Puede que el hombre de fe y el fan se parezcan. Para el católico, la eucaristía es mucho más que un rito, una repetición. En la comunión, el cuerpo y la sangre de Cristo se hacen, en efecto, presentes. También todo fan, muchas veces acusado de fetichismo, desde el coleccionista ecléctico que se dispersa en la novedad, hasta el oyente monoteísta que venera a un único artista, busca una forma de trascendencia. Tal vez no se pueda encontrar una síntesis de la naturaleza de ambos como en la trayectoria de la Iglesia de San Coltrane. De hecho, el Arzobispo King y su esposa, la Madre Marina, la primera hija nacida del Sonido, aseguran haber escuchado la voz de Dios a través del saxofón de John Coltrane. 

El Bautismo de Sonido, como ellos lo llaman, ocurrió el 18 de septiembre de 1965, en un local de San Francisco llamado Jazz Workshop, donde Franzo King y Marina Stephens, habían ido a festejar su aniversario de casados. Apenas Coltrane salió al escenario ambos sintieron la presencia del Espíritu Santo. De acuerdo con Marina, el músico tenía en la mirada «la paz que los demonios temen» y cuando empezó a tocar ella sintió que la música la arrancaba de su «densa existencia» y la elevaba «a un plano superior». «Era como ver el interior de una fábrica», cuenta el Arzobispo King en el libro de Nicholas Louis Baham III, The Coltrane Church (2015), «a la que le hubieran volado las puertas y las ventanas». Desde entonces desarrollaron el concepto de Conciencia Coltrane a partir del cual fundaron la comunidad religiosa que, más tarde, se  convirtió en la Iglesia Ortodoxa Africana San John William Coltrane.

Archbishop Franzo King D.D. stands in front of the Saint John Coltrane African Orthodox Church in the Fillmore District on Wednesday, February 10, 2016.

Fundada oficialmente y con su nombre definitivo a principios de los 80, la Iglesia de San Coltrane cumplió a mediados de 2019 cincuenta años de actividad. En YouTube se puede ver algunas de las celebraciones religiosas de los últimos años, una mezcla de liturgia cristiana ortodoxa y la improvisación del jazz.  En los videos, el Arzobispo King, vestido con una túnica púrpura, canta los sermones, en los que suele citar tanto a Malcom X como a Jesucristo, acompañado por un coro. La Liturgia Coltrane se celebra todos los domingos al mediodía y, durante la ceremonia, se les permite a los fieles, según se lee en la página oficial de la iglesia, coltranechurch.org, «hacer palmas, cantar y hasta llevar instrumentos para tocar durante la ceremonia». También se leen fragmentos de un texto llamado Coltrane speaks, el resultado de años de estudiar, como si fueran el Evangelio, las palabras que  Coltrane pronunció en entrevistas o escribió en cartas y en las notas marginales de sus discos. 

Al principio, la iglesia solo era un club de jazz llamado Templo Yarbird, en homenaje a Charlie Parker («Bird fue el San Juan Bautista que anunció la llegada de San John», suele decir el Arzobispo King), un lugar donde la gente se reunía a escuchar música e intercambiar discos. Pero después, hasta su fundación definitiva, atravesó diferentes etapas. Incluso, hacia finales de los 60, King llegó a convertirse en discípulo de Huey P. Newton, El Sirviente, como lo llamaban, fundador de los Panteras Negras. Pero, según el relato del Arzobispo, agentes de la policía de Oakland, infiltrados en la organización, le hicieron creer a Newton que él lo había traicionado. King, condenado a muerte, ensangrentado y con una pierna rota, pidió una última voluntad: «¡Dejenme escuchar a Coltrane!». Se le concedió el pedido y después de aclarar las cosas fue perdonado. «La intercesión de la música de Trane», dice King, «fue lo que me salvó la vida».

Cuando en 1967, el Arzobispo King se enteró de la muerte de Coltrane no pudo evitar pensar en una conspiración. Para él, su música expresaba tanto la espiritualidad como la violencia que en ese momento se estaba expresando en las calles. Era difícil, además, no interpretar cualquier acontecimiento de la época bajo la luz de la paranoia. Después supo que Trane había sufrido un cáncer hepático, diagnosticado pocos meses antes de su muerte –tampoco nadie había podido convencer a Mingus de que Eric Dolphy había muerto de un coma diabético en Berlín. «Pensaba que sin Coltrane”, dice King, «el sol dejaría de brillar,  pero Dios fue misericordioso y permitió que siguiera brillando». Algunos años después tuvo un sueño en el que Coltrane era un gigante en el cielo que le sonreía entre las nubes con un peinado afro como los que se usaban en los 70. «John Coltrane está vivo», pensó King, el único significado que para él podía tener el sueño. 

