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Alienígenas en una revista digital

En una entrevista de 1999 para la BBC, David Bowie anticipa que solo habíamos visto la punta del iceberg respecto a la internet y que su impacto en la vida de los humanos, bueno o malo, era inimaginable. Bowie caracterizaba a la internet como algo excitante, pero a la vez terrorífico. El periodista, un tal Paxman, le señala, un poco incrédulo, que internet era solo una herramienta, apenas un nuevo método para intercambiar información. No mucho más. Bowie disiente. No, no lo es. Es una forma de vida alienígena, subraya. ¿Hay vida en Marte?, se pregunta. Sí, y acaba de aterrizar en la Tierra. Bowie insiste en que internet iba a destruir nuestra idea de lo que representan y son los medios de cara al siglo XXI.

No es novedad que el alienígena se alió con las plataformas y, como Kang y Kodos, terminaron de colonizar nuestra atención e inconsciente con su lógica algorítmica. Sin embargo, el comentario de Bowie sirve para pensar, en una forma potencial, lo que internet pudo haber sido y lo que una publicación digital como Paco puede ser. Lo que quiero decir es que una revista digital no trata sobre internet como una especie de costumbrismo al estilo Pol-Ka, sino que se sirve de internet como medio. En pocas palabras, una buena revista digital, y en mi opinión Paco es la única verdadera, absorbe su ética. Digamos, una ética alienígena.

¿Hay vida en Marte?, se pregunta. Sí, y acaba de aterrizar en la Tierra. Bowie insiste en que internet iba a destruir nuestra idea de lo que representan y son los medios de cara al siglo XXI.

Una pequeña anécdota personal. 2018. Todos sabemos cuál era el clima ideológico de esos años y, creo que todos los que estamos acá sabemos el lugar qué Paco ocupaba en varias de las discusiones estéticas y políticas del momento, en especial las que giraban en torno a las fantasías y los límites del progresismo. Mientras que los medios, la cartografía cultural y las redes sociales se plegaban a lo que los censores de las buenas conciencias dictaran y pudiera exprimir en forma de likes, Paco… bueno, ya sabemos lo que hacía Paco. En una fiesta, una chica, muy captada por el fervor de esos años, me cuestionó cómo era posible que escribiera en una revista así. Cuando le pregunté si la había leído, me respondió ofendida que ella nunca leería un pastiche fascista y machista como Paco. La cuestión había quedado saldada. Sin embargo, le respondí. En Paco se cifraba una ética propia e individual, una ética sniper, pero sobre todo una ética, y los que participamos en esto sabemos cuánto escasea: una ética de la crítica. Le respondí como un lector.

Vayamos un poco antes en el tiempo, a los primeros años de la revista. Como muchos de los que estamos en este libro, yo primero fui un lector, un lector dependiente y adicto, y luego fui un colaborador, dependiente y adicto. En esos años estudiaba Letras y, como es de imaginar, era un garrón. En lo personal no conectaba, apenas tenía amigos y el resto del tiempo alimentaba mi conexión umbilical con internet. En pocas palabras, nada de lo que pasaba en la facultad era permeable a lo que pasaba afuera. Nada de lo que producía en la facultad parecía tener una relación con lo que pasaba en las redes, en los blogs, en YouTube, etc. Un día vino mi hermano y me dijo: “Tenés que leer Paco”. No tengo idea de cómo lo encontró él. Algo medio viral seguro, infeccioso. Creo que era un texto de Terranova sobre la pornografía. Empecé a leer la revista. Había crítica, reseñas, terroristas, una cobertura exhaustiva del mundial 2014, más pornografía, Assange, Malvinas, penas de muerte, francotiradores, corridas de toros, Perón, viajes a Vietnam, psicoanálisis, la Unión Soviética, ciencia ficción, Jorge Asís, Lovecraft, Ricardo Fort. etc. Y me volví adicto. Todos los días entraba al home a ver si había un texto nuevo. Dejé de leer los textos de la facultad y empecé a leer a los autores que leían y mencionaban en la revista. Houellebecq, Žižek, Groys, Agamben, Amis, Sloterdjdik, Vonnegut. Empecé a leer los libros de los que hacían Paco: Mavrakis, Terranova, Godoy, Vanoli, Robles. No faltó mucho para querer escribir como Paco. Le mandé un texto a Terranova por el Messenger de Facebook y me aceptó.

En Paco buscaba la lectura a contrapelo de lo que veía que sucedía en el resto de la red y el presente. La lectura opuesta de lo que parecía evidente y obvio. Pero sobre todo, la lectura distinta a lo que se suponía correcto. Entiendo que para la mayoría de los lectores de Paco eso era lo que encontrábamos y seguimos encontrando en la revista. Y mientras más críticas recibía la revista, más me gustaba. Era algo gregario. En ese sentido es que Paco necesita ser digital. Se escribe desde internet para internet con el ritmo caprichoso de internet. A veces acelerado. A veces dilatado. Se escribe con Wikipedia, con YouTube sonando, con Twitter, con Reddit, con foros, diarios, otras revistas digitales, con WhatsApp, con Twitter. Pero se escribe sobre Herzog, Kissinger, horror cósmico, terraplanistas o sobre Barbie. Sobre lo que encontramos explorando las ruinas.

Hace poco volví a ver Jackass. Todas las películas. Para mí son de las mejores películas que existen. Un grupo de hombres, jóvenes o viejos, lindos o feos, se juntan con el objetivo de hacer algunas proezas, algunas más estúpidas, otras más heroicas, con el simple objetivo de estar juntos y divertirse. Eso es lo que vemos en la pantalla y lo que me atrapa. En las películas se golpean, se gastan, hacen trampa, pero al final siempre ríen y nos comparten que todo es una excusa para estar juntos. A veces pasan 10 años entre película y película y todo sigue igual entre ellos. Jackass trata, en definitiva, sobre la amistad. Un dato que tal vez no todos conocen: los miembros de Jackass se conocieron haciendo una revista en Los Ángeles a mediados de los 90. No sé el nombre de la revista, pero me gusta creer que se llamaba Paco////////////PACO