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Uno de los personajes clásicos de Tiranos temblad, ese increíble resumen de acontecimientos uruguayos armado con videos de YouTube que llegó a ser recomendado por Ricardo Darín a Mirtha Legrand en su mesaza, es una señora mayor que podría ser la abuela de muchos. Con una habilidad para hablar e inventar expresiones –muchas fueron reformuladas en memes de ella diciendo “Todo es psicológico” o “Estoy estupefactada”–, logró convertirse en una especie de ícono pop charrúa que, desde la intimidad de su casa, cuenta con miles de vistas en el canal que Damián S. Rodríguez, su nieto, tiene en YouTube. Ella se llama nada más y nada menos que La Mamama.

La última vez que la vimos –desde hace un tiempo Tiranos temblad dejó de salir una vez por semana y ahora sacan un especial anual– fue en el festejo de sus noventa años. En el canal de YouTube tampoco hay novedades suyas. ¿En qué anda La Mamama? De eso y de otros temas hablamos con Damián, realizador audiovisual y director en www.lerulerufilms.com, que pasó años filmándola. 

¿Cómo empiezan a hacer videos con La Mamama?

Yo viví con La Mamama, de los doce a los veinticuatro. En 2013 estaba probando una cámara que me había comprado, puse play y, caminando por la casa, entré a su cuarto. La vi muy concentrada viendo un partido de fútbol, un Uruguay vs. España, en una copa inventada que se llamó de las Confederaciones. Así salió el primer video. Cuando lo pasé a la computadora, vi que era un material de mucha espontaneidad. Antes ya había filmado a mi abuela para algún proyecto, pero eran cosas más dirigidas, esto era otra cosa. Lo subí a YouTube y lo publiqué en mi Facebook para mis amigos que la conocen, era eso nomás. Ahí lo encontró Agustín Ferrando, director de Tiranos temblad. Salió todo de casualidad, yo nunca busqué que mi abuela sea youtuber.

¿Por qué la gente se engancha con los videos de ella? 

En parte creo que es porque La Mamama, al no tener noción de la cámara, de los ángulos y los lentes, crea una especie de intimidad. Ella estaba en su casa, en su cuarto, con sus cosas. Creo que la cotidianeidad de una charla cualquiera entre una abuela y su nieto genera en el espectador mucha cercanía. El que mira también reconoce sus vínculos. Si hubiese querido producir los videos con un equipo, no llegaba nunca a ese contenido. Yo soy el nieto, y si ella no quería filmar, no filmábamos; si tenía ganas, me acercaba con la cámara. Después la edición ayudaba a construir el relato y potenciar el humor, pero la clave estaba en no perder la organicidad y seguirle el “tren”. Ella me hablaba de los cayos de los pies o la ida al dentista y yo me colgaba a preguntarle sobre eso, no existía un guion, ni teníamos planeados los temas de los que íbamos a hablar. Todo salía en ese momento. 

¿Viste con ella alguno de los capítulos de Tiranos temblad en el que ella es uno de los tantos personajes pintorescos que aparecen? 

Le mostraba Tiranos temblad pero no se enganchaba, veía su parte y después se dispersaba. Para ella es medio difícil de seguir, todo muy picadito, no puede entrar en eso. Me decía “Qué divino” y listo, a otra cosa. Mi abuela, hasta el día de hoy, no tiene idea de la magnitud de lo que se generó con los videos. A partir de Tiranos, varias veces me llamaron para que vaya a la tele, para que dé una opinión, querían saber qué pensaba ella. Me llamaron de una marca de yerba para que hiciera un comercial, de un banco para hacer la publicidad de una tarjeta de jubilados. Yo siempre le pregunté si quería participar, a ella no le interesaba en absoluto nada que implicara salir de su comodidad, me decía “Si a vos te sirve, lo hago”, pero a mí me daba lo mismo, era su imagen, así que nunca le insistí, además nunca fue la idea. A veces le pasaba que se tomaba un taxi o iba a un restaurante y la gente la reconocía. Me decía “Me tomé un taxi y el taxista me dijo ‘Chau, Mamama’”. Eso sí le encantaba, siempre tuvo un costado artístico y narcisista.

El último video es de cuando cumplió noventa años, de hace un año. ¿Cómo anda ella?

La Mamama va para los noventa y dos años y, a pesar de tener sus achaques físicos, está muy lúcida. Sale muy poco de su casa y eso hace que tenga preocupaciones muy puntuales. Por ejemplo, ahora, está monotemática con saber si los nietos que estamos en otros países vamos a poder viajar para las fiestas a Uruguay, y no la podés sacar de eso. Su termómetro informativo es la tele, repite muchas cosas que ve. Igual todo te lo comenta con el toque “Mamama”, que es una reversión más poética y simple de ver el mundo. Aprendo mucho de ella, es un referente. En general, y como realizador audiovisual, me intereso por la gente mayor, creo en la potencia vital de esas historias. Voces que en ciertas ocasiones y a determinada edad quedan relegadas, en esa particularidad me gusta detenerme. Por suerte, La Mamama sigue siendo una abuela con ganas de contar historias, inventarlas o simplemente dispuesta a charlar. Pienso que ningún nieto se tiene que perder ese privilegio de escuchar a un abuelo.

¿Es mucho pedir que nos diga unas palabras a quienes lean esta nota?

////PACO

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