.
Mercedes Dellatorre nació en Buenos Aires. Es astróloga egresada de Casa XI. Estudió filosofía en la UBA y arte dramático en la EMAD, lo cual le valió la beca Familia Potestad del Teatro San Martín. Se dedica a la docencia y a la consultoría astrológica desde el año 2000. Dirige Casa Matriz, lacasamatriz.com. Su primer novela, El sexo de las sirenas, será publicada por Galerna este año.
¿Cuándo te empezó a interesar la astrología?
Conocí la astrología humanista en el año 96. En verdad, no fue que me interesó la astrología en sí, sino que charlábamos siempre con una compañera de teatro que estaba estudiando en Casa XI y fue ella quien me dijo que le parecía que, por las cosas que yo le decía, podría llegar a interesarme estudiar algo así. Hasta ese momento me parecía todo muy poco serio, ya que sólo tenía la referencia del horóscopo del diario y, por otra parte, siempre fui muy escéptica, así que con menos razón iba a pensar en estudiar algo así. Pero bueno, Teresita Galimany -a ella le debo mi despertar esotérico- me recomendó un libro que se llama Vida y destino humano, de Thorwald Dethlefsen, que es uno de los autores de La enfermedad como camino también, un libro que había leído justamente el verano anterior y que, en su momento, me había impactado mucho. Cuestión que en el verano del 96 me lo devoré, estuve todas las vacaciones mirando las estrellas, porque no podía creer que nunca antes me hubiera interesado ese mundo. Al año siguiente me anoté en Casa XI y ya no paré.
¿Te acordás de la primera carta qué hiciste?
No sé si fue exactamente la primera, estoy casi segura que fue la primera que cobré, pero tengo algo así como un mito iniciático, en el que para variar hay un varón. Fue una carta que me pidió una compañera de cursada, que ella no quería hacer porque era de un chico que a ella le gustaba y que terminó tirándome onda en medio de la primer entrevista, lo que hizo que por cuestiones obvias no hubiera nunca una segunda. Sumado a mis nervios iniciales, la situación fue bastante incómoda, su sugerencia y mi negativa, pero lo suficientemente natural como para poder relacionarlo con su carta natal y sus energías. Fue llamativo que otra amiga – que me había prestado su living para hacer la entrevista- también tuviera Luna en Capricornio, al igual que el consultante, y que justamente se terminase actualizando en la consulta un tema relacionado con el límite en el deseo, que es algo muy característico de esa energía. Podría decirse que ese fue mi debut. Después de ese intento, hice cartas de algunos conocidos y después no hice cartas durante bastante tiempo, supongo que porque me di cuenta que necesitaba incorporar otras cosas más allá del conocimiento astrológico en sí.
¿Qué es lo más difícil de hacer de una carta?
La carta tiene una estructura tripartita en los que cada capa muestra distintos grados de dificultad para la lectura. Por un lado está el zodiaco, que me parece lo más sencillo de aprender, ya que son cualidades que fácilmente resuenan en todos nosotros. En complejidad le sigue la localización espacial, que viene a ser el mandala en sí, la estructura que podríamos denominar más material y que ubica al zodíaco en una determinada posición de acuerdo a la hora y lugar de nacimiento. Este punto no es dificil, pero sí que es muy nuevo en términos históricos, por eso, a mi criterio, todavía nos falta incorporar conocimientos al respecto. Por último, creo que lo más complejo de entender es la articulación planetaria, porque no sólo implica un desplazamiento en el tiempo sino que además muestra las relaciones que existen entre los distintos aspectos de las energías. Esto es, también, lo que más les cuesta aprender a los alumnos en general, supongo que porque se necesita desarrollar una capacidad de desdoblamiento para poder hacerlo. Tal vez se entiende mejor si lo pensamos como que la carta es el escenario y los planetas son los actores y sus vínculos, con la salvedad de que en el escenario también pasan cosas sin que haya actores necesariamente en ese lugar específico. Dicho esto, de todos modos para mí lo más difícil no es analizar una carta sino lograr que la persona me posibilite trabajar con ella. Creo que la carta es una estructura simbólica muy potente que permite un encuentro muy profundo con un otro y eso es algo bastante difícil de conseguir, siempre.
El trabajo de la astróloga ¿implica una responsabilidad o eso es relativo?
Considero que implica una gran responsabilidad. Por eso me enojo cuando veo a gente que no se compromete, o que no se prepara lo suficiente, o que quiere hacer pasar por ella algo tan poderoso.
¿La ficción que escribís está influencia por tus conocimientos astrológicos?
Influenciada desde luego. Para mí la astrología es como el castellano, pienso en ese lenguaje. Las temáticas sobre las que escribo, al menos por ahora, también están atravesadas por lo esotérico, aunque sin llegar a ser esotéricas del todo. Pero me gustan mucho las problemáticas que interpelan lo oculto, así como también lo que está más allá, que podría ser la muerte o lo no vivo, digamos.
¿Qué pensás de la astrología predictiva?
No la practico y particularmente no comparto la hipótesis de que haya algo que pueda saberse a priori. Creo que el concepto de predicción se asocia demasiado fácilmente a una intencionalidad divina y, en menor medida, a una causalidad inherente a las personas o cosas con la que no me siento identificada. Te diría que hasta me resulta aburrida la idea de saber lo que va a pasar. Pese a esto, creo que la rama de la astrología que se dedica a la predicción tiene muy bien estudiados los procesos temporales de la astrología, que es algo de lo que la astrología humanística no se ocupa, y que considero una carencia, especialmente porque la astrología es el lenguaje de los ciclos y, por este motivo, también del tiempo. Por esto, si lo reducimos como algunos astrólogos pretenden a meras descripciones cualitativas, nos perdemos de la gran riqueza astrológica que es el cuándo de la manifestación temporal de las cosas. Hay algo muy preciso en lo astrológico que no habría que descartar por su cariz cientificista.
¿Qué es lo que más te gusta de la astrología?
Me gustan muchas cosas, pero me parece que lo que más disfruto de la astrología es su belleza simbólica. La interrelación con los mitos me resulta fascinante, por eso también me interesa investigar en la historia de la astrología y sus transformaciones a lo largo del tiempo, en especial sus inicios mesopotámicos y la posterior incorporación de la mirada griega, que es la cuna de casi todo lo que se estudia hoy. Pero también podría decirte que, en un sentido más amplio, lo que más me gusta de la astrología, al menos de la que yo estudié, es que todo puede ser leído desde un gran lenguaje que da lugar a cada cosa para que sea lo que es, y eso me resulta muy amoroso.////PACO