Entrevista


Javier Bazterrica: «La mujer es el sexo fuerte»


Cómo un persona pasa a convertirse en consumo irónico sigue siendo un misterio. Hay una delgada línea que serpentea entre la convicción y la inverosimilitud, la desfachatez, el hambre de los medios y el timing que hacen que, en pocas horas, esa persona se convierta en el personaje. ¿Pertenece Javier Bazterrica a esta categoría o hay datos en el terreno de lo no dicho que se explayan sobre un tema mayor? ¿Es posible que a través de los pantalones blancos y el cuentaganado del Gigoló se pueda leer un estado actual de las relaciones sentimentales? Exento de chicanas y adornos, el caso Bazterrica es sintomático y se empeña en hacernos analizar los vínculos no como el idilio perfecto del “sí, quiero” sino más bien como a una serie de transacciones de fascinación, donde todo tiene un costo y un beneficio, y el terciopelo del amor es reemplazado por la resignación que baja la vara y la buena voluntad. Javier “el Gigoló” Bazterrica logró su fama después de la denuncia de Adriana Mendoza, a quien la siguió una lista sábana de seducidas y abandonadas –muchas de ellas eligieron refugiarse en los brazos del anonimato–. La mayor defensa del Gigoló, una excelente estrategia, fue salir a enfrentar las acusaciones en los medios y teñir las aguas de la “estafa de género” –porque este nuevo afán por dramatizar todo hecho que incluya a una mujer es sustancial e imprescindible– con el colorante del despecho.

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¿Qué cautiva más a las mujeres, Javier? «El amor, estoy 100% convencido. El amor es lo que busca toda mujer. La belleza es muy subjetiva, no hay parámetros».

Este punto, no totalmente alejado de la realidad pero sí de carácter subjetivo, evidencia la estrecha relación entre las pasiones y el dinero, lo material y lo inmaterial, la estafa denunciable y la verdadera, la más íntima y dolorosa, que es jurídicamente impertinente. Cuando una desilusión amorosa se transforma en despecho –un bien universal y no propio de un género–, los riesgos de hacer papelones televisivos y de caer en el patetismo online se salen de órbita. Un ex amante frustrado pierde algo del orden de la dignidad y eso es siempre peligroso por su expansividad y patetismo. La ronda por los programas matutinos de la televisión argentina no se demoró. En Argentina despierta, un Chiche Gelblung que pareciera no salirse de su asombro dice: “Estamos ante un demonio, pero ¿por qué es el perfil de tipo que le gusta a las mujeres?”. Detrás de la impronta caricaturesca y parodiable, Javier Bazterrica demuestra que sabe más de seducción que el hombre promedio, tiene certezas sobre qué decir, cómo actuar y qué imagen proyectar.

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«Si tengo que ordenar las prioridades de una mujer a la hora de elegir a un hombre, diría que primero va el amor, luego el sexo y después el compañerismo».

Mostrarse seguro, más allá y a pesar de la apariencia –aunque la ingeniería de la ropa estereotípica de polo connota cierto status y solvencia económica, un entorno de alcurnias, contactos y gente bien– conquista a un tipo de mujer bastante más enamorada del patriarcado modelo “hombre proveedor y señora” de lo que, de tener algún asomo de pudor, estarían dispuestas a admitir. Este síndrome de Estocolmo –y el truco de toda estafa digna de ser, lograr que las víctimas ofrezcan sus propias comodidades y dinero al victimario– no sería posible sin las promesas pertinentes. ¿Qué cautiva más a las mujeres, Javier? “El amor, estoy 100% convencido. El amor es lo que busca toda mujer. La belleza es muy subjetiva, no hay parámetros. El dinero va y viene, un día tenes plata, un día no. Pero el amor verdadero es lo único que prevalece. Si tengo que ordenar las prioridades de una mujer a la hora de elegir a un hombre, diría que primero va el amor, luego el sexo y después el compañerismo”, dice el nuevo héroe del amor, que no escatima en los #gigotips que salen de su cuenta de Twitter @polojavibaz. “La seducción nace con uno, pero eso no quiere decir que podamos trabajarla y mejorar nuestras tácticas. Seducir es un arte. Por otro lado, no pude resistir a la tentación de ayudar a todos los hombres que pidieron de mi asesoría”. La ecuación de la seducción es concluyente: promesas de amor a cambio de promesas de (más) dinero. ¿Qué rasgo en común tenían todas las mujeres del Gigoló? “Eran hermosas y dulces, buenas y muy compañeras. No me puse a pensar si eran todas iguales, enamorarme no fue premeditado. ¿Vos te planteas qué tienen en común los chongos que te gustan? Yo no, simplemente sucede. La mujer es lo más lindo del mundo”, contesta Javier y admite, al mismo tiempo, haberse involucrado desde lo sentimental con todas y cada una de ellas. “Fueron enamoramientos distintos. De distintos niveles, pero enamoramiento al fin. Diferencio mucho el amor del enamoramiento: yo me puedo enamorar en un ascensor y cuando me bajo me desenamoré. Pero el amor es otra cosa”. Y en el plano de la sexualidad –personalmente teorizo sobre las capacidades excepcionales amatorias del Gigoló– dice: “El sexo tiene mucha importancia. La mujer merece ser bien atendida, ser explorada. Hay que satisfacerla. ¿Viste cuando dicen ‘mirá la cara de esa malco…?’ Es verdad, es una frase certera. Sin sexo no hay pareja. Hay amigos, compañeros, socios, pero no amantes”.

