Hace algunos años, en un intenso viaje a Bolivia, leí El lobo estepario en una cama destartalada de un hostel de La Paz que durante el siglo pasado había funcionado como conventillo. El colchón tenía el centro ahuecado y el movimiento de la estructura daba la sensación de que las soldaduras podrían separarse. Leí la novela de corrido. Cada cuarenta o cincuenta páginas iba al baño, que estaba inundado por una gotera en el termo de la ducha, y me lavaba la cara con agua helada en una actitud automática seminconsciente. El espejo estaba cubierto de sarro. Después de comer pescado crudo, o cocido, pescado como primer plato y excesivas frituras y someterme a alturas a las que no estaba acostumbrado durante veinte días, mi cara se descascaraba como piel de cebolla. Mientras me miraba pensaba en el teatro mágico que visitaba Harry Haller, ese pasillo en forma de herradura lleno de espejos. Por mi imaginación aparecían payasos gimiendo y elefantes trepando carpas de circo. Volvía a la cama confundido y agarraba el libro desde la página dónde lo había dejado. Ese día aconteció como un pasaje onírico dentro del viaje: todo lo vívido había quedado en otro plano.

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Pasé por otro tipo de autores y en un momento intenté leer a la generación beat. No me llamó la atención. Quizás porque los autores norteamericanos hablaban de una cultura que no me atravesaba, aunque consumo narrativa yanqui a través del cine con la misma regularidad con que como carne. De todas formas avancé con mis mecanismos compulsivos de hurgar. Hasta que me crucé, hace muy poco, con Hoy el cielo está azul y blanco, con manchas azul brillante y una luna pálida y pequeña y voy a destruir nuestra relación hoy de Tao Lin. Quedé medio manija después de leerlo. Un poco alterado. O había flasheado o indudablemente se trataba de un autor talentoso. Tardé más de una semana en procesar la información contenida en los relatos de Tao Lin y comprender que estaba fascinado, no sólo por la forma de narrar, sino por el tono absurdo que recorre sus historias.

Aunque mi posición económica ronda la pobreza desde que abandoné mi trabajo fijo, revolví librerías en busca de más libros de Tao Lin o de otros autores norteamericanos como Megan Boyle o Sam Pink. Nombres a los que llegué por casualidad cuando me enteré que Tao Lin pertenece a una corriente de escritores jóvenes aferrados de forma visceral a la narración literaria explosionada desde redes sociales, la Alt Lit: Alternative Literature. Pensé en la generación Beat o en el boom latinoamericano; pensé en esa necesidad de generar corrientes homogéneas democratizadoras de géneros artísticos bajo un rótulo que las identifique; pensé en el surgimiento de nuevas tendencias e intenté identificarme con alguna de ellas en lengua castellana.

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Sabía que Hernán Vanoli y Lolita Copacabana habían traducido y armado una recopilación de autores jóvenes yanquis y lo habían publicado por editorial Interzona. Cuentos de diez autores traducidos al castellano que desconocía por completo: Sam Pink, Noah Cicero, Ofelia Hunt, Tao Lin, Jordan Castro, Blake Butler, Heiko Julién, Lily Dawn, Frank Hinton, xTx. Historias cruzadas de personajes erráticos perseguidos por corrosivas relaciones con el entorno norteamericano, un país plagado de guerras y acusaciones a veces inverosímiles: un niñero que durante una visita al Museo de Historia de Chicago se da cuenta que cada día será un nuevo día; una madre cree ser la campeona del fracaso e intenta rescatar la falta de hambre de su hijo armando edificios con panceta frita; un joven encuentra a un viejo amigo crackero en un bar pueblerino dónde hay gente alcohólica y estúpidamente violenta; Tom y un amigo viven en una pequeña pensión en San Diego dónde un negro de treinta y pico y una cuarentona (que les da porotos refritos viejos de tres días) le proponen armar un trío sexual; dos relatos sobre alcohólicos al volante que terminan en granjas de recuperación de fin de semana; un tipo que mientras barre el piso piensa que su gato va a morirse de hambre, que debe escribir, tomarse un té verde orgánico con néctar de manguey, responder mails y pegarse un puto tiro; un tipo habla de muertos que aparecen en fotos; Beyoncé decide tener un perro; alguien intenta construir un cielo seguro; treinta y tres estrellas de mar, cuarenta y dos caracoles, dieciocho cangrejos, catorce langostas, diez olas, ocho gaviotas, doce peces, siete faros, cuatro pescadores, once pedazos de coral, dieciséis barcos a vela, nueve caballos de mar; y un puñado de carteles de esos que indican la dirección en la que tendrías que ir en caso que quisieras ir a la playa.

