Viene de Las series del siglo XX

Gogui: V, Invasión Extraterrestre es la serie más vista y mejor puntuada de Retroseriestv.com. No me extraña, porque hay un link entre RetroSeriesTV y este programa. Este sitio es como un alien que llega y que no sabemos qué quiere de nosotros. ¿Nos quitará los recursos? ¿Colaborará o será nuestro enemigo? ¿Lo combatiremos o seremos dóciles? V, llamada The Visitors en su idioma original, fue transmitida desordenadamente en los años ochenta por la televisión argentina. Las fuentes de Internet dan una pista: canal 13 parece que había comprado la lata. Pero no se sabe mucho más. Yo recuerdo haberla visto cuando estaba en la primaria, por lo que supongo que se emitió después de 1985, cuando en EEUU había sido cancelada. Acá mi primo Pepe, un estudioso de la historia de la revista Humor, me pasa una tapa de 1985 donde se hace una referencia a la serie, así que mi memoria no me falla. Ahora, revisitándola pulcramente en el orden en que fue emitida originalmente, puedo ver que mi mente se había aferrado a fragmentos que corresponden a las tres temporadas. En Argentina, recuerdo, fue un suceso total. Dice una crónica publicada en La Nación que algunos capítulos llegaron a medir 50 puntos de rating, una cifra que sólo recuerdo para clásicos locales como Polémica en el bar o Grande pá! Con mis amigos jugábamos a la serie, a ser Donovan o Diana o Michael Ironside o Willy, el extraterrestre bueno que también era Freddy Krueger. Esa doble identidad fue una de las primeras pistas de lo versátiles que podían ser los actores del cine y la TV, cómo podía cambiar de ese cándido personaje a ese siniestro e inquietante protagonista de Pesadilla. También era el comienzo de cierta moda del graffiti en las calles y alguien cerca de mi casa había pintado la V roja de la resistencia. Los relatos sobre el origen de la serie por parte de su creador, que fue guionista de Hulk antes, es que era una especie de alegoría con la Segunda Guerra Mundial, donde los aliens son nazis y la resistencia, los aliados. La serie tiene una fuerte connotación política, muy inusual para los productos de su época. De hecho, cuando esa línea se desdibuja es cuando la serie se desinfla y es cancelada por bajo rating. En tiempos donde la mayoría de las series de TV trataban sobre policías y ladrones, o sobre justicieros solitarios que peleaban contra regímenes criminales pandilleros, V abordaba el tema del Estado, del orden social, el comercio, la legalidad, la ética, tópicos que si bien son universales se escapaban a lo que buscaba esa moral reaganista que alguna vez nos describió Diego Vecino acerca de las series de TV de los 80. En Argentina, V podría ser entendido en el contexto de la primavera alfonsinista, del regreso a la democracia, como una mirada retrospectiva de la Dictadura Militar que estaba ahí nomás, que acababa de pasar: los colaboracionistas, los rebeldes heroicos, los muertos, los desaparecidos, la opresión política y social. Sin embargo, sospecho que en nuestro país fue una serie subestimada en su momento, la alegoría con los extraterrestres le quitó algún tipo de credibilidad, supongo. 

