El espacio, la última frontera
Tanto creció esta saga y tantos capítulos acumuló, que nuestro planeta Tierra comienza a posicionarse en un segundo plano. Ahora el foco de los conflictos está en el espacio, o en el mejor de los casos tiene su origen ahí, pega una vuelta por la Tierra y luego regresa al infinito y más allá, como probablemente suceda en futuros capítulos de la vida cinematográfica de Carol Danvers. El nuevo estreno de la épica epopeya de Marvel Studios, Captain Marvel, nos va a narrar la vicisitudes de una batalla entre dos razas alienígenas: el enfrentamiento que libran el Imperio Kree contra los “cambiaformas” Skrulls.
Y si bien estos nombres no significan demasiado para el espectador promedio sin lecturas comiqueras (salvo que tenga una memoria de delfín y recuerde que el principal enemigo en Guardians of the Galaxy en su primera película era Ronan the Accuser, un renegado Kree), para el lector versado en la lectura de los cómics la satisfacción que va a experimentar será enorme. De hecho, si por algo se identifica esta producción es por ser un producto que recompensa con creces al público fiel que sigue con mucha atención el recorrido que está realizando esta productora y, a la par, retoma elementos y recursos propios de la tradición comiquera superheroica.
Uno de ellos es conocido actualmente como retrocontinuidad. ¡¿Qué carajos…?! Sí, señores, retrocontinuidad, o como se lo suele usar en el original inglés, “retroactive continuity”, un concepto que abreviado queda “retcon”, y que consiste en modificar hechos que han ocurrido en el pasado, generalmente agregando información que el lector hasta ese momento no tenía, y a veces reinterpretando información existente. Y acá vamos con una conexión entre ambos medios que muy pocos tienen: este término, “retroactive continuity”, fue popularizado por el guionista Roy Thomas en los correos del cómic All-Star Squadron de D.C. Cómics a principios de los ´80, y si bien fue él quien comenzó a utilizarlo asiduamente, dijo haberla escuchado en una convención en San Diego. ¿Y adivinen qué personaje creó Roy Thomas cuando trabajaba para Marvel en 1968? Exacto: Carol Danvers, la Capitana Marvel. Otro crédito de Thomas es ni más ni menos el arco argumental de la guerra Kree–Skrull, escrito por él y dibujado por luminarias del cómic como Neal Adams y los hermanos John y Sal Buscema, y que se desarrolló en Avengers #89 a #97 entre junio de 1971 y marzo de 1972, y del cual se han tomado personajes, conceptos e incluso partes de la trama para escribir la película.
La nostalgia cambia de década
Pero volvamos a la retrocontinuidad: prácticamente la totalidad de la película Captain Marvel se desarrolla a mediados de la década del ’90, donde un escuadrón de Krees que responde al nombre de Starforce lleva adelante un operativo de rescate de uno de sus activos, un agente encubierto que estaba infiltrando una célula de Skrulls. Desgraciadamente algo sale mal y nuestra protagonista, que por el momento responde al nombre de Vers, es capturada. Unas horas después logra escapar de las garras de los Krees, termina estrolando una nave en el planeta Tierra, más específicamente en el techo de un Blockbuster, en la ciudad de Los Ángeles.
El resto de la película se desarrollará en dos tiempos, y de a poco iremos descubriendo una nativa de la Tierra que terminó formando parte de la escuadra Starforce Kree, con amnesia y poderes cósmicos incluidos, mientras que en el presente ahondaremos en los motivos por los cuales la supuesta célula terrorista de Skrulls está empecinada en encontrar y matar a Carol Danvers, todo esto acompañado de una pobre banda de sonido incidental que por suerte tiene una acertada selección de temas rockeros con bandas como Nirvana, Garbage, No Doubt y Hole. ¡Era hora de que el cine y la televisión dejarán de rememorar la década de los sintetizadores, la Guerra Fría y la permanente para dar paso al período en el que el grunge dejó su huella y Mónica Lewinsky fumó un cigarro presidencial!
