Entrevista


Florencia Kirchner: «Fui utilizada para atacar a Néstor y Cristina»

Foto por Cecilia Estalles


“Conocí a mi marido por Twitter” o “nos hicimos amigas por Facebook” son frases que se van naturalizando como una nueva forma de vincularse socialmente. Experimenté una de esas curiosidades cuando hace unas semanas Florencia Kirchner me contactó para hacerme una entrevista sobre el lado B de la maternidad para su nueva participación en un programa radial. Nos reunimos en un bar para conversar sobre la idea ficticia y edulcorada que sobrevuela el acto de maternar. Punto de contacto. Esa reunión derivó en un segundo encuentro, unos días después, en donde efectivamente grabamos el segmento en el comedor de mi casa. Al finalizar, cuando se despedía, le pregunté si estaba dispuesta a dar una entrevista para Paco. La tercera vez que nos encontramos fue para concretar esta entrevista. Me invitó a su departamento, en el barrio de Monserrat. Segundos antes de tocar el timbre noté que en el edificio de enfrente había un grafitti: “Gracias Cris”.

¿En qué aspectos te determinó ser hija de dos presidentes?

Cuando crecí mi papá ya era intendente, después fue gobernador, así que crecí con un padre expuesto políticamente y mediáticamente. Mi mamá también, porque era diputada. Es cierto que la exposición se fue transformando y creciendo con el tiempo, pero lo viví con mucha naturalidad. Me influyó más en mi vida privada, por supuesto. Lo que sí tengo claro es que el ataque mediático que sufrió el gobierno de mi madre se naturalizó, así que aprendí a tomarlo como de quién viene.

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Si supuestamente mandé a acondicionar un espacio para transitar mi embarazo en Olivos, es una falacia con una intencionalidad específica: ensuciar a mi madre.

Tu mamá es la ex presidenta pero no deja de ser tu mamá. ¿Cómo manejás ese lugar en donde recibís mucho amor y apoyo de la gente y, como contraparte, mucho ensañamiento?

Ya no me angustia, sé que funciona así. Es una lástima.

Me llamó la atención la carta que publicaste hace poco en Facebook. ¿Por qué saliste a contestarle al periodismo ahora desde la cuenta de Cristina?

Usé la cuenta de mi mamá porque yo no tengo una cuenta pública, más que el blog de la radio, que no es un espacio únicamente mío sino de un proyecto en común con otra compañera. En 2014 inventaron que yo tenía una propiedad en Nueva York, que supuestamente pertenecía a mi papá, y también usé la cuenta de mi mamá para defenderme de esa mentira. Casualmente estas dos acusaciones están conectadas a las figuras de mis padres. Si supuestamente mandé a acondicionar un espacio para transitar mi embarazo en Olivos, es una falacia que tiene una intencionalidad específica: ensuciar a mi madre. Las dos acusaciones me trascienden como persona, son dos situaciones en las que fui utilizada para atacar políticamente a Néstor y a Cristina. No me animo a descartar la existencia de una persecución y un ensañamiento hacia mi familia de parte de los medios hegemónicos. Salí a contestar porque frente a las cosas que estamos viviendo como país, y que sabemos que están pasando, que inventen este tipo de calumnias en este momento específico no es ninguna casualidad. Es tapar, están tapando todo. Los medios están silenciados como nunca los vi. Disfrazan la realidad, que es el ajuste, el desprecio por los que menos tienen, los aumentos de la comida y los servicios para los trabajadores, el estancamiento de los salarios, con inventos para distraer de lo importante. Cuando vi mi nombre utilizado para generar una de esas distracciones sentí que era necesario defenderme y llevar nuevamente la atención a lo importante. Además de desmentir algo que no es cierto, también sentí la necesidad de ponerle nombre a cosas que nadie está diciendo, no porque no las sepan sino porque las están tapando.

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Salí a contestar porque frente a las cosas que estamos viviendo como país, y que están pasando, que inventen este tipo de calumnias no es ninguna casualidad.

¿Cómo vas a manejar ese tema con tu hija?