Los cuentos de Alt Lit están atravesados por una melancolía anestesiada y agradable que mantiene vivos a los personajes y posiblemente a sus autores con absurdas deformaciones narrativas. Hay historias de amor, metafísicas, algunas que coquetean con la ciencia ficción, pero todas historias que comparten desapego por formas arcaicas de pensar a la intelectualidad con más peso que la experiencia. La forma minimalista de la mayoría de los autores que forman parte de la selección de Hernán Vanoli y Lolita Copacabana hablan de mundos planteados desde supuestos absurdos que deambulan constantemente alrededor de la realidad.

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En el cuento «El vestido de estómago de mi madre» de Blake Butler, un oso habla con una mujer y luego tritura, traga y escupe a su hija. Ronald McDonald, un cuento de Sam Pink, cuenta la historia de un tipo que, enterrado en un pelotero de McDonalds, usa una media como almohada y amenaza a un pequeño que le pisa la oreja mientras juega con las pelotas de plástico. «Estoy listo para una muerte violenta», de Heiko Julién, es un manifiesto de amor corrosivo y dulcemente híbrido: «supongo que lo que más quiero es estar enamorado de verdad de una mujer que me ame hasta que la muerte indolora nos sorprenda de manera simultánea, pero alguien me dijo que a eso ya lo habían hecho en una película mala. De todas formas supongo que si es lo que de verdad quiero debería tratar de ser menos pija y más un amante. la vida es dura cuando estás diseñado para coger. y matar. arrancar carne fresca y destrozarla con tus dientes filosos y puntiagudos. 2/5 pija y 3/5 amante es la fórmula óptima para un buen hombre, pero soy adicto a ser un idiota y eso es un problema. pero gusto de vos. quiero ir al shopping con vos y pasear. y ahora te amo. te amo como un conejo ama el terror.»

Por último quiero hablar de «Vamos a tomar nuestro café y a terminar nuestras novelas y a echarnos al sol y a sentarnos en la oscuridad», de Tao Lin. Este breve relato uniforme cobró un sentido especial al releerlo una y otra vez: creo que podría convertirse en una remake literaria contemporánea del capítulo siete de Rayuela. Léanlo y piensen en sus parejas y en su ex parejas y en las mujeres u hombres con que alguna vez entraron a un supermercado y recorrieron góndolas y luego se tomaron de la mano y corrieron hasta el estacionamiento y antes de arrancar el auto les tocaron el hombro para hacerles saber que estaban ahí.

¿Quién quiere parecerse a Borges?

Esa misma semana en que leí la recopilación de Alt Lit me acordé del teatro mágico de El lobo estepario y pensé en el lugar que deseo ocupar. Me acordé de los espejos que representan eso que no vemos, los estados lastimosos de la angustia, la melancolía de escritores parados en sus baldosas de colores jugando con palabras como si fueran yoyós o trencitos de juguete. Es esa deformación de lo cotidiano lo que me hizo relacionar como contrapuestos a la novela de Hesse con un relato de Heiko Julien o de Noah Cicero: nuestros dispositivos de comprensión no provienen sólo de una meditación metafísica de autores eruditos, sino que también surgen del juicio de autores representantes de un ambiente marginal que deambulan por redes sociales con su propia intención literaria. Muchos de los exponentes de Alt Lit además utilizan plataformas de expresión que complementan con su papel literario, filman sus propias películas, suben discos propios de música a bandcamp y se graban dando instrucciones de cómo navegar por facebook con cámaras web o teléfonos celulares.

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Así, descubrí una marginalidad que me direcciona a una nueva búsqueda hacia la luminosidad: no soy un crítico erudito, no leí a Freud pero entiendo mi inconsciente, no leí a Nietzsche pero comprendo la angustia. Ese papel alternativo asemeja, en algún punto distante pero paradójico, a parte de nuestra generación con los exponentes de Alt Lit. Estar expuestos físicamente a distintos procesos sociales no supone que como observadores no compartamos mismos conflictos e inquietudes. Hablo de una postura literaria.

Entonces, la pregunta es ¿cuál es nuestro papel dentro de la nueva narrativa? ¿Sólo debemos buscar la erudición o podemos pensarnos como observadores con una sensibilidad menos catedrática y más visceral? El proceso que vivimos como escritores surge de las inquietudes sobre el pasado literario y del rompimiento de eso cánones. Los escritores marginales pueden encontrar respuestas metafísicas del origen o del sentido de la raza humana caminando por Parque Centenario fumando un porro o revisando a las dos de la madrugada el perfil de Facebook de un desconocido. El teatro mágico de Hesse o un video en Youtube de un nene que habla del universo.

