Libros


Bajo Flores, un libro sobre la crisis

Guido Veneziale (Buenos Aires, 1992) es una de las nuevas voces de la poesía que decide entrar en escena durante este 2019 electoral. Referente de la agrupación Frente social peronista y presidente del club social Villa Miraflores, tomó notoriedad en la escena política nacional con sus reclamos por tarifas sociales para los clubes de barrio. El próximo sábado, Veneziale presenta su primer libro, Bajo Flores, editado por el subsello Rangún del reconocido sello de poesía contemporánea llamado Caleta Olivia. Bajo Flores es un libro que narra la crisis actual que vivimos todos los argentinos. El barrio y los personajes por los que el club y la militancia luchan a diario, quedan representados en un relato crudo y testimonial.  

El pan

En el libro, Veneziale, hace una recurrente alegoría bíblica, a modo de leit motiv, con la figura del pan. Si bien el libro comienza con el personaje principal siendo despedido de una panadería -como elemento histórico de la trama- la figura del pan como alimento y trabajo van a surfear todo el libro mediante apariciones fantasiosas, oníricas, delirantes, en las que el pan aparece como una imagen mística.

“Hay algo en el bollo de masa hinchándose en el horno

algo en la espiga de trigo

que se adosa a las estampitas de San Cayetano y

en cada chispa

que da origen a cualquier fuego”.

“A veces, en sueños, viene un bollo de pan flotando,

brillante

y se acerca a mis manos

luego se enciende

prendiéndose

junto con la cruz que llevo en el pecho

y sólo quedan

en mis manos

y en el piso

cenizas”.

Viaje

El personaje realiza un viaje hacia el interior de uno mismo como suele suceder en toda novela iniciática que narra una transición del mundo de la niñez al mundo adulto. Al estilo de The catcher in the rye, pero dentro de una villa miseria perteneciente a la ciudad de Buenos Aires, el personaje reniega de su vida maltrecha por la economía del país y desciende hacia el mundo de la droga,  la búsqueda de la subsistencia y el delito. Como en la mítica Pizza, birra, faso de Adrián Caetano y Bruno Stagnaro, que se ocupa de narrar, ya en 1998, la crisis del 2001; Bajo Flores de Guido Veneziale pone el foco en la escenificación de la crisis del macrismo pintando el hábitat de los personajes que más la sufren. Al mismo tiempo, como en todo viaje autorreflexivo, también está presente el amor y la potencialidad de fuga o escape que hay en él, representado en la figura de una mujer trabajadora de la calle.

La economía

El  personaje narra las relaciones interpersonales de su núcleo primario a partir del funcionamiento de una economía familiar en el contexto de crisis. Aparecen links, por parte del padre, con lo que fue la crisis del 2001 para los ya adultos, mayores, que se vuelven a encontrar con una crisis igual o peor. Una familia vulnerable que se ve en la necesidad de recurrir a prácticas de subsistencia en equipo: salir a pedir en las calles, cartonear con un carro, improvisar en la gastronomía, asistir a los merenderos. También busca respuestas externas a ese determinismo social que lo encuentra como tercera generación de pobre, respuestas que se evidencian al cruzar los límites geográficos.

La geografía

Para los que viven toda su vida en una villa miseria, el colectivo representa el traspaso a otros mundos con otros colores, objetos y personajes. El protagonista cruza los límites de su área de influencia en búsqueda de nuevos horizontes con lo que aportar a la economía familiar. Y así es que llega a las luces de Palermo, a cruzarse con familias de rubiecitos haciendo compras, ropa tirada que misteriosamente no está rota y todavía puede usar o electrodomésticos y muebles con fáciles arreglos. Hay otro mundo, el norte y el sur, la grieta, un mundo donde se desechan bienes que en otro mundo aún son utilizables

Al mismo tiempo, dentro de la Villa hay zonas marcadas para determinados ejercicios sociales y económicos: la esquina, el banco, la zona comercial, la unidad básica.

La militancia

En la historia argentina desde la segunda mitad del siglo XX, y de acuerdo a una herencia que dejó el peronismo, a medida que la crisis económica y social se intensifica, de modo paralelo y proporcional, se intensifica la presencia de espacios de militancia que buscan contener con organización y aportes voluntarios a los nuevos caídos en desgracia. En Bajo Flores la presencia de la Unidad Básica se manifiesta en un principio como una ayuda social que propone suplir la carencia alimenticia:

“Volviendo a casa

bajoneado entre la lluvia

vi luz en el merendero abierto”

Lluego como un espacio de formación de conciencia histórica:

“Me enseñaron que del otro

está la oligarquía

y que no ponen unidades básicas

ni merenderos en el barrio

porque no quieren que los vean”.

Y finalmente como un espacio de militancia:

“Empezamos a salir los miércoles a hacer pintadas.

Con los compañeros metemos algunas paredes del barrio

y compartimos unas pizzas, a veces alguna cerveza”.

Guido Veneziale, referente barrial y cuadro político, muestra en su libro no solo el testimonio de la crisis en sus damnificados, sino también las respuestas territoriales de la militancia.

El cielo

Siguiendo la figura evocada por el artista Marcos López en su fotografía Asado en Mendiolaza, donde un grupo de amigos con camisetas de fútbol o en cueros comen un asado en las sierras cordobesas, y ubicados alrededor de un tablón recrean la pintura La última cena de Miguel Ángel, Veneziale crea el imaginario del cielo cristiano como un gran asado con amigos y familiares. Ese cielo es el que configura la construcción popular de un futuro aunque lejano, posible, y movilizador. /// PACO