No sé. A mí nunca me sentaron y me dijeron “a vos te va a pasar eso porque nosotros somos esto”. No me exageraron la situación. Siempre hubo lugar para que yo hiciera preguntas, pero sin dramatizar. Mis papás son dos militantes, siempre quisieron cumplir su sueño de transformación de un país, y estaban en eso. A mí nunca me dijeron que tenía que participar en política o que no tenía que hacerlo. En mi crianza no hubo presiones ni castraciones, cuando me interesó, bien; cuándo no me interesó, también estuvo bien. Ese aspecto me gustaría repetir como madre, mostrarle las dos cosas a mi hija, no desde la bajada de línea discursiva porque estoy convencida de que el silencio educa, y el hacer también, mucho más que el sermoneo. Ojalá Helena vea algo en mí y en su papá que la esté educando. Pero no me veo sentándola para darle una explicación de lo que tiene que hacer. Conmigo nunca lo hicieron.

Hace poco comenzaste a colaborar en un programa de radio, ¿de qué se trata?

En la columna semanal que comencé a conducir junto a Salomé Grunblatt* debatimos y nos cuestionamos el funcionamiento patriarcal de la sociedad en la que vivimos, problemáticas de género y diversidad sexual*.

¿Por qué tomaste la decisión de tener una participación pública?

No es algo que haya elegido previamente sino que el proceso fue inverso. El deseo de hacer radio nació a partir de notar ciertas cosas que pasaban que no estaban representadas en los discursos mediáticos. Busqué espacios que comunicaran determinadas ideas afines a mis pensamientos y no los encontré. En lugar de decir “¿por qué este sector social no habla de esto?” decidí salir de la zona de confort para sumar y ayudar a preguntarnos. Yo no soy periodista ni estudié nada relacionado a la comunicación, pero tenía estas inquietudes y la radio, como soporte, me pareció una buena vía de comunicación. También me entusiasmó la idea de encarar un proyecto autogestivo. Esa combinación de factores hizo que me sintiera muy cómoda en ese espacio.

¿Cómo te interesaste en estos temas?

La maternidad fue el puntapié inicial de mi interés, sin dudas. Pero creo que fue a raíz de embarazarme, más que por el hecho de haber sido mamá. Cuando nació mi hija estas ideas ya las tenía más procesadas. A partir del embarazo me encontré con una realidad que me era ajena, y fue un alerta en mi vida. Si bien me crié en una familia tradicional, que obviamente refleja algunos aspectos de la sociedad patriarcal en la que está inmersa como la mayoría de las familias de mi generación, nunca viví la desigualdad entre hombres y mujeres ni me impusieron “normas patriarcales”. Pero al embarazarme sentí que mi entorno esperaba ciertos comportamientos de mí que no se correspondían con mi forma de ser. ¡Tenía 24 años y empezaron a llamarme de una día para el otro señora! Me empecé a replantear por qué me sentía tan enojada, por qué no quería ver a nadie. Todavía no había identificado qué me estaba pasando y cómo manejar todos esos pre-conceptos con los que vienen los demás, pero ahora lo tengo más claro.

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Si bien me crié en una familia tradicional, nunca viví la desigualdad entre hombres y mujeres ni me impusieron “normas patriarcales”.

¿Cuáles eran esos lugares donde sentías una exigencia sobre determinado comportamiento o sanción social por no responder a lo esperado?

En general lo sentí en los lugares más pequeños y cotidianos. Durante el embarazo todos me preguntaban cómo me iba a arreglar con el bebé durante el primer tiempo y al papá de mi hija, no. Se daba por sentado que él iba a seguir trabajando. Enseguida me di cuenta de que yo no quería ser mamá de la manera en que se planteaba que había que hacerlo. Algo que me llamó mucho la atención es como está expuesta la maternidad en los medios, que es lo que todos terminan consumiendo. Creo que ese fue el primer lugar en el cual no me sentí representada. No digo que una madre no pueda ser plena, pero veo que en general se propone que ser madre es algo que sale bien o  mal, como si fuera un examen del colegio, en lugar de una relación humana, tal vez la más importante de la vida de una persona. Siento que ningún tipo de vínculo humano está tan estereotipado como la relación entre madres e hijos.