Terra: Entiendo esas analogías. Nunca volví a ver la serie, salvo algunos pocos fragmentos en YouTube, pero la televisión en la infancia, en la época escolar de la infancia, es muy potente. Se queda en la retina, se recuerda a través de los años. En la memoria tengo las escenas memorables, pero también algunas más laterales. Mi personaje en la serie era Tyler, lo hacía un joven pero ya veterano de pantallas Michael Ironside, un tipo duro, malo, no un idealista como Donovan y Julie. Donovan era camarógrafo, y Julie, profesora universitaria. Escribo de memoria, sin recurrir a Wikipedia o IMDB. Tyler es el que les provee las primeras balas que podían perforar los uniformes blindados de los invasores. De hecho, la resistencia intenta un primer golpe y les sale todo mal y Tyler les explica cómo tienen que hacer, qué armas usar. Ese encuentro me marcó. Podríamos decir que Donovan y Julie eran la UCR, con la certeza de estar haciendo lo correcto pero tratando de luchar contra algo que no conocían, y pienso que Tyler, más oscuro, experimentado, representaba el sedimento peronista ortodoxo. Desagradable al principio. Pero necesario, nuclear. Tyler venía, en mi mente infantil de los años 80, de más atrás, era la tradición de la resistencia peronista. Noble pero ilegal. Tyler era el PJ. En ese momento yo no lo sabía pero lo presentía, o mejor dicho admiraba esa templanza, esa experiencia. No me extraña que la serie haya tenido tanto éxito en la Argentina, que es un país con una historia muy larga de resistencias. Hago una lista que no puede ser completa: resistencia a las invasiones inglesas, resistencia revolucionaria frente a España, resistencia a Rivadavia y al poder central de Buenos Aires, resistencia liberal a Rosas, resistencia de los caudillos a Buenos Aires, resistencia india al avance de Roca, resistencia revolucionaria yrigoyenista, resistencia gorila al peronismo, resistentes peronistas al golpe del 55, y la larga lista de resistencias a las dictaduras posteriores. No es, queda claro, un tema ajeno al entramado histórico argentino. Una historia sobre colonialismo y resistencia… Bueno, de eso sabemos acá. Pero estoy seguro que hay más cosas que decir. Mi exploración de RetroSeriesTV empezó por otra parte. Pero sigamos un poco más con V, de paso, un signo que no es ajeno tampoco a la tradición política argentina. Para mí la serie se podría leer con Clics Modernos de Charly García, que también salió en el 1983 y se grabó en la New York del primer reganismo.  

Gogui: La referencia a Clics Modernos está muy bien, en No soy un extraño Charly describe una New York avanzada con respecto a Buenos Aires. “Dos tipos en un bar / Se toman las manos / Prenden un grabador / Y bailan un tango /De verdad.” Esa viñeta dibuja una ciudad progresista, que contrasta con un supuesto oscurantismo de Buenos Aires. V es una serie que retrata a una Los Ángeles también progresista, donde personajes como Donovan o el Tyler que muy bien describís son más comunes, y se van adentrando en los pequeños pueblos de la América Profunda donde se ve ese contraste entre el progresismo urbano y el conservadurismo del interior, más a tono con la época. La tercera temporada es bastante floja, todas las críticas la matan aunque por las razones equivocadas, le señalan ser “muy telenovelera” pero en realidad el problema es que ignoraron las reglas que se habían establecido en las primeras dos: los aliens ya no deben usar lentes oscuros, son vulnerables a las balas comunes, la piel humana falsa que llevan ya no es un decorado sino parte de su personalidad. Su condición extra-humana se diluye hasta desaparecer. La serie se torna incoherente, el argumento central en estira sin ningún destino, no hay un arco general. Sin embargo, en esa experimentación de tramas y argumentos en la que los productores, con el afán de levantar el rating, copian a otras series de moda entonces -como Brigada A o El auto fantástico– meten un capítulo en el que Donovan ayuda a organizarse a la resistencia en un pequeño pueblo donde la policía había hecho un trato con los aliens. La policía pagaba impuestos -generalmente caballos y provisiones- y los aliens no los agredían. Y cuando Donovan llega la chica le pide que se quede porque sólo “alguien de afuera” podía ser respetado. Esa admiración y desconfianza al mismo tiempo del citadino, ese oscurantismo del régimen local, la institución policial como rectora de todo, eso contrasta con una Los Ángeles que estaba dirigida por un