Para dar un paso más en la comprensión del mundo de los autores de Alt Lit, entrevisté a los compiladores y traductores Hernán Vanoli y Lolita Copacabana. Hablan sobre

¿Qué tuvieron en cuenta a la hora de la selección de los cuentos?

La selección se fue construyendo en base a lecturas sistemáticas que Lola tenía sobre la escena de la Alt Lit, y luego, en base a eso, se hizo un corte final con los veinte cuentos que nos parecieron los mejores. Lo que intentamos hacer no fue una especie de “presentación de autores”, como hace por ejemplo las antologías de Granta, sino una selección de cuentos. Lo importante eran los cuentos. Cada uno tiene para nosotros un valor, y el panorama que pueden trazar se basa más en las diferencias que en ciertas similitudes que atraviesan a los autores como generación. Entonces, el hilo conductor fue nuestro gusto por los textos, por un lado, y por otro lado la sensibilidad generacional que los atraviesa aún en su heterogeneidad. En ese punto, el trabajo fue más un trabajo de valoración de cada uno de los relatos y de ulterior montaje, que de selección de un grupo de escritores.

¿Cómo lectores estamos acostumbrados a traducciones en castellano neutro. Y hay términos de esta traducción que son muy argentinos.

La traducción intentó establecer un balance entre el lenguaje coloquial en el que están escritos la mayoría de los cuentos y un castellanorioplatense, pero sin exageraciones. Había dos problemas: por un lado, no queríamos forzar un tono neutro, y por el otro, la herencia de las traducciones españolas en que leímos a buena parte de los escritores norteamericanos no podía ser obviada del todo porque nos habría sonado antinatural. Cada frase, cada cuento nos forzó a tomar decisiones en ese sentido. Y si bien es cierto que la traducción es argentina, al tratarse de cuentos, y al haber incluso variaciones en los registros al interior de cada cuento, lo que intentamos siempre fue establecer un equilibrio en lugar de apostar por un aplanamiento. Por eso, “crack-head” pudo ser traducido como “crackero cabeza de tacho”, pero tampoco nos privamos de utilizar “niños” en lugar de “chicos” o de “pibes” si el contexto, o el registro de cada autor, lo pedía. Incluso nuestro lenguaje más coloquial, y el lenguaje en el que escribimos, están contaminados por términos provenientes de las traducciones más neutras. Por eso tampoco queríamos sobreactuar la cuestión de una traducción “al argentino”. El punto de cocción que logramos para el asado puede gustar más o menos, pero creemos que se puede disfrutar y que es algo diferente.

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En el prólogo hablan sobre Tao Lin como sostén de esta literatura alternativa. ¿Son escritores que forman parte de un movimiento consciente o los puntos en común son casuales?

El movimiento existe, se corporiza en lecturas mutuas, reuniones, sociabilidad en la web y un sistema de valores fluctuante pero compartido. La “Alt Lit”, como señalamos en el prólogo, tuvo varios nombres, y también despertó una serie de críticas que en algunos casos pueden ser certeras. Algo que es importante para comprender este movimiento, desde Argentina, es que Estados Unidos es un país con una alta movilidad inter-estatal, por lo que los autores viven en puntos del mapa bastante alejados, y que las relaciones muchas veces se tejen a la distancia. No es un grupo de escritores que se juntan en un bar a hablar de literatura, aunque puedan coincidir en eventos específicos. Por eso, el movimiento es consciente al nivel en el cual hay creencias compartidas, una posición frente a las generaciones anteriores, y un entorno digital que materializa una serie de vivencias compartidas. Pero es un poco casual en el sentido de que la selección, si bien atravesada por estas cosas, no buscó la coincidencia sino más bien la dispersión.

¿Cómo fue el intercambio con los autores?

El intercambio fue muy amable y vía mail, aunque también de a momentos difícil, porque muchos de los autores se mudaron, algunos de pronto viajaban y no se conectaban por semanas, algún otro simplemente se colgaba. Pero estamos súper agradecidos a todos. Después, no son escritores que tengan una pose intelectual sino todo lo contrario, son más bien vitalistas, o autónomos, pero los une un rechazo bastante marcado al mundo de la burocracia académica.

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Los exponentes de la Alt Lit, ¿escriben para eliminar impulsos o son observadores con otro tipo de sensibilidad, menos catedrática y más intimista?