¿Cuál sentís que fue tu decisión más polémica como madre?

Creo que haber decidido no amamantar a mi hija. Yo siempre supe que no quería dar la teta, me generaba mucha impresión, y me dijeron cosas terribles, me juzgaron muchísimo.

Es un tema extremadamente sensible y que está en la agenda mediática y del deber ser de las famosas…

Sí. A mi me parece bien que se promueva la lactancia, es cierto que es buenísima para el crecimiento del bebé. Pero afirmar dar la teta es lo mejor de vos es sentenciar a las mujeres. Con esos mensajes no se promueve ni se informa, se sentencia. Y de paso se oculta el dolor de los pechos, las mastitis, los bebés que la rechazan, la extrema dependencia, mamás que no tienen la suficiente leche y se enfrentan a presiones sociales muy duras por tener que usar el complemento de fórmula. Todos hablan de la maravilla de la naturaleza, pero nadie habla del lado b, y eso también está naturalizado. Hablamos sobre la importancia de que la mujer pueda decidir sobre su propio cuerpo cuando hablamos de parto respetado, de aborto. Pero con la lactancia todavía no rompimos el tabú, ni siquiera dentro de los sectores más feministas. Es importante aclarar que el acceso a la leche de laboratorio es un tema que no se puede dejar de lado, porque cuesta plata. Por eso mismo sostengo que las luchas feministas no pueden ir separadas de las luchas sociales, ni tampoco las sociales de las luchas feministas. Por eso siempre, en este sentido, reivindico el valor de la política. No viene mal recordar que gracias a la política tuvimos la asignación universal por hijo.

La zona de la culpa parece reservada exclusivamente para las madres, ¿cómo lograste correrte de ese lugar?

Nunca me planteé ser de determinado modo, no dije “yo voy a ser diferente”. Pero sí siento que es una pequeña batalla que tengo ganas de dar, de correrme de ciertos sentidos establecidos y que los pongamos en discusión para que se modifiquen. La columna en el programa de radio sería para mí uno de esos espacios. Cuando mi hija está con su papá, me he tenido que enfrentar a comentarios del estilo: “¿Cómo la dejás?” o “¿No la extrañás?”, como si el vínculo conmigo fuera más importante en una jerarquía que no sé quién inventó. Yo no “la dejo”, se va con su papá que es tan importante como yo en su vida. ¿Qué voy a hacer? Yo estoy separada y ella vuelve re contenta. Mi hija no se relaciona con el mundo a través de mí. Sé que soy un poco su cuerpo, tanto como la chica que la cuida y el papá, porque todavía no camina. Pero pronto va a caminar, va a ir al jardín, y yo no voy a estar ahí todo el tiempo. Tengo la certeza de que ella se enriquece de los vínculos con los demás.

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Nunca me sentí limitada por mis papás y me gustaría que mi hija también se sintiera así, libre de hacer y decidir.

¿Qué aspectos de la crianza que tuviste repetirías y cuáles no?

Hay muchos aspectos que son generacionales, que con el tiempo se fueron desnaturalizando. Antes los padres no se preguntaban tanto si estaban haciendo las cosas bien como en esta generación de padres, sino que fluía más. Lo que sí repetiría es que no tuve padres que estuvieran encima mío todo el tiempo; me dieron mucha libertad y sabían cuándo llamar la atención, no generaban crisis por cualquier pavada. Nunca me sentí limitada por mis papás y me gustaría que mi hija también se sintiera así, libre de hacer y decidir. Y eso que discutimos un montón, que me han dicho infinidad de veces que estaba pensando cualquier cosa, sobretodo en la adolescencia.

¿Qué pensás del aborto?