empresario de la ciencia, un ilustrado, y donde los policías destacan porque se rebelan ante la tiranía alienígena. También se ve el impacto del reganismo en la ausencia total del Estado más que en alguna mención de corte “colaboracionista”, no hay un gobierno que reaccione a la presencia de los aliens más que con una corrupta complicidad, apenas mencionada como algo natural, obvio. Tanto la gente común como la resistencia están a merced de los invasores, no hay mediación de la diplomacia, del gobierno o las empresas. Estados Unidos es un país compuesto por individualidades y, como mucho, poblados y ciudades. Esa concepción liberal del país facilita el trabajo de la invasión, porque los visitantes tienen una estructura estatal militarizada, sólida, muy férrea que no admite la disidencia, es un Estado de control implacable tanto con los suyos como los humanos. Tal vez es por eso que los alienígenas, a pesar de perder todas las batallas contra la resistencia, siempre logran mantener el control, al punto de que son expulsados de la Tierra y logran volver y establecer dominio sin ningún problema. Es llamativo también como Diana se convirtió en una villana por excelencia. Recuerdo que en aquellos días la figura de Diana había causado un gran impacto en la gente, una líder despiadada, sin escrúpulos, maquiavélica, que tiranizaba a los propios y a los humanos por igual. Durante muchos años quedó la imagen de Diana comiéndose una rata, algo que causó un gran impacto. Sin embargo, hoy tal vez no nos impresione tanto, será que ya no nos asustan esas cosas propias del terror atávico y que después vimos mil veces en el cine y la TV. Creo que a la gente de hoy les causaría horror el hecho de los extraterrestres logran que los humanos desprecien y persigan a sus científicos a través de una propaganda anti-ciencia, y que los científicos sean demonizados y maltratados. ¿Vos qué recordás de Diana? 

Terra: Recuerdo con claridad la escena de Diana comiendo la rata, que era el gran momento de anagnórisis de la serie. Donovan las está filmando escondido… Ahora, cuando la volví a ver en YouTube, descubrí que ante la imposibilidad de la actriz de meterse en la boca lo que no es una rata ni un hamster, sino una especie de cobayo, bastante grande, se recurrió a un muñeco. Eso es bastante perturbador. Muy clase B. De hecho, en YouTube la escena aparece seguida de una escena similar, la de la remake, que maneja mucho más presupuesto y esa escena no me perturba tanto. De fondo lo que veo es la relación entre los reptilianos, la paranoia y la tv. Y no la TV de calidad, si es que eso existe. Bueno, la ficción en la TV siempre fue low fi y paranoica y potente por eso. Los reptilianos son una figura coral que en algunas narrativas aparecen como los operadores del desastre en las sombras. Hoy hay toda una zona de la web dedicada a los reptilianos que remite a esa escena, y por lo tanto a V, como punctum originario. Yo trabajé en algún relato el tema del cerebro del reptil, más pulsional, menos dado al afecto y al calor, que el de los mamíferos, que necesitan el contacto, que son vivíparos, y que tiene una corteza cerebral, la parte externa, la de las emociones, más desarrollada. Es un tema que aparece al inicio del libro Cosmos de Carl Sagan, muy en auge en ese momento también. Creo que el gran acierto de V es ese. Creo que el gran, gran acierto de V es poner a los reptilianos humanizados, esa máscara. Mostrar al mostruo, mejor todavía, develarlo. Y bueno, en ese acierto, otro acierto más: Diana, la gran matriarca, la madre cocodrilo, que mezcla belleza y crueldad. Una especie de reina renacentista, maquiavélica, decidida, letal… Hay una escena que me quedó mucho más que la de la de la ingesta del roedor. No recuerdo cómo venía la trama. La cuento de memoria. Diana vence a un rival, un aristócrata que muere, y al que se decide hacerle un funeral espacial. O sea, lo van a tirar al espacio en un ataúd de vidrio. No recuerdo si el tipo la cuestionaba o era un rival, o algo así. Y Diana le gana y creo que lo mata. O de alguna forma logra que el tipo muera. Y después en un acto de crueldad arbitrario, sin ninguna necesidad, solo por el placer de ser mala, también mete a la novia del muerto en esa caja transparente y los lanza a los dos, al novio muerto y a la novia consciente y con vida, al espacio y supervisa con gusto la operación. Diana es una de las grandes villanas de la tele, en parte por comerse la rata viva, pero también porque reunía una