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Por Cecilia Carmona

I
La semana pasada fui a las Bahamas, ese gran destino que muchos podrían tildar de paradisíaco. Aunque mi aventura fue breve –estuve sólo dos días y medio- debo decir que fue significativa. Me considero una persona con altos estándares y expectativas para todos los acontecimientos de la vida en general, por tanto, las vacaciones no quedan exentas de ello. Por consiguiente, debo decir que estuve ligeramente decepcionada al no encontrar  a ningún negro que me apantalle, ni un agua limpia y cristalina y aún menos un sol destellante. Au contraire, me tocaron escasos momentos de sol, que aprovechábamos corriendo hacia la playa, lluvias, truenos y relámpagos y demás cuestiones propias de un clima desfavorable.

II
Quizás sea interesante recordar que es una colonia inglesa que responde a la Corona Inglesa, dicho esto, debe tenerse en cuenta que se conduce por la izquierda y que si uno se porta mal va a estar confinado en la prisión de su Majestad. Probablemente sobre este punto cabría detenernos, pues en el canal oficial del país hay interesantes avisos sobre a) cómo detectar si su hijo es un gánster; b) cómo puede obrar Ud. para prevenir dichos comportamientos delictivos –verbigracia: no generar insatisfacciones, darle a su hijo lo que él quiere (?)- y prevenir que su hijo vaya a la cárcel y c)aviso en general sobre el hecho de que ir a la presión de su Majestad no es poco de pavo. Debo decir que encontré esto simplemente desopilante y rayano a lo absurdo. Lamento en estos momentos no haberlo firmado para poder compartirlo con los demás, habría valido la pena.

III
Sobre la comida no hay mucho para decir, no tuve oportunidad de probar nada típico. Sí me sorprendió darme cuenta de que el total de la población –literalmente- es de color. Hecho que sin duda no pasa desapercibido para los paliduchos argentinos que somos. En resumen, mi bahamian experience no fue la mejor ni la más enriquecedora, no me bronceé y tampoco encontré la arena espectacular de las postales. Debo decir que, en mi modestísima opinión, uno a veces tiende a idealizar los destinos caribeños. En el futuro pienso seguir yendo a Villa Gesell, aunque el mar y la arena son más sucios, el sol nunca me falló; y ni hablar de economizar costos ////PACO