La retrocontinuidad, entonces, incluye a un joven Nick Fury caracterizado nuevamente por Samuel L. Jackson, acompañado de un también novato agente Phil Coulson, interpretado nuevamente por Clark Gregg, ambos personajes recurrentes de la gran saga de Marvel Studios, quienes en esta oportunidad tuvieron que ser rejuvenecidos con una acertada combinación de maquillaje y efectos digitales. Estos dos agentes de la organización S.H.I.E.L.D. se involucrarán de forma directa en el conflicto Kree-Skrull, ayudando a Carol a recuperar su memoria para terminar de unir las piezas de un gigantesco rompecabezas intergaláctico, y de yapa la aventura que vivirán juntos los llevará a incorporar algunos detalles muy puntuales sobre la localización de armas y objetos poderosos que los fanáticos del universo cinematográfico expandido que se inició con la Iron Man de 2008 sin duda alguna reconocerán. Este tipo de guiños también funcionan como “retcon” porque establecen puentes entre los eventos que fueron ocurriendo cronológicamente entre aquella película y la finalización de la Segunda Guerra Mundial, época en la cual fue creado el Capitán América.
La conexión con Infinity War
Kevin Feige, una vez más, sale victorioso. Captain Marvel era una apuesta arriesgada desde lo comercial pero también desde lo narrativo, y el productor más poderoso del momento supo reunir al equipo idóneo para resolver prácticamente todos los problemas que acarreaba la realización de este film. Esta película, para Marvel Studios, representa el primer film protagonizado por un personaje femenino, la única casilla en la cual la competidora más fuerte que tiene Feige en su área, Warner, se le supo adelantar un par de años. En 2017, Wonder Woman fue así la primera película live-action de nuestra amazona favorita, Diana Prince, protagonizada por una carismática Gal Gadot, que se ganó el corazón de todo el mundo, dirigida con una muñeca ejemplar por Patty Jenkins.
Este film tuvo un recepción muy positiva por parte de la crítica y el público, aun cuando tuvo un tercer acto bastante endeble. Pero lo más importante de todo es que en la taquilla la rompió y se transformó en una de las producciones cinematográficas que más recaudó ese año, quedando tercera en los Estados Unidos por encima de producciones como Spider-Man: Homecoming, Guardians of the Galaxy Vol. 2, Thor: Ragnarok y la mismísima Justice League, que reunía por primera vez a los pesos pesados de D.C. Comics. Un éxito casi sin precedentes para un personaje femenino jugando en una liga enteramente dominada por el sexo opuesto, y una llamada de atención para el propio Feige, quien ya había anunciado el estreno de Captain Marvel.
La única forma de disminuir el calor sofocante proyectado por la gigantesca lupa de género sobre esta producción era convocar a personas capacitadas para entregar algo que abriera el diálogo sobre la ponderación de la mujer. A tal fin, Marvel Studios convocó como guionistas y directores a una pareja de realizadores de cine independiente que se caracterizan por una visión muy particular de las relaciones humanas, Anna Boden y Ryan Fleck, y además sumó a Geneva Robertson-Dworet para que les dé una mano con la escritura del guion, una egresada de Harvard que, entre otras cosas, colaboró con el reboot de Tomb Raider del año pasado con Alicia Vikander.
Para el protagónico hizo lo mismo que 10 años atrás cuando convocó a Robert Downey Jr., pero acá incluso subió un poco más las pretensiones: fue a buscar una ganadora del Oscar, así de sencillo. Mirá que fácil se resuelve esto. Brie Larson fue oficialmente anunciada como protagonista de Captain Marvel en julio de 2016, durante la San Diego Comic Con de ese año, exactamente 4 meses después de que levantara la devaluada estatuilla por su actuación en Room (2015), y unos minutos después del anuncio oficial pudimos leer en la cuenta personal de Twitter de la actriz el texto “Call me Captain Marvel”, lo cual nos daba la pauta de que se puso la camiseta del personaje desde el minuto cero.
