Bajo el título Informe sobre Moscú, Palabras Amarillas acaba de editar dos textos inéditos –o de circulación escasa– firmados por José Sbarra. El primero, Informe sobre la situación en Rusia, narra el viaje de Sbarra a la URSS en 1990. Se trata de un viaje de negocios. La presencia del autor debe avalar la escritura del guión y el posterior rodaje de Marc, la sucia rata, una películaque se basaría en uno de sus libros. Así, en Rusia, Sbarra hace vida intelectual, se droga, escribe y sobre todo, como contrapeso de la experiencia exótica, añora a un novio que dejó en Buenos Aires.
El estilo es, en este “informe”, deliberadamente impresionista y melancólico. Su prosa, sintética, captura extraordinarios momentos de expansión del paisaje: «Los cuervos comen no sé qué en la nieve. Los veo por la ventana. Moscú en invierno es la tristeza. La tentación de ser triste. Todo Moscú con sus cuervos y su nieve, con sus ramas dolorosas me recita en el oído: suicídate.»
Así, cuatro rasgos le alcanzan a Sbarra para construir un personaje complejo y sutil como el del traductor que no se separa de él, traduce a voluntad, se vuelve su aliado irónico y su amante. La mezcla, casi la yuxtaposición, de amor y política es permanente, o, con más precisión, lo permanente es el desamor y la añoranza en el marco del final del comunismo.
Sbarra escribe: “Por la mañana te compré un cítara y una especie de mandolina, sé que te van a encantar. En realidad, no lo sé. En la televisión pasan debates políticos, no entiendo nada de lo que dicen pero la palabra perestroika aparece cada vez con mayor frecuencia.”
El amor genera reflejos artísticos, musicales, compras, esperanzas, pero también dudas. La lengua no se comprende pero se capta su entonación política. En esos sutiles desplazamientos –la duda sobre el conocimiento del ser amado, la compresión de un cambio– sirven de marco a la narración. Muy poco después de que Sbarra regresa a Buenos Aires, la URSS cae, el proyecto de la película desaparece y se confirma la disolución del amor. Los paralelismos resultan intensos, sentidos, todo un documento de época.
Después de Informe sobre la situación en Rusia, el libro ofrece Los pterodáctilos, un poema en prosa dividido en capítulos que se despliega como una larga metáfora de las relaciones rotas y la fidelidad. Leemos: “En la sinfónica turbulencia de la atmósfera, entre nubes doradas, un pterodáctilo vuela junto a su pterodáctila./ Sus ojos antediluvianos son los espejos del fuego en el corazón de los volcanes. Vuelan juntos, como viajeros elegantes.”
Esta voluptuosidad prehistórica, a veces risueña, pero finalmente trágica, se ofrece lejos de toda ironía. Sbarra comprende que describir la pasión del amor desde el juguete pop, desde lo cursi, sin sarcasmos o dudas, genera confianza, es creíble, nos apresa. “¿De qué sirve un pterodáctilo sin su pterodáctila? /Toda la Tierra con sus ardientes temperaturas y con sus inesperados desplazamientos les ordena amarse.”
Leídos así, en la cronología en que se ofrecen, primero el diario de viaje y luego el poema, los pterodáctilos que mueren sellan el final de un amor y también del siglo XX. (Como si el narrador del viaje, después de aterrizar en Buenos Aires y todavía dolido, escribiera esta segunda parte del libro para conjurar la frustración y la pérdida.)
Informe sobre Moscú tiene cincuenta páginas. Se lee en una o dos sentadas. Como crítico y como lector agradecido, por su calidad y su sensualidad, me hubiera gustado que tuviera quinientas.///PACO