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«Que nazcan cosas deformes y hagámonos adictos a ellas»

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Editorial Marciana acaba de publicar Mapas terminales, la primera novela de Lucila Grossman, una exploración de los vínculos afectivos a través de la tecnología contemporánea que mezcla la novela familiar del neurótico argentino con un ácido uso del la lengua materna. «Si la narradora de Mapas terminales se sospecha la Virgen María del Siglo XXl, la Divina Concepción no necesita de un carpintero sino de un programador» dice María Moreno en la contratapa del libro.

¿Mapas terminales es ciencia-ficción? ¿Pensabas en el género cuando lo escribías?

Cuando escribo no pienso en géneros. Tampoco cuando leo. Creo igual que en la novela no solo no hay una explicación para lo que le pasa a la protagonista sino que el foco no está puesto en el hecho sobrenatural que ocurre o en las consecuencias de eso porque en un punto no hay consecuencias. Diría que es bastante realista de hecho o que, lejos de realizarse, se frustra la expectativa de la ciencia ficción como género. En un principio mi idea fue hacer un retratito “generacional” pero creo que en el medio me aburrí de los relatos abúlicos que hablan de la sensación de muerte de la clase media globalizada, o algo así, y entonces hice este libro con la sensación de: bueno, ya entendimos, no pasa nada acá, ahora que exploten cosas en el desierto, que nazcan cosas deformes y hagámonos adictos a ellas. También con la idea de que a diferencia de la locurita abstracta que es un rumiar en círculos, cuando hay hechos concretos e inesperados la locura adquiere un espacio más contundente y se expande en toda la escena, tanto que parece que todo lo que ocurre es normal, y se vuelve normal. En definitiva algo como que el ser humano es un animal de costumbres.

El tema de la maternidad aparece en el centro de la historia del libro. ¿Podemos decir que Mapas Terminales es un libro sobre cómo ser madre hoy?

Jajaja. Si la instrucción para ser madre hoy es “sufrí por el paso del tiempo mientras te comunicás dudosamente con tu bebé que te da miedo en el baño de un bar” o “vos sos tu propio bebé y te amas tanto que te querés comer” o simplemente “ni lo intentes, mirá lo que puede pasar”, bueno, quizás sí. El tema de la maternidad más que el centro fue la excusa ahí.

¿Qué pensás del feminismo en la literatura argentina?

No entiendo bien qué es el feminismo en la literatura argentina, pero si es un nombre impuesto para hablar del fenómeno de que muchas pibas se la están re bancando y están escribiendo cosas muy buenas que se leen y que la imagen de la escritora en la literatura no es más la de la suicida enamorada de las flores o la de la raterita que tiene valor no por dirigir el robo al banco sino por ser la amiga-novia-hermana del grupo de campeones, se me ocurre que aguante eso. Ahora, si se trata de una limitación de temas solo “feministas” a la hora de escribir literatura esa idea me aburre bastante.

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Pyongyang de Hernán Vanoli./////PACO