El resto del casting no se quedaría atrás: Jude Law y Annette Bening dando vida a personajes secundarios importantísimos, Samuel L. Jackson convocado para formar una suerte de “compañero de armas en la Tierra” y con algunas escenas que remiten al formato de “buddy movies” tan característico del género de acción, y Clark Gregg, Lee Pace y el groso, animal, bestia intergaláctica de otro planeta de Djimon Hounsou, repitiendo roles que ya conocemos de films anteriores. Los objetivos para cubrir eran muchos, pero todos podían ser alcanzados. Captain Marvel tenía que verse como una película distinta a Wonder Woman, pero debía ir por el mismo camino y ser narrada incluso con un tono parecido (ya que eso funcionó perfectamente en la taquilla), pero bajo ningún punto de vista Carol Danvers podía ser escrita e interpretada como la versión de Disney de Diana Price. Esta película, además, sería la antesala de la verdadera estrella de Marvel Studios de este año: Avengers: End Game, el regreso de los héroes más poderosos de la Tierra, luego de ser derrotados por Thanos.
¿Más poderosa que Thanos?
Dicho esto, tenía que ofrecer algún gancho, alguna respuesta de ser posible al dilema que planteó Infinity War, máxime teniendo en cuenta que la única escena post-créditos era un gancho directo a Captain Marvel. Pero a la vez, este film no podía ser “opacado” por ambas superproducciones vengadoras: el público no podía verlo como apenas un puente entre ambas, tenía que tener peso propio, identidad, carácter… demasiados ítems para una película de origen de un personaje que el mundo aún no conoce. Para ayudar un poco, Feige salió a decir en varias entrevistas que Carol Danvers se transformaría en el personaje más poderoso del universo cinematográfico de la productora, incluso más poderoso que Thor, que Hulk o que el propio Thanos, llegado el caso.
El resultado final se acerca bastante a lo que Feige y su grupo se propusieron realizar. Brie Larson encarna una heroína definitivamente distinta, y la película pone el foco de atención directo sobre Carol, su vida, su pasado y lo que se espera de ella. Varios personajes conocidos de Marvel Cómics son introducidos en este film en versiones refrescantes, como por ejemplo Mar-Vell, la Doctora Minerva, Yon-Rogg o Talos the Tamer, e incluso el conflicto Kree-Skrull es resignificado y adecuado a los tiempos en los que vivimos. A pesar de tener un presupuesto acotado si se lo compara con el de otras producciones recientes, visualmente la película se ve genial, sobre todo en lo que se refiere a maquillaje, animación digital, diseño de naves, vestuario y arquitectura futurista, y la trama resulta fluida, entretenida y está repleta de guiños para el lector de la editorial. Al menos una de las escenas post-créditos se conecta directamente con Avengers: End Game, y dudo mucho que vaya a decepcionar a alguien.
El único punto en contra es la propia Brie Larson y su caracterización, más bien falta de carisma. Pero como bien me señalaron amigos míos cuando discutí este tema con ellos, quizás estoy confundiendo “carisma” con “sexualidad”. La trama de Captain Marvel carece de romance alguno, es una película que se enfoca en la aventura, la acción y el drama de Carol. Y el personaje que lleva adelante Larson bien podría ser leído como la versión 2.0 de aquella inolvidable Sarah Connor que nos dio Linda Hamilton en la ya clásica Terminator 2: Judgment Day de 1991. Quizás llegó la hora, para mí y para muchos más, de reconocer que realmente los tiempos están cambiando, y con ellos algunas reglas y normas preestablecidas a la hora de construir personajes femeninos de acción en el cine. Viejas mañas que ni siquiera Gal Gadot pudo evitar…/////PACO