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El Heavy Metal nació a inicios de los setentas, de las séptimas costillas de bandas embrionarias como Deep Purple o Black Sabbath.  En el caso de estos últimos, su característico sonido se debió a la afinación de la guitarra unos tonos más abajo, dado que su guitarrista Tommy Iommi se lastimó en un accidente industrial. Como le quedaba más cómodo tocar de esa manera, descubrió armonías impensadas y efectivas.  Otra banda ícono del Metal desde sus inicios fue Judas Priest, que amalgamó el hard rock con la oscuridad de los inicios del metal británico, dándole contundencia y cuero.

A medida que fue pasando el tiempo, el metal evolucionó hacia nuevos horizontes, en locaciones distantes y de un grado de especificidad digna de revisión. En esta ocasión, les hablaré sobre el Black Metal (BM), uno de los géneros más extremos y controvertidos del Heavy.

dimmuborgir

Nace en los 80s, con una primera oleada que incluyó bandas como Venom, Celtic Frost y los suecos de Bathory. Si bien Bathory fue catalogada como Trash, le dio el puntapié a lo que sería la estética del Black, con su onda anti-cristiana y satánica por igual. Los artistas de BM usan seudónimos en lugar de su nombre de pila y parecen super diabólicos. El vocalista de Bathory, “Quorthon”, fue el primero en introducir esos alaridos rasposos y mal habidos. Un tema mp3 de las bandas pioneras del BM suena igual en 320 kbps, en FLAC, 48 kbps o grabado dentro de un vaso, para que se den una idea. Guitarras distorsionadas, baterías latosas  y voces super agudas generan el clìmax del BM. Canciones a un paso frenético, sin una estructura definida,  sin solos. Todos los instrumentos llevan a un estadío mental, el anti todo. Y la idea no es presentarse en vivo, sino meterse para adentro. Hete allí la proliferación en el BM de “one man” bands, grupos formados por una sola persona que hace todo y graba los instrumentos por separado.

En la línea cronológica, a mediados de los 80s comienza el desembarco Vikingo. Bandas que toman elementos del Black, lo aggiornaron con cuerdas fusionándose con el Folk Metal, instrumentos musicales acústicos, distanciandose en la temática satánica hacia los dioses paganos, temas del quehacer vikingo, batallas y esas cosas. Este subgénero del Black es conocido como Viking Metal y tanto nuestros conocidos Bathory como Ensiferum o Amon Amarth están dentro de los capos de la cuadra.

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La segunda oleada de Black Metal, a inicios de los 90s, vino mayoritariamente desde escandinavia con odio, con Noruega a la cabeza del pentagrama. Parece que el frío los pone blackmetaleros. Mucho suicidio y cabezas que giran con pelos al gélido viento. La idea de diferenciarse y separarse de lo establecido, conforman su «Lay T’Motiv». Pintura o hasta sangre humana en las caras, locura en las letras. Y separarse lo más posible de su primo hermano Thrash Metal.  Tanto en Mayhem,  Burzum (banda unimembre de Varg Vikernes), Dark Throne y Gorgoroth, encontramos una mejoría sensible en la calidad auditiva, el agregado de teclados sicodélicos y pasajes un poco más digeribles en los temas.  

Todas estas aperturas crearon en el espacio escénico la movida para el subgénero Symphonic Black metal, con bandas de la calaña de Dimmu Borgir y Craddle of Filth. Seguro los habrán escuchado o visto, tal vez alguno se habrá asustado. Son los más comerciales del género. Y los que por merchandising y marketing, convocan y arrastran a la wasted youth. Pero a la vez son criticados por los grupos del núcleo más negro, por no decir más duro, quienes ven una traición al género. Los sinfónicos del BM vendrían a ser los sobrinos del legendario King Diamond, un metalero satánico dinamarqués que había estado haciendo ruido en el rubro en los ochentas.

La locura satánica de los cultores del BM hace que sean el género con más conductas prohibidas. «Los peores asesinatos del BM», «Las cosas más locas que hicieron los cultores del BM». Crìmenes de todo tipo, incendio de iglesias, suicidio de sus líderes y poner en la tapa del disco la foto para dejar una impronta. Incluso Burzum pasó un tiempo en la gayola por matar al vocalista de Mayhem, llamado «Dead» honrando su apodo como Satan manda.  