Años después, la iglesia se puso en contacto con Alice Coltrane, la viuda del músico, que los inició en la práctica del Hinduismo. Pero después de un tiempo de buenas relaciones, ella los demandó por el uso indebido del nombre de su esposo, «sin consentimiento de la familia». Consultado por la prensa, el Arzobispo fue tajante: «A nadie se le hubiera ocurrido pedirle permiso a María para usar el nombre de Jesucristo». La noticia de la demanda apareció en los diarios de la época y llamó la atención de la Iglesia Ortodoxa Africana.  Después de un periódo de formación en Chicago, King fue ordenado Arzobispo y a los pocos meses las autoridades canonizaron a Coltrane como santo. El Arzobispo y la Madre Marina volvieron a San Francisco con la idea de hacer un trabajo social en la zona y se dedicaron a dar ropa y comida a personas sin hogar y, más tarde, a ofrecer clases de música y computación: «Estábamos escuchando a Coltrane y nos invadió una sensación de absoluta paz. Era el amor de Cristo.  Ahí fue que fundamos la iglesia y empezamos a rezar A Love Supreme dos veces por día».

A Love Supreme es, según la mayoría de los críticos, no solo uno de los puntos más altos del jazz en el siglo XX sino la obra más profundamente religiosa de Coltrane. En la sección intermedia de Acknowledgment, la primera parte de la suite, el riff principal –sobre el que Trane cantó, «a love supreme, a love supreme», algo que no estaba previsto– se pasea por los doce tonos, es decir, en todas las tonalidades posibles de la escala cromática. Según Lewis Porter, uno de sus biógrafos, el procedimiento no es arbitrario: «Él nos está diciendo, Dios está en todas partes, en cada registro, en cada tonalidad». En Psalm, la última parte, se escucha como Coltrane desarrolla una melodía, haciendo que las notas coincidan sílaba por sílaba, con las palabras de un poema religioso escrito por él mismo, una forma de agradecer a Dios por haber podido recuperarse de su adicción a la heroína en 1957. Se dice que cuando leyó el poema de Psalm mientras tocaba con su grupo en un gran festival a beneficio para una iglesia –una de sus últimas presentaciones antes de morir– que había reunido a trescientas personas, fue tal el impacto en el público que muchos lloraron mientras repetían su nombre, «John, John, John» y los demás se unían en un coro para cantar con el riff, «a love supreme, a love supreme». Coltrane pensó el disco en su totalidad en el verano de 1964, encerrado por cuatro o cinco días en el altillo de su casa. Según Alice Coltrane, su segunda esposa, durante ese tiempo apenas lo habían visto bajar a comer y el momento en que salió de la habitación «fue como ver a Moisés bajando de la montaña». Coltrane le dijo que era la primera que vez había recibido –esa fue la palabra que usó– toda la música que quería grabar: «Es la primera vez que tengo todo, todo listo».

A partir del año 2000 la iglesia de San Coltrane empezó a sufrir las consecuencias de la «gentrificación» de San Francisco. Las propiedades se encarecieron y la zona se llenó de nuevos habitantes, en su mayoría empleados de compañías tecnológicas, según dicen en la iglesia, poco interesados en la cultura. El edificio que alquilaban en la calle Divisadero cambió de dueño,  el alquiler pasó a costar el doble y tuvieron que mudarse al West Bay Conference Center en la calle Fillmore. En 2011 la iglesia participó en las protestas del movimiento Ocupa San Francisco. «Es preferible», dijo King en ese momento, «pedirle plata a Al Capone y no a un banco. Al Capone te rompe las piernas. Te podés recuperar. Pero el banco te saca todo, el futuro de tus hijos, la jubilación». Actualmente alquilan un espacio en la iglesia Episcopal San Cipriano. Según se puede leer por estos días en su página la iglesia suspendió el oficio religioso de los domingos, como consecuencia de la pandemia: «Nunca ha sido más esencial para la humanidad alcanzar el bendito estado de la Conciencia Coltrane». Aunque la iglesia permanece por el momento cerrada se pueden seguir haciendo donaciones a través de PayPal. Entre las imágenes que se pueden ver en la página hay una serie en estilo bizantino de un Cristo negro, una Virgen María con un niño Jesús y otra, de Coltrane, que en una mano  sostiene un saxo tenor («si algo dijeron los negros de este país sobre su alma fue a través de un saxo tenor», había dicho Ornette Coleman) y en la otra un fragmento del poema que escribió para A Love Supreme: «Cantemos todas las canciones a Dios. A quien se debe toda alabanza… alabado sea Dios»////PACO

Si llegaste hasta acá esperamos que te haya gustado lo que leíste. A diferencia de los grandes medios, en #PACO apostamos por mantenernos independientes. No recibimos dinero ni publicidad de ninguna organización pública o privada. Nuestra única fuente de ingresos son ustedes, los lectores. Este es nuestro modelo. Si querés apoyarnos, suscribite por solo $25 por mes. Poco para vos, mucho para nosotros.