¿Los Queens of the Stone Age en el Pepsi Rock? La noche anterior llovió mucho. Hubo inundaciones y murieron cinco personas. (Al final lo muertos terminaría siendo ocho.) Durante el día llegó a salir el sol pero cuando arranco el Pepsi Music 2013 caían algunas gotas. Dejé el auto en San Telmo, un plan que podría haber funcionado bien con buen clima y tiempo. El recorrido por Puerto Madero se me hizo larguísimo. El acceso al anfiteatro de Costanera Sur también. Llegué justo. No había muchos paraguas pero se veían aquí y allá los ponchos impermeables comprados de ocasión. Queens of the Stone Age salió puntual. Abajo la gente esperaba pisoteando el barro y los charcos. ¿Algo especial? Bueno, Homme presentó algunos temas, pero no hubo alusiones al clima ni al público. Apenas un “we love you Buenos Aires”. (Está bien, Josh, seguro que en tu California natal las chicas andan en bikini por ahí, tomando cerveza fría y lavando coches con mucha espuma hasta las tres de la mañana, pero el Rio de la Plata tenemos esto. Cuando cantó “a journey through the desert” pensé “estamos todos poniéndole onda”.)
La banda sonó bien y tocó la hora justa que se espera que toque un grupo dentro de un festival. La columna vertebral de la propuesta se asentó con énfasis sobre los graves. Michael Shuman tocando con púa metió riffs y melodías haciéndose cargo de la base y un poco más. Es raro ver un bajista flaco, hipster, de chupines y flequillo, sosteniendo esta banda, sobre todo después de Nick Oliveri. Uno se imagina que los Queens necesitarían a alguien como Stephen McGrath, el que toca actualmente con Billy Idiol. Pero Shuman marcó la cancha y se ganó una parte del escenario. No seguí a Troy Van Leeuwen, el otro guitarrista, y su aporte lo registré sobre todo en los climas y ruidos. Si desplegó algún solo importante, no lo noté. (Atendiendo al sonido general, no fue un show de muro de guitarras. Y el volumen me resultó bajo, lo cual después de todo no está tan mal…) Los teclados de Dean Fertita también aportaron climas y arreglos, dándole un aire maquínico a los temas nuevos. El que brilló al lado de Homme fue el baterista Jon Theodore. Por el sonido, por la lluvia, por su figura justo atrás del frontman en las pantallas, a veces parecía que le pegaba a los tachos con dos masas. Theodore tocó mucho ayer, reemplazó con criterio a Dave Grohl y a Joey Castillo, dos bateristas de la media para arriba. Sin lucimientos cumplió siempre y su artesanía de golpes compactos me emocionó. El rock llegó a un punto de evolución en que los bateristas se tocan todo. Se tocó todo Jay Lane que vino con Primus al Malvinas Argentinas hace un tiempo, Matt Cameron fue protagonista cuando Pearl Jam se expandió por casi tres horas en La plata el año pasado, y Jon Theodore le dio anoche a QTSA un sólido centro rítmico, agregando si le tocaba agregar y marcando con precisión las contundentes y melódicas pasadas que Grohl imaginó para Songs for the deaf.
La lista de temas tuvo sus hits. Más de los que tocaron en los shows de hace unos años que se pueden ver en YouTube. (Es paradigmático el de Bélgica en el 2011. ¿Los QTSA rinden más a la luz del día?) El cierre con Songs for the deads me gustó. Es una canción afilada y rápida que habla de la amistad, la ansiedad, manejar por la ruta y de cómo hay gente que sabe morir y otros que solamente mueren. Todos los cortes estuvieron ahí. Y el amasado de distorsión sigue siendo nuestra casa de ruido cuando hablamos de rock.
Dicho esto, creo que la banda podría haber formado como un power trío ideal para reventar un lugar más chico. Homme toca bárbaro, no pifia, acompaña, impone los riffs, canta bien, y si tiene que hacer un solo, lo hace. Va al frente cuando hay que aleccionar, y también se permite la sensibilidad del héroe romántico con, por ejemplo, Make it with chu. Líder nato, marca el camino sin estridencias y buen humor. (Por eso queremos que sea nuestro amigo, porque sabemos que es talentoso y una estrella del megarock pero también intuimos que si le hacemos dedo en la ruta de regreso a Palm Spring, para la camioneta y nos lleva. Una de las cosas más me gustan de Josh Homme es que parece un tipo alegre. Me gusta esa imagen que se construye lejos de los habituales protagonistas oscuros del rock.)
Algo sobre las letras de QTSA. Son complejas, hermosas y arbitrarias. Los títulos a veces alcanzan para darse cuenta que el humor de Homme encierra un submundo de películas case B, cactus de metal, mexicaneadas varias, ironía y vitalidad. The Fun Machine Took A Shit And Died es una de las que más me gusta. ¿Qué nos espera en junio con el nuevo album? Es difícil escribir sobre las cosas que nos gustan y nos emocionan. Miles de veces los voceros más torpes de la modernidad nos intentaron vender la muerte del rock y la fuerza libidinal que lo origina. Así que digo esto y termino: Los Queens of the Stone Age no son una mentira. O como seguro diría Homme, son una mentira tan bien dicha, tan bien actuada, tan inteligente y refinadamente bestial que termina resultando atractiva. ///PACO