serie de condiciones que la hacían una princesa sangrienta, la actualización de Maléfica, la bruja mala de La bella durmiente. Hace poco vi Maléfica, un ejercicio de relativismo cultural, donde se explica quién es Maléfica y por qué hace lo que hace, por qué es mala. Angelina Jolie compone una Maléfica muy terrible y pétrea. La película no es mala porque opera bien sobre la biografía y el resentimiento del villano. Pero sobre todo no es mala porque está Angelina Jolie, que es una morocha de esa estirpe, del linaje de Diana. Creo que Diana viene a cortar el dominio de las actrices rubias de los años setentas, onda Farrah Fawcett, Los ángeles de Charly, la buena chica simple y hermosa bañada por el sol de California. Viene a cortar eso, o a refundar la presencia de las morochas. Me acabo de fijar y Los Ángeles de Charly salió al aire entre 1976 y 1981. Se podrían hacer dos historias en paralelo de Hollywood, e incluso de Los Ángeles como ciudad, siguiendo rubias o morochas. Pero iría más allá y diría que, continuando la línea histórica, Diana es una mala perversa, ideal para el reganismo, que le pone final a la buena onda de los años 70. Comparar a Diana con Thatcher es algo que no voy a hacer, no porque no se pueda, sino porque es demasiado fácil. ¿Qué más sobre V?

Gogui: Es muy interesante cómo la serie se va transformando a medida que va llegando a su inevitable final. la primera y segunda temporada eran muy sólidas, esos telefilmes de una hora y media cada uno son una experiencia narrativa especial, arcos largos y bien cerrados. Cuando la serie toma ritmo semanal hacen hincapié narrar a los Visitantes por contraste. Humanos emotivos, aliens fríos, humanos colaborativos, aliens individualistas, humanos comprensivos, aliens despiadados. La otra operación que hacen es mostrar a los humanos como seres equilibrados, mientras que los aliens se muestran barbáricos. En las primeras dos temporadas, los Visitantes eran un ejército ordenado y razonable, como la milicia romana o los alemanes del nazismo. Al igual que la Segunda Guerra, a medida que avanza y llega a su final, más loca y delirante se pone la serie. Los aliens nazis pasan a ser una mezcla de egipcios e hititas, tienen una variada selección de ritos tribales como el que describiste más arriba, y todo se castiga con la muerte, hasta los delitos más insignificantes. Tal vez son un poco como los mismos nazis, qué también se fueron mistificando a medida que eran superados por los aliados. Diana inaugura la tradición de villanos de TV como Megatrón o Skeletor: pierden todas las batallas pero su extraño carisma, un aura especial, hace que a los demás no les importe. Siempre son malos, siempre son temibles, siempre son un peligro, sus órdenes siempre se cumplen, aunque en realidad sus victorias sean pírricas o no sucedan en absoluto. Aparecen leyes del mundo materno de los aliens que les obligan a hacer toda clase de cosas sin sentido, llegan “inspectores” enviados por el líder que tratan de moderar la omnipotencia de Diana, sin lograrlo. Finalmente, se muestra al líder, que es una luz roja sin forma, como una especie de proto-Saurón. La resistencia gana sin hacer mucho más que una guerrilla insistente, todos los plots originales se diluyen y, con ellos, el poder de los Visitantes, aparentemente sostenidos por la voluntad de los guionistas. Cuando se aburren y se quedan sin ideas, la Tierra gana. Creo que esto es producto del mismo procedimiento por el cual nunca se pudo hacer una remake exitosa: la fascinación con V está en la sorpresa, esas naves gigantes posándose sobre el cielo de las grandes capitales, esa fuerza temible y misteriosa, ambigua y fatal, hace temblar al más cristiano. Todo lo que sigue no está a la altura de las expectativas que genera esa apertura inicial. No importa cuántos aliens comiendo ratas muestren, cuántos nacimientos de bebés lagartos, cuántas escenas sensuales de Diana con diversos jóvenes de la flota en camas de seda exhiban, el público perdió interés de ahí en más y nada pudo revertir que V fue un destello único, un momento irrepetible de la TV que, al ser revisitada, nos genera ternura, melancolía y alguna sonrisa en medio de bastante tedio. Sin embargo, me quedo con el  esfuerzo de actores, guionistas, directores y productores, que dejaron un documento sobre cómo sostener una serie cuándo ya no hay nada qué decir, manual que usaron muchas después con resultados diversos. Te dejo una coda con V, si querés, y seguimos la recorrida. 