Creo que va de la mano con garantizar una protección y un cuidado de la vida a los que menos tienen. Muchísimas mujeres llegan al sistema de salud y judicial con casos extremos, de violación, bebés con malformaciones, chicas discapacitadas, y las obligan a llevar el embarazo a término. Al aspecto social de esta discusión no se le puede dar la espalda. Las mujeres más vulnerables son las que en general dejan la vida en esto, y si no mueren, experimentan situaciones de violencia, maltrato y estigmatización. Primero creo que sería bueno que todos tengamos la educación sexual necesaria para no llegar a esa instancia. La mayoría de la gente que exige la ley de aborto, también reclama por una mayor educación sexual. Pero obviamente también le ocurre a las personas que tienen la educación, por distintos motivos. Estoy segura de que si los embarazados fueran los hombres, el aborto sería legal. A esta altura tendría que estar legalizado, o al menos despenalizado, y que nunca más una chica termine presa. Pasó muchísimas veces que las mujeres son estigmatizadas mediáticamente y socialmente por hacerse un aborto, sabiendo que muchas otras abortan en el sistema privado y nadie se entera.

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Las mujeres son estigmatizadas mediática y socialmente por hacerse un aborto, sabiendo que otras abortan en el sistema privado y nadie se entera.

Dicen que cuando sos madre dejás un poco de ser hija y que la relación con los propios padres se transforma en un vínculo de mayor igualdad.

No me siento menos “hija”, pero sí siento que hubo un cambio en mí, atravesé un pasaje a la adultez abrupto. Ella se mete, como la mayoría de las madres; me dice si está bien o mal lo que hago con Helena. Yo le digo que si me equivoco, está bien, me tengo que equivocar. A veces los abuelos esperan que nada falle con respecto al nieto.

¿Y cómo creés que hubiera sido tu papá como abuelo?

Se hubiese derretido con ella, lo imagino malcriando a sus nietos. Yo tampoco tuve abuelos varones, pero creo que él se hubiera divertido mucho, los hubiera molestado. Era realmente muy gracioso.

¿Te gustaría tener más hijos?

No es el momento, ¡tengo un bebé de nueve meses! Me pueden surgir ganas en un tiempo o tal vez no. Ojalá que ocurra lo que desee en el futuro.

¿Cómo te ves en diez años? ¿Vinculada a la política?

Yo soy realizadora audiovisual. Los proyectos laborales en los que me embarco son relacionados al cine. Actualmente estoy terminando mi primer mediometraje, que va a ir a un par de festivales. Relacionada a la política siempre voy a estar porque es en lo que creo. El proyecto que estoy comenzando en la radio es sumamente político, porque quiero aportar mi granito de arena en la lucha por un cambio de un estado patriarcal, para que las violencias invisibles que sufrimos las mujeres salgan a la luz/////PACO

*¿Por qué no?, el segmento radial conducido por Florencia Kirchner y Salomé Grunblatt, sale los viernes de 18 a 21 en La Comuna, Radio La Voz, y los viernes por la mañana en La Imposible, radio que se hace desde la Ex-Esma. Después de dar la entrevista a Paco, Florencia Kirchner también pidió  que se añadiera esta aclaración: «Cuando Agustina me convocó para hacerme una entrevista sobre maternidad, no dudé ni un segundo porque había leído las notas que ella escribe en su blog, tanto como las que había escrito en este medio. No sólo respeto su manera de comunicar sino que también me parece necesaria. Sabía que la nota no sólo se iba a centrar en el entrevistado, sino también en cuestiones de importancia para poder visualizar desigualdades de género que nos atraviesan a diario y tenemos muy naturalizadas como sociedad. Por eso mismo agradezco el espacio para también poder mostrar mi disidencia con las notas publicadas en Revista Paco sobre Ni una Menos, las cuales siento que atacan la convocatoria desde un lugar un poco agresivo y desautorizando los motivos que llevaron a muchísimos compañerxs y autoconvocadxs a movilizarse el pasado 3 de junio. Motivos reales, existentes y provocadores de la desigualdad y violencia que estamos atravesando como sociedad. Muchas de las cosas que pude expresar a través de la entrevista que me realizó Agustina son cosas que refuerzan mi adhesión a la necesidad de marchar todos los 3 de junio bajo la consigna Ni una Menos…».
**Fotos de Cecilia Estalles.