No creo que ninguno de los escritores que aparecen en nuestra selección escriban para eliminar impulsos o para desahogarse. Eso es muy amateur, y ellos, si bien en su gran mayoría no son profesionales, son muy serios con lo que hacen, y cuidan los resultados finales. Es una figura del escritor que creo es emergente, en el sentido de que es un vitalismo filtrado por lo digital, irónico o incluso sarcástico con respecto al realismo o los realismos del siglo XX, y no necesariamente anti-intelectual pero si anti-institucional. Después, la cuestión del intimismo creo que aparece en pocos relatos, aunque varios están narrados en primera persona, no usan un tono confesional. Lo que si hay es una sensibilidad, una relación intensa y problemática con las convenciones sociales, que muchas veces implica cierto aislamiento. Pero ninguno juega con la chapa de una sensibilidad extraordinaria: la construcción de la figura del autor pasa más por cierta naturalidad desconfiada con respecto a lo existente.

Entonces, ¿se puede comparar Alt Lit con las nuevas generaciones de escritores argentinos?

Creo que la comparación es muy difícil. Primero por las razones obvias de un contexto social, de un país que vive en guerra o al borde de la guerra, y que al mismo tiempo es una sociedad opulenta, con una complejidad diferente de la de Argentina. Después, las dimensiones del mercado literario norteamericano son otras, y si bien muchos de los autores publicaron en pequeñas editoriales que pueden ser similares a pequeñas editoriales argentinas, allá hay un sistema de revistas y de Workshops de “creativewriting” en las universidades que se referencian más en la tradición realista y no están obsesionadas con el formalismo como en la Argentina. La Alt Lit se opone en gran medida a un sistema que funciona, el de los journals y las revistas respetables que publican literatura, algo que en nuestro país no existe, porque no hay dinero ni instituciones de ese tipo. Después, claro que hay puntos en común desde la perspectiva de la vida en las grandes ciudades, la globalización, las redes sociales, y todas esas cosas.

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Hay una pregunta que ustedes hacen en el prólogo que me gustaría que la contesten: ¿Cómo se vinculan la intimidad, el amor o la amistad con el consumo?

Bueno, el consumo lo atraviesa todo, y la sensibilidad que puede leerse en la antología, creemos, enfrenta a ese problema desde una incomodidad y una desnaturalización que es interesante. Podría pensarse que está la gran política, la política exterior y la electoral, que está la política territorial que mantiene un sistema de tensiones con la política electoral. También está la micropolítica, que tiene que ver más con lo íntimo y con la subjetividad, con los dispositivos de enunciación en las interacciones cotidianas. Y también hay una mesopolítica, que tiene que ver con los mensajes y con las maneras de consumir, con las comunidades más o menos efímeras y la relación de pequeños grupos con grandes corporaciones, que a fin de cuentas tienen una gran parte del poder real, y se despliega en gran medida en la Internet, pero no sólo en la Internet. Creemos que esa dimensión atraviesa de una manera notable a la antología, obviamente que las otras dos también están, pero desde la materialidad propia de los textos, desde la Alt Lit en tanto formación, hay algo de ese orden que nos interesaba resaltar en el prólogo.

¿Creen que algunos de los autores de la compilación Alt Lit van a ser los exponentes literarios norteamericanos del futuro o su postura narrativa tiene fecha de vencimiento?

Atravesamos una época de grandes transformaciones, el mercado editorial está cada vez más concentrado. Amazon podría comerse a todas las librerías casi de un bocado, y las instancias de legitimación son cada vez más débiles para imponer sentido sobre lo literario, al mismo tiempo que la literatura enfrenta desafíos muy diferentes a los que enfrentó en su surgimiento al compás de la modernidad, y no por eso pierde vigencia para interrogar al mundo. Por eso, hablar sobre un futuro a mediano-largo plazo es muy difícil. Tao Lin ya es un autor de fama mundial, Blake Butler y Noah Cicero tienen una obra extensa, también Sam Pink anda por ahí, xTx no tan lejos, muchos fueron traducidos por Alpha Decay, en Argentina por Dakota Editora. Después, se verá cómo se desarrolla cada trayectoria individual. Lo que nosotros creemos es que el libro abre horizontes interesantes y da ganas de escribir y de leer aquí y ahora.

-Instrucciones sobre cómo escribir un poema (Heiko Julién): https://www.youtube.com/watch?v=qUzVUt5nAjk#t=35
-Jordan Castro, Animal Sounds: https://www.youtube.com/watch?v=M7zz4xQYYe8
-Trailer de Mumblecore: http://vimeo.com/24088956
-sitio de alt lit gossip: http://www.altlitgossip.com///PACO