Terra: No tengo mucho más que agregar a esa líneas precisas. Quizás haría un poco de arqueología. De hecho, el mismo sitio propone esa posibilidad cuando también ofrece The invaders. En la tele creo que el padre de V es The Invaders. Y mucho del éxito de la serie se da por David Vincent, arquitecto, semiólogo activo y refinado paranoico. La serie empieza con potencia y síntesis. En quince minutos ya planteó todo lo que va a pasar una y otra vez a lo largo de sus dos temporadas de 17 y 26 episodios respectivamente. David Vincet está seguro que vio un ovni y que el mundo está lleno de invasores, y nadie le cree. A veces logra romper ese escepticismo, a veces no. Hace amigos y enemigos. La serie es de ABC y se emitió entre 1967 y 1968, un momento clave de la historia del siglo XX. Yo pondría The Invaders cerca del corazón de la cultura pop del siglo. El mecanismo es a la vez sutil y brutal. Digamos que alterna… The invaders trabaja tan bien la sospecha y la paranoia que uno empieza a dudar también, o sea David Vincet tiene la certeza, nosotros dudamos, porque él nos arrastra, pero también dudamos de su mirada. Desde ya aparecen los necesarios matices de lo cruel y lo perverso. “Los invasores, seres extraños de un planeta que se extingue. Destino: la Tierra. Propósito: adueñarse de ella. El arquitecto David Vincent los ha visto. Para él, todo empezó una noche en un camino solitario, cuando buscaba un atajo que nunca encontró…” Un año después, en 1969, se estrena Invasión, una película con guión de Borges y Bioy, que es al mismo tiempo su versión local, su reverso y su continuación. Y después Los Twist le hicieron una canción con el mismo título, agregándole los signos de exclamación. En algún punto, The Invaders es el breve relato, el cuento corto, contado mil veces, de un hombre al cual las circunstancias convierten en un militante. Y V, invasión extraterrestre vendría a ser el despliegue de esa historia privada, de ese combate íntimo, a toda la sociedad. Sí, hay algo fundante en The Invaders. Pero en la tele. Creo que la fuente incuestionable de todas las invasiones alienígenas audiovisuales es La guerra de los mundos. Hace poco volví a ver la de Spielberg, del 2005, y vi por primera vez la de Byron Haskin de 1953, y salvo por el final en el que H.G. Wells, al cerrar la novela, se quedó dormido, es una película muy potente. Viene potenciada por la experiencia radial de Orson Welles, cuya interpretación es clave en toda la producción mediática del siglo XX. Me obsesiona un poco ese final a la vez sorprendente y fofo, desabrido. Los marcianos son maestros en el arte de la guerra y mueren infectados con bacterias. Más allá de las críticas y explicaciones que uno pueda darle, las interpretaciones podrían llevarnos años y quedaríamos siempre en el mismo punto, creo que es una lección sobre los principios y los finales en la era de la producción cultural de masas. ¿Ansiedad, vértigo, desidia? Lo que nos queda es que siempre empezamos bien con Hollywood y sus barrios y suburbios. Y después vemos, no hace falta poner tanto al final… Casi como si las películas del siglo XX, tanto para cine como para TV, dijeran: “empezamos nosotros con todo, pongan ustedes el final que quieran.” Termino: The invaders me parece una serie muy sólida, nuclear. La invasión llega por primera vez a la TV y la TV ya se está metiendo en las casas de todos. Hay un alto poder metafórico ahí, más allá de la guerra fría y la paranoia. Pero antes de la década del 60 y la calidad indiscutida de sus series, hay que ir un poco más atrás. Hay que ir al origen. Tenemos que empezar por La dimensión desconocida.///PACO   

Continuará…