A principios de 2015 la editorial Vestales publicó la novela Punto Ciego, escrita por Kike Ferrari (Buenos Aires, 1972) y Juan Mattio (Buenos Aires, 1983). Ferrari trabaja en el subte de Buenos Aires y milita en la Asociación Gremial Roja y Negra. Sin embargo, esto no le impidió publicar una serie de libros y convertirse en un escritor galardonado: su libro de cuentos Entonces sólo la noche (2008) recibió el tercer puesto del Premio del Fondo Nacional de las Artes su novela, la novela Lo que no fue (2009), la primera mención en la 50º Edición del Premio Literario Casa de las Américas y Que de lejos parecen moscas (2011), el premio Silverio Cañada de la Semana Negra de Gijón. Por su parte, Mattio trabajó en el sistema penal juvenil, se desempeñó brevemente como periodista policial y judicial, escribió la novela Tres veces luz, que también obtuvo una mención por Casa de las Américas. Ambos autores unen su saber sobre el manejo policial y judicial, su preocupación social y una ideología similar para escribir juntos Punto ciego.

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Mattio y Ferrari se ocupan de señalar el efecto que la dictadura y el liberalismo económico tuvieron sobre el clima moral y el ambiente social del país.

Si bien Vestales editó el libro en su sección “novela policial”, Punto ciego hace uso de todos los recursos que requieren una novela negra y ya no importa la resolución del crimen, sino la trama social que el hecho devela. En Punto ciego los autores sitúan al lector en un tiempo determinado: 1996. Es la época del menemato y se hacen referencias a hechos ocurridos en ese momento y al clima que, de acuerdo a la óptica de Ferrari y Mattio, se respiraba. El protagonista, y en la mayor parte del libro también narrador en primera persona, es Darío, un periodista cuya vida personal es un desastre pero precisamente es esa característica y su hondo sentido de la justicia que lo erigen como un “justiciero de los desprotegidos”. Como es usual en este subgénero, el protagonista tiene más un interés personal que profesional en el caso. El asesinato de el Chato –/mentor/figura paternal en la vida de Darío– lo lleva a desenredar una trama en la que se mezclan poder, prostitución, corrupción, proxenetas, trata, pobreza, por nombrar solo algunos de los temas. Como si no fuese poco, gracias a la investigación Darío desentraña su drama familiar y descubre su verdadera identidad. La ciudad de Buenos Aires y en especial el conurbano bonaerense son centrales en la narración. Allí, el personaje principal recorre calles, barrios, busca sospechosos y testigos. Los autores se valen de una ciudad imaginaria, Brixton, (pero que se parece mucho a cualquier suburbio bonaerense) para pintar la realidad física y social de degradación en la que se vivía y se trabajaba. Además, Mattio y Ferrari se ocupan de señalar el efecto que la dictadura y el liberalismo económico tuvieron sobre el clima moral y el ambiente social del país.

En Punto Ciego la concepción de Ferrari sobre la novela negra queda trunca.

Fiel al policial negro, el lenguaje es duro y violento. Las frases son breves y si bien ello pretende brindar ritmo a la lectura, su uso excesivo termina cansando. En algunos casos la lectura resulta chocante: “En la hora y media que me hace esperar Villagra. Redacto la nota que mañana tiene que aparecer en el diario. Metido en un bar de borrachos, con cerveza barata, y algo caliente y algo sólido en el estómago”. En una entrevista hecha a Kike Ferrari para el blog de La Nación “Crónicas del Crimen”, el autor opinaba: “El género negro es el relato social del siglo XXI (y de finales del XX): un género que habla el crimen, no puede más que contar una sociedad criminal. Pero además es un relato social no-panfletario: sin pontificaciones ni opciones binarias buenos-malos, el género negro, cuando está bien logrado, no usa moralejas ni necesita correcciones políticas o literarias, sólo una historia que contar”. En el libro se nota una clara polarización entre quienes buscan la justicia, y quienes no; entre quienes buscan el lucro sin importar las consecuencias, y quienes no; entre quienes destruyeron el país, y quienes no. En Punto Ciego la concepción de Ferrari sobre la novela negra queda trunca/////PACO