática que lo atraviese sea el insomnio y el dormir y no dormir, y en “Más” la lírica me resulta más meditativa e introspectiva. Supongo que la inspiración de las letras surge de lo que leo, lo que veo y lo que vivo durante el período de gestación de los discos. Con la música me resultaría imposible hacer un análisis de este tipo porque hay infinidad de bandas y solistas que me fascinan y a los que admiro, pero creo que la respuesta sería que no hay nada que me inspire más que una linda melodía, independientemente de quién la haya compuesto o interpretado.
¿Tuviste que optar en algún momento entre la música y tu carrera como economista, o no fue necesario?
Lamentablemente, no fue necesario. Digo lamentablemente porque mi carrera como músico nunca llegó a despegar económicamente lo suficiente como para “obligarme” a tomar ninguna decisión. Sí me pasó que en un momento muy puntual de mi vida decidí darle todo mi tiempo a la música, pero eso fue por cuestiones muy personales en un momento muy particular de mi vida y de la vida política y económica del país. Mi viejo se enfermó y tuve que ayudar en el negocio familiar, lo cual me obligó a alejarme de la profesión. En ese contexto, la música fue un refugio y en muchos sentidos. Cada vez eran más los amigos que se iban a probar fortuna al exterior y todo parecía estar cada vez más lejos, lo que planeabas, lo que querías, lo que anhelabas. Así terminamos grabando un disco llamado justamente “Lejos” y yéndonos a Madrid a probar suerte casi sin dejar nada atrás. Aunque debo confesar que a la economía pude dejarla durante bastante tiempo mientras que a la música jamás podría abandonarla.
El año pasado salió una pequeña nota en revista Noticias que mostraba al Secretario de Comercio Augusto Costa en la tapa del disco Viva la Vida de Rubín y los Subtitulados. ¿Cuál era tu relación con él antes y cuál es ahora? ¿Qué sentido tenía la tapa de ese disco en 2004 y qué sentido tiene ahora?
Con Augusto nos conocemos desde la facultad cuando ambos militábamos en TNT. Él es un par de años más joven,somos amigos desde que entró en la agrupación, sobre todo, porque los dos compartimos un sentido del humor y un amor por la música muy similar. Pocos saben que el primer concierto que dio Grand Prix en Madrid fue con él como bajista. Hoy Augusto tiene muchísimas responsabilidades como Secretario de Comercio y yo estoy, como hace más de 20 años, militando y trabajando con él, aunque ahora como Director de Lealtad Comercial. Durante las muchas horas que compartimos en el laburo él es, además, mi jefe, pero, afortunadamente, todo esto, lejos de cambiar nuestra relación, la ha fortalecido. Como tampoco cambió demasiado el sentido de aquella tapa hace 11 años y ahora. Seguimos viendo el mundo con los mismos ojos, o por lo menos, tratamos de hacerlo. Hay algo de melancolía irónica en esa foto con la que me sigo identificando, aunque en el fondo, soy un (p)optimista.
¿Cuáles son tus funciones como Director de Lealtad Comercial en la Secretaría de Comercio? ¿Qué cosas cambiaron desde que asumiste el cargo? ¿Sentís que el músico influye de alguna manera en tu rol de funcionario?
La Dirección de Lealtad Comercial es un lugar muy exigente. Hay más de 200 personas trabajando repartidas en muchos sectores que van desde Metrología Legal a Certificación de productos (juguetes, seguridad eléctrica) o Publicidad Engañosa. Al asumir, el principal desafío fue ordenar la Dirección, recuperar sus funciones y articularlas con las políticas y programas que se pusieron en marcha desde que asumió la gestión de Augusto. No fue ni es una tarea sencilla, y mi formación como músico me resultó, aunque suene inverosímil, fundamental. Cuando armás una banda o estás produciendo una canción, lo primero que hay que hacer es reconocer las virtudes de quienes te acompañan, generar las asociaciones musicales más fuertes y sólidas y administrar los sonidos y silencios de modo tal que la canción luzca en su máximo esplendor. No le veo demasiadas diferencias con la administración de recursos humanos sea cual sea el objetivo de gestión sobre el cual los emplees.
Cuando armás una banda o estás produciendo una canción, lo primero que hay que hacer es reconocer las virtudes de quienes te acompañan.
Durante un tiempo trabajaste en radio recomendando discos como El Profesor Pop. ¿Qué te dejó esa experiencia?
Básicamente, la semiplena conciencia de que a la gente le aburre sobremanera escuchar a gente hablando de música durante más de cinco minutos. Lo otro que descubrí es que para sobrevivir en los medios de comunicación hay que poseer determinados rasgos de personalidad que yo no tengo y no sé si quiero tener realmente.Hay que ser un poco turro y garca para sobrevivir en los medios. Yo prefiero no cambiar y relacionarme de otra manera con las personas. De todos modos, durante el período que más disfruté de mi columna en Gente Sexy como el Profesor Pop (el año que estuvimos en FM Blue), no solo recomendaba discos sino que contaba historias relacionadas con canciones, artistas o estilos musicales y los ilustraba tocando en vivo en el estudio de la radio. Gracias a eso, incorporé bastantes versiones raras a mi repertorio. Creo que es lo mejor que me quedó de toda esa experiencia.
El disco doble de Los Campos Magnéticos, que hiciste con Alvy Singer y Nacho Rodríguez, va mucho más allá de una mera traducción de las letras de The Magnetic Fields. ¿Cómo se gestó ese proyecto?
Nos llevó varios años ponerlo en marcha. Fede Novick y yo nos juntábamos a escribir letras para mis discos y siempre cerrábamos esas sesiones, no me preguntes por qué porque no tengo idea, traduciendo alguna canción de The Magnetic Fields. Por otro lado, Nacho y yo coincidíamos en estudios de grabación y salas de ensayo y cada vez que nos veíamos hablábamos de ellos o tocábamos algún tema que nos gustara a ambos. Creo que a él y Jano (Alvy) les pasó lo mismo pero en una playa de Uruguay. Alvy había traducido un par de canciones y se las mostró y Nacho le contó de mí. Y así siguieron los encuentros casuales y fuimos madurando la idea de hacer algo con esto hasta que finalmente en marzo de 2009 los llamé y nos juntamos en casa de Fede. Primero nos contactamos con Claudia Gonson, teclista y manager de la banda porque Fede la conocía epistolarmente por un reportaje que le había hecho. Después, una vez que el proyecto avanzó, nos contactamos también con Merrit para que aprobara las traducciones de sus temas. Fue un intercambio de lo más interesante y nos obligó a repensar algunos versos. La traducción de canciones es un arte en sí mismo y el inglés y el español son idiomas muy diferentes en aspectos muy fundamentales como el género de los verbos y sustantivos. Él nos pidió neutralizarlo, lo cual es imposible, por lo que terminamos tranzando en crear versos sexualmente confusos. Todos quedamos contentos, ellos escribieron unas palabras para el relanzamiento del disco doble y nosotros les mandamos un ukelele y un poncho de regalo.
El último disco de Rubin y los subtitulados salió en 2012. ¿Cuáles son tus próximos pasos?
Con los Subtitulados estamos ensayando y pre-produciendo las canciones del disco nuevo que estimo saldría a principios del año que viene. Por todo lo que hablamos antes, me llevó un añito más que lo habitual completar el repertorio, pero a mi favor debo decir que esta vez el concepto musical del disco es mucho más ceñido y descarté muchos temas que de lo contrario no sé si lo hubiera hecho. Mientras tanto, seguimos tocando en vivo, claro///////PACO