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Por @SantiagoDieser

Sus números como boxeador profesional generan terror a sus adversarios y entusiasmo a los sanguinarios espectadores pugilísticos de los Estados Unidos. Sus cualidades boxísticas son puestas en duda por los expertos en la materia, pero reivindicadas por todos los que han sufrido su brutal pegada. El hombre que genera estas y otras contradicciones se llama Deontay Wilder, la esperanza norteamericana en la división de los pesos pesados.

Nacido hace 28 años en Alabama, Wilder es una de las figuritas más atractivas de la categoría máxima del boxeo. Los números que ha cosechado desde su debut como profesional así lo reflejan: 30 peleas, 30 victorias y 30 nocauts. Impresionante récord. Pero el esbelto muchacho de los 2m01, que apenas supera los 100 kilogramos, no solo da que hablar ahora gracias a su inmaculado registro como deportista rentado. En el 2008 fue noticia durante varios días en los Estados Unidos, ya que fue el único púgil en ganar una medalla en los Juegos Olímpicos de Beijing. En aquella oportunidad subió al tercer escalón del podio y desde entonces es conocido como el «Bombardero de Bronce».

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Unos meses más tarde, precisamente el 15 de noviembre de aquel año, debutó como profesional frente a Ethan Cox, ganándole -como no podía ser de otra manera- por la vía rápida, en el segundo asalto. Luego, la seguidilla de peleas: siete triunfos en 2009, seis en el 2010, seis en el 2011, seis en el 2012 y cuatro en el presente año. Una perfectamente escalonada carrera que está siendo armada por Golden Boy Promotions, la afamada empresa de Oscar De La Hoya.

En cuanto al estilo boxístico de Deontay Wilder, es prácticamente una incógnita. Si bien hay 30 peleas para analizarlo, en esa cantidad de presentaciones solo ha boxeado 53 rounds. Sus contiendas suelen terminarse demasiado rápido (17 de sus 30 KOs fueron el primer episodio) y sus únicas cualidades a la vista son su iniciativa para salir salvajemente a buscar cada pelea desde el campanazo inicial y su tremenda pegada, que hasta ahora nadie ha podido resistir. ¿Qué se le podría criticar al invicto noqueador? Su escaso juego de piernas, su estilo tan frontal, sus desordenados avances y que no sabe retroceder defendiéndose. Esto último, evidenciado en su última pelea de este fin se semana, cuando el probador Nicolai Firtha salió desde el primer minuto a atacarlo y con desprolijos embates lo puso en problemas. Luego, lo de siempre: derecha cruzada y a la lona. Ganador Wilder.

Deontay Wilder vs Kelvin Price

Los eruditos del deporte de los puños y los aficionados comienzan a pedirle mayor nivel en sus rivales. Esa parece ser la principal carencia del «Bombardero de Bronce». Aunque si bien es algo que está buscado por sus manejadores, para llevarlo de a poco, cuidarlo e ir exigiéndolo en forma moderada, su exposición mediática y sus pavorosos números lo obligarán en lo inmediato a medirse frente a los mejores de la categoría. Un posible nombre, en ese sentido, es el del canadiense Bermane Stiverne (23 victorias en 25 peleas, con 21 nocauts), campeón CMB de plata.

Hasta ahora sus oponentes más competitivos, al menos en cuanto a peso de sus apellidos e historia, han sido el inglés Audley Harrison, medalla de oro en Sidney 2000 y ex retador al título AMB; y el ex campeón mundial Siarhei Liakhovich, ambos a comienzos de este año. De más está decir que a los dos los dejó fuera de combate en forma rápida. A pesar de los pergaminos que estos púgiles ostentan, es muy cierto que llegaron a la pelea frente a Wilder con poca actividad y edades elevadas, pero al menos el espíritu de querer mejorarle la calidad de resistencia al gigante norteamericano está presente.

¿Cuál es el reto más grande que hay para un peso pesado hoy en día? Los hermanos Wladimir y Vitali Klitschko, dueños de los cuatro títulos mundiales que reparte el boxeo en cada categoría. Pero el nivel del oriundo de Alabama está lejos de la solidez y experiencia de los europeos. Uno de ellos, Wladimir, viene de revalidar con holgura sus coronas ante el invicto ruso Alexander Povetkin. El otro, Vitali, aspira a ser presidente de Ucrania en 2015 y todo hace indicar que se alejará de los cuadriláteros debido a su incursión en la política. Y con dicha especulación, los manejadores de Wilder tratarán de apuntar a ese cetro, el del Consejo Mundial, ante un rival más accesible que los gigantes ucranianos. Los Klitschko, hoy en día, son invencibles. Mientras tanto, el estadounidense tendrá tiempo de seguir creciendo a puro nocaut.

Treinta hombres pueden dar fe de la brutal potencia que guarda Deontay en sus puños. Cien analistas podrán decir que a Wilder le falta escuela, orden y mejores oponentes. Miles de fanáticos se regocijarán al ver la sangre derramada de sus víctimas, se apelliden como se apelliden. Pero el único que sabe hasta dónde llegará el «Bombardero de Bronce» es el futuro. Y para eso, indefectiblemente, habrá que esperar.///PACO