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«Chaco es una alegoría real del incesto criminal de la patria»

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En el 2016, Marcos Apolo Benítez dio a conocer su primera novela titulada Chaco publicada por Santiago Arcos. Este año, Paradiso puso a circular La paliza, que puede ser leída como una ampliación o desarrolló narrativo más preciso, menos ligado a la denuncia, donde la retórica del panfleto moderno y la advertencia enfática son reemplazados por la pulcra exploración del funcionamiento de una familia rural. Narrada con la voz de un niño que oscila entre las tendencias suicidas y el desagrado que le produce la banalidad de los adultos que lo rodean, La Paliza. está escrita pensando en el ritmo, en la muerte, en la sospecha y la circulación acumulativa de la estupidez, todo dentro de los límites de esa familia, que por momentos parece una tribu, una manada o una horda en cámara lenta. Marcos Apolo Benítez es psicoanalista. Nació en Castelli, provincia de Chaco. Vive y trabaja en Rosario.
 
Tu primer novela fue contra Chaco, esta segunda, La paliza, ¿puede ser leída como una novela de exploración de lo siniestro en la familia? 
 
Más que contra Chaco fue contra toda la corrección política que Chaco representa y alimenta. Todos los gestores de la miseria, nacionales e internacionales, hacen sus prácticas de residencia en Chaco, específicamente en la zona de El Impenetrable, porque ahí tenés condensados todos los tópicos de la moral progresista: indios, inmigrantes, pobreza, segregación, riquezas naturales, desastre ecológico, racismo, discriminación, enfermedad, analfabetismo, desnutrición, corrupción, impunidad.  La tradición literaria de la Argentina ha sido escrita principalmente desde la región pampeana y la aburguesada cadencia rioplatense; bueno, faltaba escribirla desde el desquiciado sonido norteño del monte Impenetrable, último bastión de la resistencia indígena que los conquistadores, por no poder destruirla por la fuerza tuvieron que recurrir a la retórica de sumisión más sofisticada de la modernidad, y entonces trajeron a los jesuitas. Chaco es una alegoría real del incesto criminal de la patria. Sin embargo el tema principal es el estilo formal, el ritmo, la poesía, la velocidad, la sintaxis de la prosa; y en este sentido Chaco fue escrito contra la corrección política de gran parte de la literatura contemporánea, que extrae su ideario estético del sondeo periodístico y sus primicias, que por ser actuales, ya son obsoletas. Por su parte, La Paliza sí es una exploración de lo siniestro, es decir de lo familiar que se nos vuelve terroríficamente extraño, pero también del infantilismo de la época, donde la adultez es a penas la continuación de la obediencia y delegación pueril de la soberanía a un régimen pederasta de explotación y dominio. Pero también en esta novela, como en la primera, lo principal es la forma y el experimento con los tiempos lógicos de la narración.
 
 
 
En Facebook escribís sobre las formas del psicoanálisis y sus equívocos. Eso que escribís, esos apuntes que parecen del momento, ¿son un libro venidero?
 
No tengo pensado armar un libro con esos fragmentos. Si lo pensara no los escribiría. Son mini-ensayos espontáneos, del momento, como decís, que surgen como refucilos y que no tienen ningúna exigencia de tratamiento formal; son intervenciones del instante aunque no inocentes, cuya estrategia es interceptar desde una sátira poética la frívola instantaneidad del discurso de la comunicación. También ahí interpelo las formas muertas del discurso psicoanalítico que, a fuerza de dogmas, repetición y borradura de la voz singular por obediencia a la voz de mando, se ha convertido en una frígida máquina de clonación conceptual. La ironía es que lo hago en Facebook, y entonces para muchos psicoanalistas atrincherados en sus cátedras, escuelas y consultorios resulto ser un irreverente outsider.
 
¿Qué estás escribiendo ahora? ¿A quienes leés?
 
Algo de ensayo, una novela a la que desde hace cuatro años no termino de encontrarle el tono ni el tiempo verbal, y otra cosa que no tengo idea de lo que será. Trato de leer a todo autor que se me cruce por delate, clásicos o actuales, consagrados o desconocidos. Últimamente bastante de Paul de Man, Jean Paulhan y Marleau-Ponty para el libro de ensayo. Pero siempre estoy releyendo a mi Céline, Bernhard, Nietzsche, Wolfe, Borges, Baudelaire, Sollers, Flaubert, De Maistre, Shakespeare y los moralistas franceses. En psicoanálisis, a Freud y Lacan a diario, y a otros escritores del psicoanálisis en castellano, que es la vanguardia.////PACO