Si nos escapamos un poco de lo musical  hacia lo ideológico, el BM tiene para tirar para arriba: racismo, nacionalismo, paganismo, anti-católicos, anti-judaicos, un caldo de cultivo para proferir cualquier tipo de manifestación violenta, como casualmente cualquiera religión que pondere el extremismo. El NSBM (Black Metal Nacional Socialista) o los nazis blackmetaleros, andan por ahí haciendo lío con sus ideas, llegando incluso a tierras tan lejanas y extrañas como México (Xulub Mitnal o Eztlacuani, por citar algunas). Allí tienen su correlato en la pureza de la raza azteca como bandera.  Estos cuates complementan con instrumentos autóctonos y cantos aborígenes.

Para completar el abanico del pensamiento tenemos Black Metal Comunista, obviamente anti nazi. Como si no faltaran ideologías, podemos llevar al extremo todas y cada una. Y en el fondo todas se parecen un poco y suenan bastante parecido, sin contar con los matices propios y regionalismos.

Muchos justifican su ideología con la excusa de «lo hago para sacudir los cimientos», «para que me presten atención». Después se retractan de sus declaraciones. Pero la semilla ya germinó, el roto para el descosido la planta mentes adentro.

Ese es otro punto, el Black Metal y su intento por estar en el lado opuesto del mainstream, hace que muchas bandas canten en idiomas y dialectos autóctonos o aborígenes. Tampoco se entiende demasiado dentro del griterío infernal.

El Depressive Black Metal (también conocido como Atmospheric Black Metal) es un lindo subgénero para escuchar un domingo de Julio lluvioso a las siete de la tarde. Le compite codo a codo a Radiohead a la hora del corchazo. Sonidos tenues,  para regodearnos con riffs disonantes enmarcando temáticas re alegres como el suicidio, la depresión y la ansiedad. Temas extensos y lúgubres nos confirman que hay gustos para todo. Los mejores exponentes del género son Gris, Nae’blis, No pleasure in life. Y tenemos el crédito local en Downfall of Nur, una «two man band» criolla.

En la línea de los subgéneros extremos encontramos al «War metal», también llamado «Bestial Black Metal». Es el punto de contacto entre el Death Metal y el Black Metal. La banda emblemática del War Metal es Archgoat. Estas bandas se caracterizan por dejar de lado el «tremolo picking» que es tocar una sola cuerda muy aguda y rápido variando las notas, descansando en un sonido más gutural y extremo. Incluso las voces no tienen shrieking (Alaridos) sino que se emparentan con gritos de batalla.


Y desde la música electrónica, influenciados fuertemente por el género Ambient (Depresivo y atmosférico) con agrupaciones (porque no son bandas) de la talla de Aphex Twin, nos llega el Black Ambient. Más kilombero que su par electrónico, con melodías repetitivas y lúgubres. Algunos temas suenan como si alguien la estuviera pasando demasiado mal, se quiere escapar y no lo dejan. Música de pesadilla, no apta para iniciar a sus niños en la música rock. Blutklinge, Trist o Araxas si tienen ganas de black ambientar. Grabaciones oscuras que dan una vuelta de tuerca más en el género y llegan a marearnos un poco.

El Black `n Roll es una fusión entre el Black Metal y el Rock N Roll más punkoso. Kvelertak es un firme exponente del subgénero en Noruega, se ve que lo adoptaron después de cansarse de que los vinculen con los suicidios y la quema de iglesias. Es un género un poco más festivo, manteniendo el formato de la acústica Black, no así el carnaval carioca de la estética visual de la sangre y el satanismo.


Mención honorable para un subgénero inverosímil: Unblack Metal. Si, son bandas que tienen los elementos del Black Metal pero les cabe el cristianismo. Lengsel, Vaakevandring y Underoath, son exponentes del Unblack Metal. Igualmente, a los hispano escuchantes, no le hace mucha diferencia escuchar Unblack de Black Metal y viceversa. A menos que vayas a la sección de lyrics o veas por youtube un video subtitulado.///PACO