Leí en algún lado que iba a ser el show mas concurrido de la historia de Córdoba, superando a Madonna 2012. A Palazzo -productor del show, quien dijo que traer a Macca era «su tesis»- se lo vio paseando en un cuatriciclo por las inmediaciones del estadio desde temprano. Se vendieron más generales que plateas, estaba lleno en un 85% más o menos. En 2010 Paul agotó dos River en un día y medio, por lo que realmente parece poco, tal vez sea el efecto #macri.

Paul entró con saco azul y jeans y luego del quinto tema se quedó en camisa. Anunció al principio del show: «voy a tratar de hablar mucho español», después de decir “¡Hola culeados!”, y se escuchó ese primer acorde de A hard day´s night. Empezó puntual y toco dos horas y media. Después siguió con Save Us, el mejor tema de su último disco. Y después Can´t buy me love. Todas las tocó con su clásico Hoffner. Después se pasó al piano de cola, introdujo My Valentine como el tema que le escribió a su mujer Nancy, que estaba en el estadio. Después Maybe i´m amazed para «los fans de wings presentes».

Su banda de músicos es la que más tiempo lo acompañó. Toco más con ellos que con Beatles o Wings. Son todos multinstrumentistas y muy simpáticos, son parte del show. Había mucho despliegue, pantallas led, animaciones. Let me roll it tuvo un falso final y volvió a arrancar con un solo de guitarra de Paul que David Lebón podría haber hecho de joven pero no ahora de viejo. No puedo imaginar a ningún otro señor viejo haciendo un solo así de canchero. Varias veces Paul quedó solo en el escenario y se la re mil bancó.

En un momento se paró al frente del escenario y se puso a cantar Blackbird. De repente ese pedacito de escenario empieza a subir, como una plataforma, y Paul quedó cantando en lo alto de un cubo de 3 metros de alto hecho completamente de leds. Las animaciones eran una flor que florecía y cambiaba de colores y un pájaro negro que luego la flor tornó blanco. Allá arriba canto Here Today dedicada «a mi amigo John», a George Harrison le dedicó Something. La gira se llama One on One y eso quizás se refleja en ciertas cuestiones intimas del show, como esos momentos solo, o comentarios como «George tocaba mucho el ukelele y me hacía aprenderme sus canciones”. “Este tema se me ocurrió porque empecé a hacer estos tres acordes acá”. El asunto se cortó con un contraste: Live and let die y su ya tradicional show de pirotecnia.

Una multitud vibró durante casi tres horas en el estadio Kempes. Paul McCartney arrancó con “A hard day’s night” un concierto que no dio respiro. // Foto: Ramiro Pereyra

Es un tipo que inventó la música tal y como la conocemos ahora. Y que se volvió un viejo sabio. Un Gandalf. En los recitales toca el bajo, guitarra eléctrica y acústica, hizo solos tremendos. En un momento la gente empezó a corear un canto de cancha clásico con “ohh” y Paul con la guitarra asacó el motivo, lo convirtió en un riff y empezó a zapar con la banda, escuché un Paul que nunca había escuchado, ni en YouTube está, un Paul medio Hendrix. Charly García estaba entre el público, y yo pensaba que cuando vi a Charly me daba cuenta que sin la banda no existe, la corista le tiene que arreglar las canciones, es como un muñequito, Paul es el líder indiscutido, y encima a los 74 hace un disco como el del 2013 que tiene muchas cosas electrónicas, un sonido muy actual. Y se hace cargo de eso, tocó Four Five Seconds, un tema que presentó como el más nuevo que saben tocar. Es un tema de Rihanna que él produjo, él solo toca la guitarra en la grabación, pero lo cantó y tocó con toda la banda. Fue sorpresivo pero genial que él firme esas canciones incluyéndolas en el show, uno ve que las producen y no sabe qué nivel de compromiso tienen esos músicos con esos trabajos, y que lo incluya en el setlist deja claro que son canciones que a él le gustan mucho.

Una multitud vibró durante casi tres horas en el estadio Kempes. Paul McCartney arrancó con “A hard day’s night” un concierto que no dio respiro. // Foto: Ramiro Pereyra

El público estuvo bien, agitaba cuando debía hacerlo. Desde antes de entrar al Estadio Kempes podías ver desde viejos fans de Los Beatles que decían los nombres de las canciones en castellano, como estaba en los vinilos y casettes de la época en que se editaban en Argentina, hasta nenes con la remera de Submarino amarillo, milenials, chicas, metaleros, había de todo, el famoso público intergeneracional de esta clase de shows. También muchísima gente del interior del país. En un momento Paul preguntó «quiénes son de Córdoba» y  contestó menos de la mitad de la gente. Los de afuera éramos mayoría, yo en la puerta me encontré con un tipo de Bolivia y otro de Catamarca. El cierre fue Carry that weight/The end, bien arriba todos coreando. Terminó con esa frase «and in the end.. The love you take.. Is equal to the love you give«. Fíjense en la lista en setlist.fm pero me dio la sensación de que la selección de temas fue 70% Beatles.

En los puestos de merchandising vendían una remera que estaba buenísima y que Paul se puso para los bises. Tal y como se rumoreaba, la comida que vendían adentro era vegetariana, todo muy primer mundo, muy bien puesto los stands y las comidas, pero por alguna razón no había coca cola, sólo Seven Up y Seven Up light. Cuando salimos, lejos del estadio pudimos oler los primeros aromas de los chorizos, que según se decía estaban prohibidos en las inmediaciones del estadio//////PACO