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«Diferencio mucho el amor del enamoramiento: yo me puedo enamorar en un ascensor y cuando me bajo me desenamoré. Pero el amor es otra cosa».

Las redes sociales fueron para Javier Bazterrica –y para muchos más–  la góndola principal para aproximarse a las mujeres que hoy lo denuncian y posteriormente, una vía para engordar su popularidad. Facebook, Twitter, Instagram, Tinder, Grindr, Hornet, Badoo y un etcétera casi avergonzante de software –algo que Preciado describe como “dispositivos de autovigilancia para la difusión ultrarrápida de la información”– se prestan para conocer gente, dentro del marco de la verosimilitud que quiera y necesite de cada usuario. Depositaria de nuestras necesidades, Internet es la anfitriona perfecta, y recibió al Gigoló con los brazos desprejuiciados y abiertos “Los hombres no me envidian, sienten admiración. En las redes sociales recibo cientos de mensajes tirándome la mejor: ‘capo’, ‘genio’, ‘campeón’. Todo bien con los flacos, me invitan a mil lugares, me regalan bebidas, quieren salir de joda conmigo. Además están a full con los #gigotips, me los piden todo el tiempo. Bazterrica es un camino de ida”. No sin sorpresa todavía moralista, la televisión fagocita al Gigoló y se sirve de sus picos de rating, a la vez que lo castigan. “En los medios fui atacado porque saben que soy inofensivo, inocente e ingenuo. Les sirvo mucho, se encantan con mi imagen y mi personalidad. Yo seduzco a los medios pero los medios me seducen a mí”, dice Javier. ¿Hubiera sido igual el tratamiento de la noticia si los estafados eran hombres? “En la sociedad se marca mucho que el sexo débil es la mujer y si haces algo mal, entonces estás atacando al más débil. Los medios se agarran de la violencia de género y tantas otras cosas. Son todas mentiras: la mujer es el sexo fuerte. Las amo”, agrega.

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¿Hubiera sido igual el tratamiento de la noticia si los estafados eran hombres?

Las denuncias seguirán su curso pero de momento, y en el mejor de los casos, Javier Bazterrica será inocente hasta que se demuestre lo contrario y de eso hará su momentum. Aunque hayan cancelado su entrevista pública en Fsoc por lo que se sospechan “presiones de género”, su presencia seguirá llenando boliches y subiendo las agujas de rating. Las “despechadas” se indignarán en silencio por el efecto boomerang que produce nuestro insaciable consumo irónico. También por haber evidenciado que el corazón es, tal vez, el segundo órgano más sensible. Por haber encarnado la inocencia de quien espera a su príncipe azul y está dispuesta a dar dinero, mucho dinero, por él. ¿Qué quiere Javier Bazterrica? “Pasarla bien, divertirme, enamorarme, estar feliz. Cristal… all the night! Quiero buenos momentos, estar bien con una mujer está buenísimo. Yo con mis exs la pasé pasé bárbaro, solo que se quedaron con tanto resentimiento que se olvidaron de lo bueno y lo bien que la pasaban conmigo. Que una mujer te pida un hijo y casamiento dice mucho, ¿no? Bueno, a mí me pasó varias veces”. Javier Bazterrica no es sólo un gigoló all the night//////PACO