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Manual para viudas literarias

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Por Marc Caellas

LO QUE YO NECESITO URGENTEMENTE

Es una María Kodama
Que se haga cargo de la biblioteca
Alguien que quiera fotografiarse conmigo
Para pasar a la posteridad
Una mujer de sexo femenino
Que no coleccione nuestros travelers checks
Sueño dorado de todo gran creador
Es decir una rubia despampanante
Que no le tenga asco a las arrugas
En lo posible de primera mano
O tal vez una mulata de fuego
No sé si me explico
¡honor y gloria a los veteranos del 69!
El tiempo no transcurre
Con una viuda joven en el horizonte
¡se resolvieron todos los problemas!
El ataúd se ve de color de rosa
Hasta los dedos de guata
Provocados x los académicos de Estocolmo
Desaparecen como x encanto

Nicanor Parra

Les presento un manual con una pautas precisas para convertirse en una afamada y acaudalada viuda literaria. Dirigido a estudiantes de literatura comparada, directoras de fundaciones culturales, presentadoras de programas literarios, conspiradoras de redes sociales y demás fauna del mundillo cultural.

1. Hablar poco

Es preciso cultivar una imagen misteriosa, dar a entender que una posee una rica vida interior, no participar de festivales, ferias y bienales. Poseer rasgos orientales es de gran ayuda, pero también sirve cualquier otro tipo de mestizaje que de brillo a la piel. Es conveniente dejarse entrevistar de vez en cuando, cada tres o cuatro años, por algún periodista de confianza que acepte pactar las preguntas previamente. Es imprescindible utilizar esa plataforma para criticar a los amigos del escritor muerto que han puesto en duda la capacidad de la viuda para gestionar el patrimonio literario.

 2. Pelear mucho

Contratar a un buen bufete de abogados, o incluso a varios. Enviar cartas amenazantes a biógrafos, periodistas, editores y ex amantes. Solicitar desorbitadas cantidades económicas para autorizar el uso de cualquier poema en antologías o canciones, bloquear la reimpresión de antologías poéticas agotadas, o no dar el consentimiento para documentales en los que aparezcan palabras del escritor. Explicar que todo eso se hace para proteger el honor de la familia, aunque dicha familia no esté de acuerdo con tal proceder.

3. Casarse por poderes en un país extranjero

Es la única manera de hacerlo discretamente, alejada de focos y chismes. Es importante elegir un país con un confuso ordenamiento jurídico o con una laxitud legal ante probables discrepancias en los datos registrados. Evita también la penosa situación de decidir a quién se invita. La mayoría de amigos se enterarán del enlace cuando éste ya sea irrevocable y nadie pueda alzar su voz. Alégrese de que vivamos en un mundo en el que un acta de matrimonio decide lo que se publica sobre un autor, tenga o no capacidad la poseedora de dicha acta.

4. Suprimir dedicatorias

Especialmente aquellas dirigidas a otras mujeres que tal vez compartieron días, semanas, años, con el autor, pero que, de cara a la historia, deben ser sino borradas (tarea difícil en esta era de reproductibilidad máxima), al menos minimizadas en el recuerdo de los futuros lectores del escritor. Eliminar el nombre de alguna hija díscola es atrevido, pero inevitable si se quiere demostrar quién manda. Comprar en librerías de segunda mano todas las ediciones en las que se imprimió la molesta dedicatoria.

5. Ser mucho más joven que el autor

Es conveniente que la diferencia de edad oscile entre los 35 y 45 años. En un primer momento, el abismo generacional provocará maliciosos comentarios entre allegados y colegas, pero a la larga permitirá un prolongado período de viudez muy satisfactorio, durante el cuál la viuda vivirá de la literatura, lo cuál, como se sabe, no es algo que pueda lograr cualquier mujer. Es recomendable no casarse con otro para no perder prebendas ni marquesados, o estar muy pendiente de cláusulas y últimas voluntades, a menudo puntillosas con la futura vida marital de la viuda.

6. Crear una Fundación que gestione el patrimonio literario del escritor

Nombrarse presidenta de la misma y organizar veladas literarias como si una fuera Victoria Ocampo. Rodearse de aduladores que le ayuden a conseguir fondos de las administraciones públicas y de algún mecenas con necesidad de prestigio cultural.

7. Exigir al autor todas las contraseñas secretas

Es aconsejable hacerlo cuando ya se presiente el final. En esos momentos de debilidad, el autor entenderá que ya no tienen sentido los secretos, las dobles o triples vidas (literarias). Facebook, twitter, gmail, skype, tumblr, flickr, badoo, etc. No debe dejarse ninguna red social por revisar. Una futura viuda profesional puede sacar petróleo de chats, mails o conversaciones entre escritores, editores y fans.

8. Sacar a la luz papeles escondidos

Cartas, relatos inacabados, borradores, facturas de la luz, listas de la compra, todo sirve. Lo ideal es dejar pasar como mínimo veinticinco años. Explicar entonces que se encontraron en un armario o en un cuarto de alguna segunda o tercera residencia del autor. Contar a la prensa que son un regalo que llega desde el más allá, como si el propio autor hubiera diseñado toda la estrategia post-mortem. Encontrar periodistas de confianza que los elogien y que agradezcan a la viuda la oportunidad que nos brinda de conocer nuevo material del autor.

9. Defender con vehemencia la literatura póstuma

Aunque los géneros tradicionales están en crisis, la literatura póstuma no deja de aumentar sus ventas. En algunas universidades gringas ya existen cátedras dedicadas al estudio de un género literario que amenaza con crecer y crecer de manera inexorable. Hay que explicar bien las razones por las que el autor no publicó, cuando vivía, esos textos. No admitir jamás que el susodicho los consideraba inferiores o prescindibles. Aclarar que la motivación económica no es la que mueve a estos actos de necrofilia literaria.

10. Escribir unas memorias morbosas

Si hace falta, las puede escribir otro, “negros” literarios los hay a montones. Lo importante es publicarlas bajo la firma de la viuda. Deben ser unas memorias centradas en los años pasados junto al escritor famoso, pero también reveladoras de chismes sobre la infeliz vida anterior a la aparición de la viuda. Desvelar amantes, traiciones y anécdotas que no dejen bien ni al escritor ni a su primera esposa ////PACO